Lo que yo quería en realidad era escribir una columna sobre la mejor hamburguesa de Nueva York. Pero cuando ya es demasiado tarde, descubro que las hamburguesas no dan bien en cámara. Eso y mis limitaciones como retratista. Imposible hacer justicia fotográfica a la carne ligeramente chamuscada por fuera y jugosa por dentro o a las súper crujientes patatas fritas. Tendréis que creerme sin verlo: todas las que he probado esta semana estaban espectacularmente deliciosas. Así que he optado por otro plato favorito de los neoyorkinos y mucho más fotogénico: el ramen, la tradicional sopa de fideos japonesa y sus infinitas versiones. Estos son los tres sitios más recomendables para comer ramen en la Gran Manzana:
Momosan Ramen & Sake (342 Lexington Avenue). Junto a la estación Grand Central y el edificio Chrysler. Abrió a principios de abril, lo dirige el chef de acero Masaharu Marimoto y es el restaurante de moda ahora mismo para comer ramen en Nueva York. Público joven y hípster que llena un local amplio y minimalista: paredes de ladrillo encalado y mobiliario de madera oscura. No se admiten reservas, pero a mediodía se puede comer sin colas. A mi acompañante y a mi nos seduce el ritual del sake. La camarera nos ayuda a escoger entre las 20 opciones que hay en la carta y nos explica que debe servirse hasta rebosar el vaso: es signo de generosidad y buena suerte. De entrante, delicioso platito de atún marinado con soja, algas y cebolleta con arroz.
El ramen de pollo, acompañado de una mini ración de kimchi, es nuestro favorito. Sabor intenso y a la vez mucho más ligero que el tonkotsu, el de caldo de cerdo. Bol de ramen: entre 10 y 14 dólares.
Momofuku Noodle Bar (171, 1st Avenue). En el Bowery. Fue el primer restaurante del chef David Chang, a partir del cual ha creado una cadena con locales en Nueva York, Washington, Toronto y Sídney, a cual más apetecible. Para mi es muy especial porque aquí descubrí el ramen en mi primera visita a la Gran Manzana y todavía lo considero un favorito. Escenografía de madera clara, cocina abierta y una gran barra común para comer a cualquier hora. En esta visita nos acompaña nuestra anfitriona en Nueva York, a quien le gustan sobre todo los entrantes, uno de los puntos fuertes de Momofuku: pepino picante y sobre todo los bocadillos al vapor de panceta y de setas shiitake.
Las raciones de ramen son generosas y mi acompañante y nuestra anfitriona se quedan pronto sin hambre. Yo me termino sin pestañear mi ramen de miso picante con pollo ahumado, huevo escalfado y sésamo. Podría haber sido más picante. Nos llevamos las sobras para la cena y el ramen sigue estando delicioso. Bol de Ramen: entre 14 y 16 dólares.
Totto Ramen (366, 52nd Street). En plena zona de teatros de Broadway. Domina desde hace años todas las listas de los mejores restaurantes de ramen de Nueva York y es la opción más tradicional. Aquí la cola resulta inevitable, y la camarera toma nota de los pedidos mientras la gente espera en la calle, pero la experiencia vale la pena. El local es uno de los típicos semisótanos neoyorkinos, un espacio minúsculo con la mayoría de asientos en torno a la barra, detrás de la que bullen sin descanso dos enormes calderos donde se prepara el ramen. Es el que más me ha gustado esta vez, sobre todo porque tienen una versión de ramen miso extra picante de llorar. Literalmente. Bol de ramen: entre 10 y 16 dólares.