En El Cuervo, el último pueblo al sur de la provincia de Sevilla, es el tema de conversación de los últimos días. “Es un abuso”. “Es raro que entre tus conocidos no haya algún multado”. “Habrá que pisar menos el acelerador”. Frases como éstas, entre tono jocoso y de resignación, se escuchan en cualquier corrillo o se leen en los grupos de WhatsApp y en los comentarios de las redes sociales. Se refieren al radar que llevaba inactivo desde hacía años y que está ubicado en la N-IV, una carretera por la que al día pasan miles de vehículos. Muchos de ellos, de cuerveños que van hacia algún punto de la provincia de Cádiz a trabajar.

El radar está ubicado a la salida del pueblo, en el kilómetro 618,8 de dicha vía. La Dirección General de Tráfico lo instaló en marzo de 2007. Aunque ha permanecido activo en varias ocasiones, llevaba al menos dos años ‘dormido’, sin cazar a conductores con exceso de velocidad. Pero la DGT lo activó de nuevo a mediados de abril. Fue pocos días antes del Gran Premio de España de Motociclismo, celebrado en el circuito de Jerez de la Frontera entre el 22 y el 24 de ese mes.

Este organismo, dependiente del Ministerio del Interior, pretendía controlar a los miles de moteros procedentes de toda España que durante esos días pasaron por El Cuervo, el único pueblo entre Madrid y Cádiz por el que sigue atravesando esta carretera. Desde entonces, los vecinos de  la población viven con el corazón en un puño cuando el cartero toca al timbre de la puerta de sus casas. Ahora son ellos quienes sufren la acción del radar.

12 MULTAS, 1.200 EUROS

El cuerveño Francisco Javier Cortés teme cuando ve aparecer al repartidor de Correos. Entre la semana pasada y ésta, ha recibido doce notificaciones de multas. El hombre, dueño de un restaurante en una pedanía de Jerez, tiene cuatro coches y todos ellos pasan varias veces al día por el temido kilómetro 618,8 de la N-IV.

“Tengo dos furgonetas para que se desplacen hasta el trabajo mis empleados, la mayoría del pueblo. Mi mujer, que trabaja conmigo, tiene otro coche. Y yo tengo uno propio. Todos hemos caído en el puñetero radar”, explica Francisco Javier, al que por cada multa la DGT le pide 100 euros. En total, 1.200.

Francisco Javier Cortés con hasta 12 multas que acumula por el radar de El Cuervo. Fernando Ruso

Este empresario cuerveño ha pagado las doce multas esta misma semana. Así, ha conseguido que el mordisco a su bolsillo sea menor. “Pagándolas antes de los 20 días posteriores a la notificación, el importe se reduce un 50%. Al final la broma me ha salido por 600 euros. Un mazazo”, dice notablemente molesto. “Esto es un atraco. Todo el mundo pensaba que ya no funcionaba”. Estaba equivocado.

La N-IV es una vía muy transitada ya que supone un ahorro para los conductores que circulan entre Sevilla y Cádiz. Las dos únicas opciones de ir desde la capital hispalense hasta la ‘tacita de plata’ son esta carretera o la autopista AP-4, de pago.

Al no existir autovía que una ambas provincias, muchos conductores conducen por ella para evitarse el pago del peaje a la altura de Jerez, pese a que circular por la carretera nacional implica un trayecto más largo. Los conductores de vehículos ligeros se ahorran 7,20 euros. Los de camiones, según su tonelaje, entre 12,70 y 14,10.

UN AHORRO CONVERTIDO EN “RUINA”

El motero José Antonio Ruiz, de 30 años, fue uno de los miles de seguidores de Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo y Marc Márquez que el último fin de semana de abril abarrotaron las gradas del circuito de Jerez. El chico, de Cáceres, pasó por El Cuervo sobre las diez de la mañana del sábado 23 de abril. Le acompañaba su mujer, también amante del deporte de las dos ruedas. A la pareja le llegó este lunes una multa de 100 euros. El radar ‘cazamoteros’ registró su moto circulando a 92 kilómetros por hora. 12 por encima de la velocidad permitida.

“Como cada año, nos desviamos por El Cuervo para ahorrarnos el peaje y vivir el ambiente del pueblo. Allí desayunamos. Nada más salir, se ve que nos hizo la fotito que esta semana me ha llegado a casa como la carta de los Reyes Magos”, explica el chico entre risas. “Vaya ruina”, añade.

Aficionados al motociclismo haciendo cola para entrar en el Circuito de Jerez en 2008.

La DGT no desvela cuántas multas ha puesto después de que este radar fijo se reactivara en abril. Este organismo explica que no ofrece registros individuales –sólo globales a nivel nacional- para “evitar que se establezcan rankings”.

Además, explica que si el dispositivo “está instalado, como es el caso, da igual que esté en funcionamiento o no ya que la obligación del conductor es circular dentro de los límites de velocidad impuestos para cada carretera”.

UN MILLÓN DE EUROS DIARIOS EN MULTAS

En 2014, las arcas del Estado recaudaron 1,05 millones de euros al día en multas impuestas a quienes infringieron las normas de circulación. Las últimas cifras disponibles corresponden a 2014, cuando la DGT recaudó 384 millones de euros en sanciones de circulación, según se recoge en las cuentas anuales del organismo dirigido por María Seguí.

La cantidad ingresada por multas en 2014 supone un repunte en la recaudación después de dos años de caídas, al pasar de cerca de 463,6 millones en 2011 a los 407,5 millones en 2012 y los 369 millones en 2013. El año en que Tráfico cobró más dinero por sanciones fue 2009 (466 millones), seguido de 2011 (463,6) y 2010 (457,9).

Tráfico tramitó un total de 4,25 millones de denuncias en 2014. De ellas, el 58% estaban vinculadas a la velocidad (2,45) y fueron impuestas por la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y por radares fijos, de tramo y helicópteros.

“MENOS MAL QUE NO QUITAN PUNTOS”

Ricardo Jiménez es otro cuerveño ‘damnificado’ por la actuación del temido radar. En sólo dos días –el martes y el miércoles de la semana pasada- recibió tres multas de la DGT. En una carretera por la que puede circular a 80 kilómetros por hora, a finales de abril pasó una vez a 90 km/h. A mediados de mayo lo hizo en dos ocasiones más con exceso de velocidad, una a 94 y otra a 92.  Como la mayoría de los vecinos de este pueblo que han sido ‘cazados’, al chico le ha llegado una sanción de 100 euros por cada sanción.

“Menos mal que no implica pérdida de puntos [del carnet de conducir]. Casi todo el mundo con el que hablo tiene que pagar lo mismo. Es normal porque no es una carretera por la que se suela circular rápido. La mayoría se ha pasado sólo en unos cuantos kilómetros por hora”, explica el chico. “Como me pensaba que el radar ya no estaba en funcionamiento –añade Ricardo- pues le presté menos atención a la velocidad a la que iba circulando”.

Desde hace un par de semanas, cuando los cuerveños empezaron a recibir las notificaciones de sus multas, la oficina de Correos de El Cuervo es un hervidero de ‘indignados’. Allí, como en las entidades bancarias, se pueden abonar las sanciones. El director de esta oficina, Juan Fernández, explica a EL ESPAÑOL que “cuando por aquí antes pasaban una o dos personas al día a pagar sus multas, ahora son diez o 12 diarias”.

El empleado de esta empresa pública de mensajería añade que “incluso se montan pequeñas colas de gente a la que le ha pillado el radar”. “Es evidente que [el dispositivo] está a pleno rendimiento”, dice con ironía.