Los ultras de Hogar Social Madrid 'se arman' con militares desahuciados por el Ejército
El grupo Hogar Social Madrid ha tomado un antiguo palacete de Defensa en el que murió el fundador de la Legión, José Millán-Astray; un guiño hacia los soldados que han quedado al margen de las Fuerzas Armadas. EL ESPAÑOL reúne en esas dependencias a la portavoz del grupo, Melisa Domínguez, al general Blas Piñar y a un antiguo caballero legionario.
12 febrero, 2017 01:34Noticias relacionadas
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El cabo legionario Terreros arrastra varios problemas de salud que merman sus capacidades. Ronda los 60 años y es un veterano del Sáhara. No encuentra un trabajo estable. Y malvive con su mujer y su hijo en un piso patera próximo al aeropuerto de Barajas. "Es un tío con carácter, ¡por algo es legionario!", cuentan algunos de sus allegados. Su perfil cumple con los requisitos que el grupo de extrema derecha Hogar Social Madrid exige para brindarle su apoyo: el cabo es español y, además, uno de esos "héroes desahuciados" a los que "el país ha dado la espalda". La organización, en un continuo proceso de expansión, lanza ahora un guiño a los ex militares que por un motivo u otro han quedado fuera de las Fuerzas Armadas.
"¿Cómo es posible que el Estado ayude antes a los refugiados que llegan desde Siria?". Melisa Domínguez, de 27 años, es la portavoz de Hogar Social Madrid, un grupo que bebe de varias ideologías de extrema derecha -aunque ellos prefieran denominarse simplemente "patriotas"-. Estudió Filosofía en la Universidad Autónoma de Madrid y ahora cursa un grado de Antropología Social y Cultural en la UNED. Habla desde un antiguo palacete de Defensa, en el número 107 de la calle Velázquez, en el madrileño distrito de Salamanca. Los techos son altos y hay goteras. Es la última vivienda que la organización ha okupado para convertirla en lo que ellos llaman su hogar.
Melisa frunce el ceño cuando se le pregunta si son fascistas o neonazis: "No nos molesta que nos lo llamen, sino el uso que intentan hacer de esos términos".
- Tiene una esvástica tatuada en el tobillo, ¿verdad?
- No lo admito. Es algo con lo que intentan hacernos daño a todo el colectivo.
La pasada semana cargaron contra establecimientos de la cadena Starbucks tras su anuncio de contratar refugiados. También lo hicieron con la mezquita de la M-30 o la sede de Ciudadanos, entre otros. Su bandera fue uno de los objetos incautados a la banda neonazi Skin Retiro tras su desarticulación, aunque ellos lo aducen a un "montaje policial".
La historia de Hogar Social Madrid se representa en las viviendas que han okupado. Cuando entraron en la antigua sede de Fórum Filatélico lo hicieron para denunciar la estafa que protagonizó la firma; con la okupación de los viejos estudios del NO-DO protestaron "por la infrautilización de grandes espacios por parte del Estado". De todos ellos han sido desalojados por la Policía.
Su nueva ubicación, a la que accedieron en diciembre de 2016, no es casual: en las dependencias del viejo palacete de Defensa -ahora de la Universidad Rey Juan Carlos- falleció el fundador de la Legión, José Millán-Astray. Así pretenden reivindicar la situación que viven los soldados de tropa y marinería, que a los 45 años terminan su vinculación con el Ejército para ser "reservistas de especial disponibilidad".
Melisa Domínguez lo describe en otras palabras: "Les dan la patada". Y pretenden abrazar a este colectivo. "Hemos ayudado a más de 30 legionarios que dormían en la calle, muchos de ellos en la Plaza Mayor. Allí duerme mucha gente, pero nosotros sólo vamos a la zona en la que están los españoles".
El trato de Hogar Social Madrid con los soldados se extiende a los repartos de comida que la organización celebra los domingos por la mañana. Los solicitantes deben inscribirse en un registro aportando algunos documentos, como el DNI que acredite que son españoles o los papeles que justifiquen su situación de desamparo. La portavoz de la organización señala que "muchos militares" les dan comida porque "consideran que lo que hacemos es lo correcto". También recogen alimentos a las puertas de los supermercados, actos que en ocasiones derivan en altercados: "Si nos atacan, nos defendemos", afirma Melisa Domínguez.
El general Blas Piñar
El palacete en el que murió Millán-Astray ya cuenta con un portero que abre y cierra las puertas a sus inquilinos. Una escalera de mármol caracolea hasta la planta superior. Allí, en algunas habitaciones, hay colchones para los inquilinos. Las viejas fotos reflejan a Millán-Astray acompañado de soldados mutilados. Sus nuevos ocupantes han dibujado algunos mensajes en las paredes: "La verdad antes que la paz" y "la usura es el cáncer del mundo". Los techos son altos y con goteras. En el balcón que da a la calle Velázquez se erige un mástil en el que ondea la bandera de Hogar Social Madrid.
EL ESPAÑOL reúne en el palacete a Melisa Domínguez y al general Blas Piñar Gutiérrez. Más tarde se unirá el legionario Guillermo Rocafort.
"Mi general", formulan los participantes antes de dirigirse a Blas Piñar, quien habla con autoridad: "Mis opiniones son mías, no represento a ningún colectivo", apunta el militar. El diálogo se tensa en algunos momentos. No se sienten representados por el término "extrema derecha". El general, en situación de retiro, no accede a fotografiarse en el palacete okupado por Hogar Social Madrid "para que la gente no llegue a conclusiones que no son". La conversación transcurre en la biblioteca del Hogar.
"Aplaudo que Hogar Social Madrid ponga el dedo en la llaga que afecta a tantos militares", apunta el general Blas Piñar, quien tiene contacto habitual con Melisa Domínguez. Ambos han coincidido en varias ocasiones en los programas emitidos en Radio Ya, una emisora que tiene “la defensa de España y su inquebrantable unidad” como leitmotiv. Comparten algunos "sentimientos": "El amor a España y el patriotismo, la lealtad y el servicio a los demás".
Le inquieta la situación política en Cataluña y señala que "el Ejército es el último garante de la unidad de España": "Muchos militares se tienen que aguantar y disimular, tragarse sus palabras para no tener problemas". Él sí los tuvo. Habla de "muchos líos internos" durante su trayectoria militar "por decir lo que pensaba". También de dos arrestos domiciliarios.
- ¿Es posible que algún día defienda estas tesis en el escenario político como ya lo hizo su padre? [Blas Piñar López se desempeñó como procurador en las Cortes durante el franquismo y después fundó el partido Fuerza Nueva consiguiendo un escaño en las elecciones de 1977].
- Jamás, porque yo soy 'contrasistema' y no creo en el sistema político. Lo llaman democracia porque nos dan un papelito que metemos en una urna, pero lo único que hacen es apoltronarse en el poder.
Guillermo Rocafort dirigió la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios. Pero insiste en que habla a título personal y no en representación de ninguna organización. Habla de los "peligros" que supone "no asistir" a los soldados que han quedado fuera de de las Fuerzas Armadas: "Son héroes de Afganistán, de Kosovo, del Sáhara… Pero muchos de ellos son legionarios y, como tales, son tíos con carácter, que pueden saltar. Lo que hay que hacer es demostrar humanidad con ellos, hacerles ver que no están solos. Hogar Social Madrid incide mucho en este aspecto".
¿Un germen político?
Los guiños que Hogar Social Madrid brinda al sector militar son, "cuanto menos, preocupantes", en opinión de diferentes asociaciones del ámbito castrense. "Esas organizaciones buscan protagonismo y no favorecer a los soldados afectados", argumenta Juan Carlos Tamame, presidente de la Asociación de Tropa y Marinería Española (ATME). "La extrema derecha pretende aprovechar el descontento del militar para sus propios fines", añade Antonio Martínez, de la Asociación de Militares de Tropa y Marinería (AMTM). Y Jorge Bravo, de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), advierte de que "llevábamos tiempo viendo a reservistas del Ejército acercándose a grupos ultra": "Puede ser una oferta golosa para la gente que está en una situación tan frágil".
Las asociaciones militares también alertan de los primeros pasos que los grupos de extrema derecha han podido dar en clave política. "Nos une mucho más de lo que separa", detalla un texto con las firmas de seis colectivos: Centro Social y Nacional (de Salamanca), Asociación Cultural Alfonso I (Cantabria), Iberia Crúor (Jaén), Málaga 1487, Acción Social Cádiz y Lo Nuestro (Murcia), según adelantó El Confidencial.
Todos estos colectivos, aunque actúan de forma independiente, están inspirados en Hogar Social Madrid. Melisa Domínguez aplaude "la creación de un tejido social" que responda a "los sentimientos" que defiende su organización.
- ¿Es Hogar Social Madrid el germen de algún partido político?
- No, no vamos a hacerlo. No es nuestro fin, por el momento.
- ¿Y en un futuro?
- Nadie puede decir lo que pasará en un día, una semana o un mes.
También analiza algunos de los movimientos populistas que han irrumpido en el escenario internacional en los últimos tiempos. El auge de figuras como Theresa May, Marine Le Pen o Donald Trump corresponden a "un momento histórico puntual". Sobre el filonazi Amanecer Dorado y su expansión en Grecia, señala que "empezaron creando un tejido social y dieron el salto a la política cuando el pueblo lo requirió en un momento de crisis".
No quiere opinar sobre el papel que jugaría en España un partido de características similares, que arrastre el descontento y el radicalismo de algunos sectores sociales. Los partidos ubicados a la derecha del PP -Vox, Falange Española de las JONS y La Falange- obtuvieron en las últimas elecciones generales del 26-J más de 56.000 votos. Por el momento, nadie ha sabido ocupar ese espacio. Pero Melisa Domínguez, portavoz de Hogar Social Madrid, no se atreve a aventurar qué ocurrirá en el futuro.