Ana Belén Ledesma, de 46 años, y su hija Ana, de 18, se unen a la lista de mujeres asesinadas por un hombre desde que comenzó el año, en la que también están Matilde de Castro, de 44 años; Blanca Esther Marqués, de 48; Toñi García Abad, de 33 años; María de los Ángeles, de 77 años [la incluimos en la serie, aunque hay muchos matices en esta historia como puedes comprobar aquí]; Virginia Ferradás, de 55 años; Cristina Martín, de 38 años; así como una mujer de 25 años cuyo nombre se desconoce.
EL ESPAÑOL contará la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.
Lunes, 13 de febrero. Son las 9.11 de la mañana en Daimiel (Ciudad Real). La discusión es acalorada en el número 38 de la calle Arenas. Allí vive Manuel, al que todos conocen como Piti. Tiene 57 años. Con él viven su mujer, Ana Belén Ledesma, de 46, y Ana, la hija de ésta última, que ya ha cumplido la mayoría de edad. Tras una discusión, el hombre acuchilla a su esposa, con la que había contraído matrimonio hace tres años, y a la joven. Una vecina escucha los gritos y da la voz de alerta. Poco después, la Guardia Civil detiene al agresor: viste calzoncillos y está manchado de sangre. Los servicios médicos encuentran todavía con vida a las dos víctimas, pero no pueden hacer nada para salvar sus vidas.
La consternación en el pueblo es absoluta. Las banderas lucen a media asta en la fachada del Ayuntamiento y los vecinos comentan con estupor las novedades del caso. Es un pueblo pequeño -apenas viven 18.000 personas- y muchos conocen a la pareja. Nadie se explica qué ha podido pasar para que Piti cometa este doble crimen. También comentan con incredulidad las cifras de violencia machista que sacuden Castilla-La Mancha: es el cuarto caso en lo que llevamos de año.
Ana Belén había nacido hace 46 años en la localidad albaceteña de Bienservida, pero llevaba en Daimiel desde hacía una década. Los vecinos la conocían por sus paseos frecuentes en el casco antiguo de la localidad. Se dejaba ver con frecuencia con sus tres hijas, fruto de una relación anterior, por la plaza de España, donde además de varios bares se encuentra el Consistorio: es el corazón de la localidad. Sus dos hijas mayores tienen, cada una, un niño. Muchos la conocían a Ana Belén como la abuela, por el orgullo con el que presentaba a los dos pequeños. La mujer también presumía de su hija pequeña, Ana, también asesinada por Piti: "¿A que es guapa?".
Todavía más conocido es Manuel, al que le saludan con el nombre de Piti. Él es natural de Daimiel y tiene 57 años. Ha pintado las casas de muchos de sus vecinos, actividad que ha desempeñado durante casi toda tu vida. Tiene varios locales, que alquila para diferentes negocios; uno de ellos debajo de su casa, ahora destinado a una juguetería. También tenía algunas empresas familiares que gestionaba con uno de sus hermanos. "Estaba muy bien asentado económicamente", comenta un conocido.
Ana Belén y Piti se casaron hace tres años. La familia del pintor no veía con buenos ojos el matrimonio y su relación fue distanciándose hasta quedar prácticamente rota. La pareja se estableció en la casa en la que este lunes se ha producido el doble crimen. Con ellos vivían las hijas de la mujer y sus nietos. La calle se ha sumido este lunes en un luto absoluto. Una vecina habla con voz nerviosa y quebradiza: "Si les veía todos los días, es impensable; he tenido que tomar varias tilas para tranquilizarme".
Un tatuaje y una vida en fotos
Ana Belén no tardó en tatuarse en el hombro derecho el nombre de su marido envuelto en un manojo de rosas y una mariposa. También le gustaba presumir de la nueva vida que había empezado a construir junto a Piti. "Ella hacía muchas fotos con su móvil y las compartía en las redes sociales", detalla una amiga. "Esta mañana, después del asesinato, han empezado a circular sus fotos por los grupos de whatsapp", añade la conocida durante la mañana de la víspera de San Valentín.
Pero el matrimonio, al poco de cumplir su tercer aniversario, no atravesaba su mejor momento. Ana Belén y Piti habían puesto en marcha algunos negocios que no habían arrancado. "La fortuna que él tenía se esfumó", añade un buen amigo del matrimonio, al que le cuesta articular las palabras.
Según sus explicaciones, el complicado escenario económico había derivado en tiranteces personales que el matrimonio ya creía insalvables. Ya habían iniciado los trámites de separación.
"Nunca crees que te puede tocar tan cerca"
"Que difícil es creer que algo así ha pasado aquí al lado", lamenta una mujer que trabaja en una frutería próxima al lugar en el que ha tenido lugar el doble crimen. Muchas tiendas han cerrado las puertas y un aluvión de periodistas se agolpa en el portal de la vivienda. "Se ven estas cosas por la televisión -añade la mujer-. Algunas veces pasan lejos y otras, más cerca. Pero nunca crees que te puede tocar tan cerca".
Una amiga de Ana Belén afirma que, pese a que el matrimonio no atravesaba un buen momento, nunca hubiera imaginado que algo así podría ocurrir: "Es imposible saber lo que pasa dentro de una casa. Seguro que han discutido por algún asunto relacionado con el dinero y todo se ha complicado. Es injustificable".
Pleno de condena y manifestación
El Ayuntamiento de Daimiel, encabezado por el popular Leopoldo Sierra, ha convocado un pleno para condenar el doble crimen que ha sacudido la localidad. El alcalde lamenta que dos de sus vecinas, Ana Belén y Ana, "hayan sufrido un crimen para el que no hay explicación". También se ha convocado una concentración en la plaza de España, a las puertas del Consistorio, bajo el lema "Daimiel, por la igualdad y contra la violencia de género": "Ojalá sea el último caso de los muchos que ya se han vivido este año en la Comunidad", suspira el primer edil.
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