Raimundo Aranda lleva trabajando 34 años en el Hospital Universitario de Móstoles (Madrid). Como celador, recorre los pasillos de este centro médico desde que abrió sus puertas hace más de tres décadas. Desde entonces -exceptuando vacaciones-, no ha faltado a su puesto de trabajo: “Todo el hospital me conoce”. Hasta hace una semana. Lleva siete días en casa -”dando paseos y saliendo a fumar para despejarme”, admite- sin tener noticias de su mujer María Dolores, después de que desapareciese el pasado martes tras dejar una nota en la que se despedía de su familia.

María Dolores, de 59 años de edad, se encuentra en tratamiento psicológico desde hace años debido sus constantes depresiones. Durante los últimos meses estos problemas se había agravado, llegando al punto de que 15 días antes de la desaparición, el martes 7 de febrero, su psiquiatra le recomendó el ingreso. Algo a lo que ella no accedió. “A partir de ahí tanto sus hijos como yo notamos una cierta mejoría. Salíamos de casa e incluso fuimos al teatro. Allí hasta sonrió. Se olvidó de sus constantes preocupaciones”, recuerda Aranda en conversación con EL ESPAÑOL.

Una aparente mejoría -que su marido no sabe distinguir si era real o ficticia-, que no se corresponde con su repentina desaparición. Durante la mañana del martes, según el relato de su marido, este se fue a trabajar al Hospital de Móstoles a primera hora de la mañana. Tras él, el hijo menor del matrimonio un par de horas más tarde, dejando la mujer en casa, como habitualmente. Siempre ha sido ama de casa y sólo ha trabajado fuera de ella algún verano limpiando colegios.

María Dolores lleva durante años en tratamiento psicológico por depresión E.E.

El hijo mayor -que no vive con la familia en Móstoles- llamó a su madre durante la mañana para preguntarle qué tal se encontraba. Ella, tal y como ha contado a la Policía Nacional, se encontraba “adormilada” y había desayunado y “poco más”. Durante esa llamada, también recordó a la desaparecida que esa misma tarde tenía una cita para acudir a un bufete de abogados para realizar una separación de bienes. “No quería divorciarse, sino que los bienes y el dinero fueran para tener un respaldo económico”, narró el hijo a los agentes, tal y como consta en la denuncia a la que ha tenido acceso este diario.

UNA SEMANA DESDE LA DENUNCIA

Esa cita con el abogado nunca llegó a producirse. Tras terminar su jornada laboral, el padre de la familia entró en la casa y ya no estaba su mujer. “La cama estaba sin hacer y la cocina sin recoger”, relata. Preguntó a varias de sus amigas con las que solía hablar por si habían estado durante aquella mañana con ella y todas las respuestas fueron negativas. Así que no tardaron en personarse en la Comisaría de la Policía Nacional de esta localidad del sur de Madrid para presentar la denuncia.

“Mujer de 59 años de edad, de 147 centímetros de estatura, de 60 kilos y calzando un 37. Usa gafas graduadas, tiene piel blanca y cabello corto, liso y rubio”, detalla el texto en el que también se recoge que la mujer se encuentra en tratamiento psicológico por depresión estando en la actualidad con medicación.

Fue entonces cuando empezaron a movilizarse a través de las redes sociales y con carteles con fotos de la desaparecida por el barrio para encontrar alguna pista sobre su paradero. Con pocas respuesta. Aranda explica que hasta este martes “tan sólo” ha recibido tres llamadas que aseguraban haber visto a su esposa. La primera de ellas, la situaban en Batán, una estación de metro de Madrid junto a la Casa de Campo. La segunda en la más céntrica estación de Príncipe Pío y la tercera última en Pinto, en una Farmacia en la que pudo estar comprando su medicación.

La familia ha puesto carteles por Móstoles para intentar encontrar alguna pista E.E.

Entre estas llamadas, a las 48 horas de denunciar la desaparición y mientras buscaban pistas por la casa, el hijo menor encontró sobre la mesa una bolsa de plástico en cuyo interior había una nota en la que la madre se despedía de la familia. Este diario ha podido comprobar esa carta de despedida pero por expresa petición del marido de María Dolores no reproduciremos su contenido.

Raimundo, que piensa reincorporarse a su puesto de trabajo próximamente “para no tener en la cabeza las 24 horas lo mismo”, asegura que la Policía Nacional no le ha informado sobre las líneas de investigación ni tampoco sobre las hipótesis que maneja. Reitera, una y otra vez, que su mujer necesita su tratamiento y tiene constancia de que no ha hecho ninguna retirada de dinero en ningún cajero. No obstante, no puede confirmar si ella si salió de casa con dinero que pudiese haber ido acumulando “en pequeñas cantidades” durante meses.