María José, la mujer que sobrevivió al cáncer pero no a su marido incendiario
Trabajaba en Pescanova y había sobrevivido a un cáncer hacía dos años. Emilio, de quien estaba divorciándose, planeó el crimen minuciosamente. Esperó en casa de María José a que ella llegara e hizo explotar la vivienda.
21 febrero, 2017 19:30Noticias relacionadas
María José Mateo García, de 51 años, es la decimotercera mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. Se suma a la lista de víctimas mortales de la violencia machista en España en 2017. En esta lista también están Matilde de Castro, de 44 años; Blanca Esther Marqués, de 48; Toñi García Abad, de 33 años; María de los Ángeles, de 77 años; Virginia Ferradás, de 55 años; Cristina Martín Tesorero, de 38 años; Ana Belén y Ana, madre e hija de 46 y 18 años; Carmen González Ropero, de 79 años; J.D.L.M., de 40 años (solo se conocen las iniciales); Laura Nieto Navajas, de 26 años; así como una mujer de 25 años cuyo nombre se desconoce.
En total, la serie 'La vida de las víctimas' contabiliza 13 mujeres asesinadas. EL ESPAÑOL está contando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.
Emilio Fernández Castro, de 47 años, lo había planeado todo días atrás. Fue en el lunes 20 de febrero cuando lo llevó a cabo. En torno a las ocho y cuarto de la tarde, María José Mateo, su esposa, de la que se estaba separando, volvía de hacer unas compras. Él la estaba esperando en casa, en el número 30 del Camiño da Pousadoura (Redondela, Pontevedra). Cortó la manguera de dos bombonas de butano. El gas impregnó toda la estancia. Minutos después, sirviéndose de la garrafa “tamaño industrial” de gasolina que había llevado consigo, hizo explotar la vivienda con la mujer dentro. Murieron ambos en el acto a causa de la deflagración.
El estruendo se sintió varias calles más abajo. En la panadería Manuel Avión, situada en la Avenida de Vigo (Redondela, Pontevedra), cundió la alarma. “Una explosión muy fuerte. Pensábamos que era un accidente en la carretera”, explica a EL ESPAÑOL una de las dependientas. Al rato, una vecina se acercó para decir que la casa de María José, Sesé para los amigos, estaba en llamas.
Rápidamente llamaron a los bomberos, que llegaron en torno a las 20:30 al lugar de los hechos. Cuando entraron, y lograron aplacar las llamas, se encontraron con dos cadáveres carbonizados en el pasillo que comunicaba el salón y la cocina con un dormitorio grande. Uno de ellos era el de María José Mateo. El otro, el de Emilio Fernández Castro. “La habitación afectada por el fuego era la habitación de matrimonio. Murieron porque de repente estaban en medio de una bola de fuego”, explica Félix Landesa, jefe de los Bomberos de Vigo a EL ESPAÑOL.
María José había superado un cáncer de mama
María José Mateo García tenía 51 años y era vecina de la parroquia de Chapela, un barrio a la orilla de la ría de Vigo de arraigada tradición pescadora. No en vano, Pescanova, una de las grandes empresas pesqueras del mundo, tiene su sede en el lugar. Allí, después de su madre, trabajó María José la mujer que este martes fue asesinada por su marido, del cual se estaba separando.
Cuentan los vecinos del barrio que María José y Emilio llevaban 8 años casados. Era el segundo matrimonio de ella; del primero tenía dos hijos, un chico, que vivía en el propio barrio, y una chica, cuya residencia se encuentra en las Islas Canarias. Hacía meses que María José había decidido cortar la relación. Se encontraban en trámites de separación. La mujer había rehecho su vida con una nueva pareja.
Hace dos años, a María José le diagnosticaron cáncer de mama al que sobrevivió. “Era una persona valiente, agradable, que luchó mucho. Vecina de aquí de toda la vida. Este año no dijo que le habían salido de nuevo unos bultos, pero que no nos preocupáramos, que eran benignos”, explica una vecina de la zona a EL ESPAÑOL.
Desde que lo dejaron, a Emilio no se le veía tanto por el barrio, aunque a veces iba a recoger al hijo que ambos tenían en común, de ocho años de edad, al cual llevaba y traía a las actividades extraescolares que desarrollaba. Según cuentan los vecinos a EL ESPAÑOL, una furgoneta que pertenecía al asesino fue hallada por los investigadores aparcado en el entorno de la casa.
La escena del crimen
Días antes del crimen, Emilio le había dicho al hijo que María José tenía con su primer marido que tenía "ganas de reventar la casa con ella dentro" pero que no lo hacía "porque había un niño de por medio". Sobre la vida del chiquillo que ambos tenían en común se temió durante bastantes minutos mientras los bomberos trataban de apagar el incendio en la casa. En un primero momento cundió el pánico porque no aparecía por ningún lado y se temía que hubiera perecido en el fuego.
La casa era de color gris y tenía tres pisos. En la parte inferior vivía la madre de María José; ésta y la pareja con la que había rehecho su vida residían en la parte superior, la que resultó afectada por la onda expansiva. Cuando se produjo la explosión, según testigos presenciales, la madre de María José, comenzó a gritar y a pedir auxilio. “Salvarlos, está mi hija y mi nieto dentro”, cuentan desde la panadería Manuel Avión.
Incluso cuando llegaron los bomberos se produjeron momentos de enorme tensión porque el niño seguía sin aparecer. “Recibimos llamada del 112. Se trata de un acceso malo, de calles estrechas. Observamos rápidamente una vivienda a la que le faltaba la fachada. Salía bastante fuego del interior”, explica el jefe de los bomberos a EL ESPAÑOL.
Durante dos horas no se tuvo ninguna noticia del menor y se temía lo peor, que hubiera perecido en la casa entre las llamas. Sin embargo, al final se conoció que el pequeño se encontraba bien. "Esperamos al juez. Por suerte, lo localizaron en la casa de los abuelos", explica Landesa. Su padre, antes de dirigirse a cometer el crimen, le había dejado en casa de sus progenitores, en otra parroquia de la zona. Emilio había llevado al niño al gimnasio, donde practicaba artes marciales. Eso fue a las cinco de la tarde, tres horas antes del crimen. Después de dejarlo en casa de sus padres cogió el coche y se dirigió al barrio de Chapela, directo a la casa de su expareja.
La ruptura en la violencia machista
Jorge Jiménez es psicólogo criminalista de la asociación Behavior and Law. Entre otras ocupaciones, se dedica a realizar perfiles criminales, muchos de ellos de violencia machista. Para Jiménez, lo sucedido en Redondela es un caso que suele repetirse en las agresiones de violencia machista. “Hay una fase crítica que es cuando la mujer que abandona al marido rehace su vida con otra persona. Esto al agresor le genera la certeza de que no va a volver ser nada como era. Se hace consciente del abandono y de la separación”.
Emilio lo planificó todo con antelación. En casos de violencia machista suele resultar algo recurrente. “La venganza tiene un componente de frialdad. No es algo oportunista o impulsivo. Es, en cierta forma, planificada. Quiere llevarlo todo para que salga como ha pensado. El mensaje del tipo es: voy a montar una muy gorda, vamos a saltar por los aires”, explica Jiménez.
Es habitual que esa agresividad coincida con el momento de la ruptura. “Generalmente, es cuando el marido se da cuenta de que la separación es definitiva. Ahí aumenta la agresividad y se producen, desgraciadamente, estos sucesos”, detalla Jiménez.
Jiménez coincide en su análisis con Rubén Sánchez Ruiz, psicólogo y formador en materia de violencia machista. Para Sánchez Ruiz, hay tres situaciones de alto riesgo para sufrir una agresión física: cuando el hombre quiere mantener relaciones sexuales y la mujer no, cuando la mujer verbaliza la ruptura sentimental y cuando la mujer está embarazada.
Dos bombonas y un bidón de gasolina
Esta mañana, martes 21, la casa de María José amanecía con graves destrozos. La onda expansiva produjo serios perjuicios en la vivienda. Los muros de carga exteriores salieron despedidos por efecto de la explosión. Las paredes del interior estaban calcinadas y la entrada del domicilio, repleta de ladrillos y cascotes de las paredes de la tercera planta, donde se produjo el crimen.
Las evidencias de cómo actuó el presunto asesino y suicida permanecían allí. “En el salón había una estufa con la botella de butano fuera y con la goma colocada pero seccionada”, explica Landesa a EL ESPAÑOL, el jefe de los bomberos del operativo. Con un cuchillo hallado en la cocina Emilio cortó la goma de esa bombona y la de otra que hallaron en el salón. Los cuerpos fueron hallados juntos.
La Delegación del Gobierno en Galicia ha señalado que el hombre tenía supuestamente "todo preparado para ocasionar la explosión mortal". Tras la confirmación del crimen de violencia machista, los ayuntamientos de Redondela y de Vigo han realizado esta mañana sendas manifestaciones para repudiar el crimen. Los familiares tuvieron que recibir asistencia psicológica de forma inmediata.