Año 2004. José María Ruiz-Mateos, el empresario jerezano que levantó —por dos veces— el imperio Rumasa, convoca a sus 13 hijos a su despacho de Somosaguas, desde donde dirige un conglomerado de sociedades para las que trabajan unas 6.000 personas. El patriarca empieza a dar los primeros signos de una débil salud pero mantiene su carácter impetuoso, a veces soberbio. La mano le tirita y no es por el miedo a la trascendencia de la decisión que va a ejecutar, los espasmos son frutos de un incipiente párkinson. Allí, delante de todos, anticipa a sus vástagos su legado y pone el tembloroso dedo sobre Zoilo, José María, Alfonso, Pablo, Javier y Álvaro. Los seis varones gestionarán la compañía, siempre bajo su tutela; y ellas vivirán de una asignación anual. Todos firman sin rechistar.
Hoy, el que pone el dedo sobre los varones Ruiz-Mateos Rivero es el juez de la Mata, que ha cerrado la instrucción del caso por el que el Fiscal Anticorrupción pide 16 años para cada uno de los seis hijos que estuvieron al frente de Nueva Rumasa por presuntos delitos de estafa, blanqueo de capitales y alzamiento de bienes. Nadie sabe dónde pueden estar los 82 millones de euros que, según la tesis del juez instructor, los acusados fueron retirando de las cuentas de las empresas.
La tesis que defiende el Ministerio Fiscal choca con la aparentemente frugal vida de los seis hijos varones de Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada, fallecido en septiembre de 2015. Zoilo, José María, Alfonso y Pablo hacen gala de una subsistencia austera alejada de lujos, mientras que Javier y Álvaro siguen cumpliendo condena en la prisión de Navalcarnero por delitos contra la Hacienda Pública y alzamiento de bienes. Pero, ¿quiénes son y qué hacen los herederos del ruinoso imperio Rumasa?
ZOILO RUIZ-MATEOS RIVERO, EL MÁS AFECTADO
Zoilo Ruiz-Mateos Rivero, 55 años, el mayor de los hermanos varones, está casado desde 1988 con Carmen Fernández-Durán Soto, que aborrece salir en los medios de comunicación desde mucho antes de que estallara el caso de los presuntos pagarés falsos que investiga el juez de la Mata. El matrimonio tiene tres hijos mayores de edad y vive en una casa pareada situada en una urbanización de nivel medio de Pozuelo de Alarcón. La vivienda está embargada como la totalidad de los bienes de los que dispone la familia.
Según la tesis de su círculo más cercano, Zoilo es, de todos los hermanos, quien lo ha pasado peor por el estallido de la burbuja de Nueva Rumasa, de la que llegó a ser presidente. Llegó a captar más de 337 millones de euros mediante 13 sucesivas emisiones de pagarés en la que participaron más de 4.100 personas.
Zoilo es abogado, muy creyente, exquisito en las formas, futbolero del Atlético de Madrid y la referencia del resto de sus hermanos, en quienes genera, desde la falta de su padre, un gran respeto. Cuando todavía vivía el patriarca de la familia Ruiz-Mateos, el mayor de sus seis hijos siempre lo acompañó, cumpliendo —aseguran fuentes cercanas a la familia— los dictados del empresario jerezano a rajatabla. “Y como para no cumplirlos, ¡les pegaba unas voces! Eran tipos grandes pero su padre los trataba como a niños chicos”, comentan.
Actualmente, como el resto de sus hermanos, Zoilo asesora empresas de amigos sin que nadie sepa quienes están detrás de su empleo. Todos temen que el fracaso empresarial de Nueva Rumasa pueda salpicar a quienes han tendido la mano a los herederos del que fue el empresario más rico de España.
“Todos han tenido mucha suerte con las mujeres que tienen, les han servido de apoyo, y, en determinados casos, hasta de sostén económico”, explica a EL ESPAÑOL la oficiosa portavoz de la familia, que pide no revelar su identidad.
JOSÉ MARÍA RUIZ-MATEOS RIVERO, EL EXPUESTO
José María Ruiz-Mateos Rivero, de 50 años y economista, está casado con Cristina Figueroa, hija del marqués de Santo Floro, Agustín de Figueroa y Gamboa; sobrina del cantante Raphael y descendiente del conde de Romanones. Con ella tiene cinco hijos, todos menores de edad. “Los presentó un amigo, al que no puedo citar, en Madrid; eran personas muy relacionadas, era de esperar que terminaran coincidiendo”, explican las mismas fuentes. Ella tiene un negocio de ropa, organizando showrooms; él asesora a empresas agroalimentarias, motivo por el que su cuñado italiano, el marido de su hermana Begoña, apartada del resto de la familia, dijera de él que “se ganaba la vida vendiendo lechugas”.
Sobre José María, que llegó a ser el gerente de Nueva Rumasa, ha caído en numerosas ocasiones la responsabilidad de dar la cara en público, algo que se explica por sus buenas dotes como comunicador, pero decisión que le ha conferido una imagen de persona tosca que, según quienes lo conocen, no se corresponde con la realidad. “Es el más mediático, pero no hace nada sin el visto bueno de sus hermanos”, confirman.
Tanto José María como el resto de sus hermanos viven apartados del foco mediático. “Apenas comen en la calle, primero porque no quieren ser vistos; segundo porque no tienen dinero para este tipo de lujos”, certifica quien mantiene contacto con ellos de forma continua. Futbolero y del Atlético de Madrid, como su hermano Zoilo, sale a correr —“que es gratis”, apuntan— por otra urbanización de Pozuelo, donde vive con su familia en una casa embargada. Apenas frecuenta Sotogrande, donde llegó tener casa y amarre, que fueron embargados.
ALFONSO RUIZ-MATEOS RIVERO, EL "BUENAZO"
El tercero de los varones Ruiz-Mateos Rivero es Alfonso, 48 años y abogado, que vive en Marbella desde 2007 junto con su esposa, la también abogada Alejandra Cruz-Conde, cónsul honoraria del Reino Unido en Cádiz. Ambos trabajan juntos en el despacho que fundó el padre de ella, el abogado Rafael Cruz-Conde de Tangil, que murió en 2012 y estuvo vinculado a la trama del caso Malaya. Ambos tienen cinco hijos, todos menores de edad y todos varones.
Alfonso es, de los varones, el hijo más vinculado a su madre, a quien prestó una vivienda unifamiliar pareada en la que esta vive en Aravaca (Madrid) después de que la familia dejase —embargada por el BNP tras el impago de seis años de hipoteca— la vivienda insignia de los Ruiz-Mateos de la calla Alondra, 2, de Somosaguas, una zona residencial situada en Pozuelo de Alarcón. Mientras, el matrimonio de abogados sigue viviendo en Marbella, en una urbanización de clase media alta pegada a la montaña, sin vistas a la playa, pero con piscina. “Él es un buenazo”, apuntan. Es religioso, “pero sin alardear de su religiosidad”.
La familia siempre ha estado vinculada al Opus Dei, una orden ultracatólica que habría recibido de los Ruiz-Mateos al menos seis millones de euros. Tanto que el empresario consiguió la medalla de la Orden de San Gregorio Magno, una presea con la que el Vaticano distingue a quienes apoyan a la Iglesia. En la actualidad, los hijos de José María, Pablo y Javier —nietos del supernumerario patriarca— reciben educación católica en el colegio del Opus de Madrid gracias a las becas que reciben de la Orden.
PABLO RUIZ-MATEOS RIVERO, EL DESCONOCIDO
El cuarto de los hermanos es Pablo, de 45 años, y es licenciado en Económicas y Administración y Dirección de Empresas. Se casó en 2002 con Mara Castillo Lapetra, una enfermera que trabaja en Madrid, con la que tiene cuatro hijos, todos menores. Todos viven en una casa de Pozuelo, muy descuidada en cuanto a jardinería y con una piscina en la parte trasera abandonada. “Es que no tienen dinero para gastar en jardinero”, insiste la portavoz de la familia.
A su juicio, es el gran desconocido de los Ruiz-Mateos. “Es una persona muy callada, habla poco pero cuando lo hace, acierta en lo que dice”, apuntan las mismas fuentes. Dicen de él que “es brillante” y trabaja con su hermano José María asesorando a empresas del sector agroalimentario. En el anecdotario figura su demanda por despido improcedente a Trapa, una empresa del conglomerado familiar.
JAVIER RUIZ-MATEOS RIVERO, EL "PROFESOR"
El quinto de los hermanos Ruiz Mateos es Javier, 43 años, abogado y encargado de la financiación de Nueva Rumasa. Está casado con la periodista Lavinia Mateos desde 2001 y juntos tienen cinco hijos, cuatro niñas y un niño, todos menores. El que fuera director de las bodegas Garvey dejó su embargada casa en Pozuelo y está en prisión por delitos contra la Hacienda Pública y alzamiento de bienes y cumple condena desde el 28 de enero de 2015 en la cárcel de Navalcarnero, de la que sale de vez en cuando gracias a los permisos que disfruta pese a no estar todavía en tercer grado. Además, ambos tienen que pagar una multa de 1,8 millones de euros por el impago del IVA en la compraventa del hotel Tres Coronas de Peñíscola.
De la cárcel no salió para despedir a su padre cuando falleció al poco tiempo de ingresar sus hijos en prisión, pero sí para acudir al entierro de su hermana mayor, Socorro, que falleció a mediados de enero de este año después de padecer leucemia.
Javier en la cárcel es conocido como ‘el profesor’, por las veces que atiende al resto de presidiarios. La férrea disciplina impuesta a los varones Ruiz-Mateos, tendente a un régimen castrense, ha facilitado —según detallan quienes lo conocen— su adaptación a la vida en prisión. Hasta Navalcarnero van mucho sus hermanos, su mujer y sus hijos. “Ya está más recompuesto, llegó a perder mucho peso, pero lo ha pasado muy mal”, aseguran. Allí juega al fútbol, una de sus aficiones. Pese ayudar a su madre, Teresa Rivero, en la gestión del Rayo Vallecano, Javier es un confeso seguidor del FC Barcelona.
ÁLVARO RUIZ-MATEOS RIVERO, EL SOLTERO
El menor de los varones Ruiz-Mateos Rivero es Álvaro, 39 años, que está separado de Ana Suárez de Lezo, que había sido novia de Rafael Medina, hijo de Naty Abascal, y mantiene una estrecha amistad con la actriz Elsa Pataky. El punto final definitivo al matrimonio, que se oficializó en 2011 en Córdoba, ha sido reciente, en el pasado verano. La pareja no tenía hijos.
Quienes conocen a la pareja sitúan la condena que cumple junto con su hermano en Navalcarnero como el principal culpable de la ruptura. Antes de ingresar en prisión por delitos contra la Hacienda Pública y alzamiento de bienes, ambos vivían en una céntrica calle de Madrid, justo a la espalda del Paseo de la Castellana, en un piso propiedad de la familia ella, una de las firmas de abogados más prestigiosas del país.
Ahora, en los permisos que disfruta, duerme en la casa en la que vive su madre y recientemente ha saltado de nuevo a la luz pública tras ser condenado a dos meses de cárcel por pegar una paliza en 2012 a dos jóvenes en una discoteca de Baqueira (Lerida). El menor de los varones Ruiz-Mateos evitará engrosar su presencia en prisión después de pagar 960 euros por los que le ha sido conmutada la pena. Tampoco deberá indemnizar a sus agredidos con los 85.000 euros después de llegar a un acuerdo con ellos antes de celebrarse el juicio.
LAS QUEJAS DE LA FAMILIA
Los varones Ruiz-Mateos Rivero se quejan amargamente en un comunicado de que se le esté dando publicidad a la petición de Anticorrupción de 16 años de cárcel para cada uno de ellos. A la vez, critican que no se le dé difusión a las 13 condenas sentencias absolutorias en su favor.
Las mismas, ya firmes, abarcan desde 1996 hasta 2011, fecha en la que el grupo Nueva Rumasa pidió su declaración en concurso de acreedores. En ellas, explica su abogado Juan Manuel García-Gallardo Gil-Fournier, “la razón de las absoluciones es variada, pero suele fundarse bien en que no había defraudación tributaria, o alzamientos de bienes, o bien en que los hermanos Ruiz-Mateos Rivero no tenían poder de decisión, y el dueño y administrador de hecho de las sociedades era su padre, José María Ruiz-Mateos Jiménez de Tejada”.
Ahora, deberán defenderse de los presuntos delitos de estafa, blanqueo de capitales y alzamiento de bienes según se desprende de la instrucción del juez de la Audiencia Nacional José de la Mata. Una causa que afecta a los seis varones y a otros tantos familiares y colaboradores de los Ruiz-Mateos. El titular del Juzgado Central de Instrucción 5 exculpa a Teresa Rivero.
LAS HIJAS
El juez ha estimado oportuno exculpar también al resto de hermanas Ruiz-Mateos Rivero. Begoña, licenciada en Geografía, está casada con el italiano Antonio Biondini, y apartada del resto de la familia. Desde esa posición defiende a José María Ruiz-Mateos padre y critica a los hijos varones de este, a quienes culpa del fracaso de Nueva Rumasa y de esconderle dinero a los acreedores. Patricia está casada con el empresario jerezano Joaquín Bohórquez. Almudena es enfermera y está casada con Alberto Wicke. Rocío es pedagoga y está casada con Luis Ojeda. Paloma es relaciones públicas y está casada en segundas nupcias con Juan García Jarana. Por último, Nuria, casada con Marcos Fernández Halcón.
Begoña, que su propia madre definió a EL ESPAÑOL como una “bruja”, ha anunciado que se querellará contra sus hermanos por ocultar el dinero de la herencia con el objeto de montar una nueva versión de Rumasa.