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Fueron, cifra arriba o cifra abajo, un centenar de disparos. Los terroristas, tres o cuatro, aguardaron al parecer en aquella marquesina de la donostiarra avenida de España –hoy de ‘la libertad’-. Esperaron a que mi abuelo abriese la puerta del coche y abrieron fuego. El claqueteo de aquella ráfaga se oyó por toda la calle. Mi padre, mis tíos, mi abuela; lo escucharon desde casa. Esperaban su llegada para comer y se encontraron con el atentado y con la muerte.
El chófer, José María Elícegui, recibió dos balazos en la cabeza. Uno de sus escoltas, Alfredo García, yacía muerto en el suelo, Los otros dos, Antonio Palomo y Luis Francisco Sanz, estaban malheridos. No tardarían en perder la vida. Lo mismo ocurriría con mi abuelo, Juanmari Araluce, presidente de la diputación de Guipúzcoa y consejero del Reino.
“No va a pasar nada, un atentado contra la diputación sería un acto anti-político”, cuentan que le dijo a un sacerdote amigo apenas unas horas antes. Trataba de restar importancia a las amenazas que acogotaban a mi familia desde hacía años. “Soy vasco, no harán nada contra mí”, era otro de los argumentos que solía repetir. No le conocí y no le he podido preguntar si de verdad estaba convencido de ello o sólo quería tranquilizar a su mujer, mi abuela Maite. Seguramente lo segundo.
No sobrevivió al quirófano. Era el 4 de octubre de 1976.
Siempre hemos sabido lo que ocurrió. Que lo mataron y que mi abuela dijo que perdonaba a los asesinos. Que con los años ella se vino a Madrid con sus nueve hijos para vivir lejos de aquella muerte en vida. Para alejarnos de cualquier resquicio de odio con el que pudiésemos crecer.
Pero hay una pata coja en esa mesa. Poco se sabe de los asesinos y del recorrido judicial que ha podido tener el caso. Por un lado, porque al año siguiente –en 1977- llegó la amnistía general sobre los pistoleros de ETA: se destruyó mucha documentación sobre los terroristas y sus atentados. Por otro, porque los pocos papeles que puedan existir se encuentran repartidos y maltratados en diferentes archivos en los que se agolpan infinidad de legajos. Respuestas a preguntas que carcomen a miles de víctimas.
Sobre mi abuelo sólo se han encontrado dos documentos, aunque el sumario judicial sigue sin aparecer. Uno explica que el tribunal militar de Guipúzcoa se inhibía del caso para que la justicia ordinaria se hiciese cargo de él. Habla de “don José María Araluce y Villar (nombre erróneo, era Juanmari) y cuatro personas más (sin nombres ni apellidos)”. Otro documento habla de “autores desconocidos” y dicta el “sobreseimiento provisional” del caso. Ambos fueron hallados en fechas recientes en el Archivo Central de los Juzgados de Instrucción de Madrid en plaza de Castilla y en el Libro Registro de la Sección 5 de la Audiencia Provincial de Madrid.
¿Y el sumario? Puede que esté en alguno de los ocho fondos que en los últimos años ha registrado la Oficina de Asistencia e Información a las Víctimas del Terrorismo de la Audiencia Nacional. Cuatro de ellos están en Madrid: son los archivos del Tribunal Militar Territorial Primero, de la Audiencia Nacional, de los Juzgados de Instrucción y de la Audiencia Provincial. Los otros cuatro están en Burgos (Gobierno militar), La Coruña (Tribunal Militar Territorial Cuarto), en Ferrol (Archivo Intermedio Militar Noroeste) y en Salamanca (Centro Documental de la Memoria Histórica).
En esos registros figuran escritos fundamentales que podrían servir para aclarar las circunstancias en las que se cometieron más de 300 crímenes sin resolver de ETA. No está previsto que la banda terrorista aclare estas circunstancias en el gesto de desarme que escenificará el próximo sábado, 8 de abril.
Los documentos, 40 años después
El trabajo de la Oficina de Víctimas de la Audiencia ha servido para encontrar causas que llevaban desaparecidas cuatro décadas. Como la de Víctor Legorburu Ibarreche, alcalde de la localidad vizcaína de Galdácano asesinado en febrero de 1976. Hablamos con su hijo, con el mismo nombre que su padre:
- ¿Dónde encontraron el expediente?
- Fue hace un año. Por lo visto había dado muchas vueltas: Bilbao, Madrid… Lo encontraron en Salamanca.
- ¿Y qué hay en esos papeles?
- Bastantes cosas. Sé que el caso no cambiaba nada, sobre todo porque un año después del asesinato llegó la amnistía general y se destruyeron muchos documentos. Había un dato curioso: según la prensa fueron cuatro los terroristas y los papeles dicen que tres.
Víctor Legorburu, de 65 años, habla del atentado en el que mataron a su padre, “una trampa mortal”: “Lo hicieron muy bien, le ametrallaron cerca de casa, en Galdácano, en un sitio en el que no podía escapar”. Con los años también se fue a vivir a Madrid, donde desarrolló “una capacidad de inhibición” que nunca creyó tener: “Viví mandando el atentado al subconsciente”.
Por eso le sorprendió la llamada que recibió hace un año. El departamento de la Audiencia le comunicaba -“me alegré mucho de que se acordaran de mí”- que habían encontrado la causa de su padre. “Pero lo importante es saber quién hay detrás -incide-. Los que empuñan el arma son unos fanáticos terroristas, pero ¿quién hay detrás?”. Una cuestión que de forma rápida y concisa sólo se puede responder de una forma: “Muchas cosas y mucha gente”.
“El derecho a la verdad”
Juanfer F. Calderín, periodista y autor del libro Agujeros del sistema: más de 300 asesinatos de ETA sin resolver, se hace una pregunta similar: “Realmente, ¿cuántos crímenes hay resueltos? Se considera como tales los que tienen una sentencia condenatoria. Pero cualquier otro crimen, los que no son de terrorismo, sólo se consideran cerrados si se conoce a todos los implicados”. Y enumera: “En un atentado terrorista hay, de arriba a abajo, un arquitecto que manda, un autor material, un colaborador necesario que ofrece la logística y los cómplices e informadores”.
Por eso lamenta: “Si nos fijamos en todo eso, quizá hay apenas un puñado de asesinatos de ETA resueltos”. No basta, insiste, con que un caso se dé por cerrado cuando “sólo existe una condena sobre alguien que facilitó la información para cometer el atentado”.
Los legajos que se acumulan en dependencias judiciales son “incontables”: “Ni el Estado sabe cuántos documentos o papeles puede tener en su poder”.
- ¿Podrían servir para resolver casos sin juzgar?
- Por supuesto. Un caso clamoroso es el de Hortensia González Ruiz y Antonio Ramírez Gallardo. Mataron a ambos en la madrugada del 6 de enero de 1979 en Beasáin (Guipúzcoa) porque él era guardia civil. Los conocían como los amantes de Cádiz.
En 2012, según explica Calderín, la Audiencia Nacional no reconocía a Hortensia González como víctima del terrorismo. No tenía constancia documental de su asesinato. El periodista recoge el caso en su libro:
“La Audiencia Nacional, tras ponerse en contacto con la Guardia Civil, el Instituto Armado fue incapaz de proporcionar información alguna. La misma respuesta dieron los juzgados provinciales. Ese año la Presidencia de la Audiencia Nacional elaboró un informe en el que detalló que solo quedaba recurrir 'al Juzgado de Paz o, en su caso, al Registro Civil del lugar' donde se produjo el atentado para que, 'consultados los libros de fallecimiento', estos órganos pudiesen indicar si existe 'algún dato' relativo al doble asesinato. Finalmente, en abril de 2013, llegó un hilo de información. Fue entonces cuando se constató que el caso fue gestionado en un primer momento por el Juzgado de Instrucción número 1 de Tolosa”.
Tirando de ese hilo se obtuvo el recorrido judicial del crimen. Los papeles, sin saberlo siquiera la Audiencia, se encontraban en sus dependencias. También se hallaron los informes de balística que, cotejados con otros datos, vinculaban el doble asesinato con el terrorista Juan Antonio Madariaga Erezuma, ya condenado por varios delitos a finales de los 70 y principios de los 80 por su vinculación con ETA. Legajos olvidados que han servido para reabrir el caso.
“Se puede hacer justicia”
Hablamos con Aurora, hermana de Hortensia González. Habla con marcado acento gaditano desde Algeciras. A sus 62 años: “Tenía 24 cuando mataron a mi hermana y aún sigo tomando pastillas”. Vivía con su marido, también guardia civil, en la casa cuartel de Ordicia (Guipúzcoa). Tres meses antes del asesinato y por culpa de la presión con la que convivían perdió un niño que estaba esperando.
Responde con ánimo:
- ¿No le importa que le haga alguna pregunta sobre el atentado?
- ¡Claro que no! Desde el asesinato me han llamado muy poquitas personas.
La reapertura del caso le supuso “mucha alegría”: “La esperanza es lo último que se pierde”. Y eso que durante décadas creyó que el asesinato de Hortensia se había escurrido por el sumidero del olvido: “Cada vez que veía un crimen de ETA, pensaba… ni lo sé. Que nadie más tuviera que pasar por algo así nunca más”.
- Esos papeles perdidos le han servido para reabrir el caso. El asesinato se cometió en enero del 79. Si llega tan tarde, ¿es justicia?
- Sí. Si se quiere, se puede hacer justicia.
Bajo este escenario burocrático se encuentran respuestas a muchos de los casos sin resolver. La verdad se amontona, carcomida por el paso de los años, en archivos desconocidos para la mayoría. En muchas ocasiones, como en el caso de Hortensia, ni las propias instituciones conocen la documentación que albergan.
A continuación reproducimos la lista de asesinatos perpetrados por ETA cuyos casos se encontraban sobreseídos en septiembre de 2014 -documentados por Juanfer F. Calderín en su libro Agujeros del sistema-. En ella no se incluyen los casos amnistiados antes de 1977 (66), los crímenes con sentencia condenatoria para meros colaboradores, encubridores o cómplices (20), y a los que se les ha dictado una resolución distinta a un sobreseimiento provisional por falta de pruebas y en los que no se había condenado a ningún autor material, colaborador o cómplice (34):
1977
Javier de Ybarra Berge
1978
Manuel Lemus Noya
José María Acedo
José Martín Merquelanz Sarriegui
José María Portell Manso
Javier Jáuregui Bernaola
Alfonso Estevas Guilmain
Aurelio Salgueiro López
José Antonio Ferreiro González
Francisco de Asís Liesa Morote
Ángel Pacheco Pata
Anselmo Durán Vidal
Elías García González
Ramón Muiños Fernández
José Benito Díaz García
Alberto Villena Castillo
Luis Carlos Gancelo Ruiz
Luciano Mata Corral
Andrés Silverio Martín
Epifanio Benito Vidal-Vázquez
Rafael Recaola Landa
Luis Candendo Pérez
Elías Elexpeastondoa
Alejandro Hernández
Vicente Rubio Ere
Saturnino Sota Argáiz
Joaquín Azaola Martínez
José María Arrizabalaga
José Luis Vicente Cantón
1979
Hortensia González Ruiz
Antonio Ramírez Gallardo
José Díez Pérez
Vicente Irusta Altamira
Sergio Borrajo Palacín
Benito Arroyo Gutiérrez
Miguel Chavarri Isasi
José María Maderal Oleaga
Adolfo Mariñas Vence
Juan Bautista Peralta Montoya
Miguel Orenes Guillamón
Ginés Pujalte García
Antonio Peña Solís
José Miguel Maestre Rodríguez
Andrés Antonio Varela Rúa
Ángel Baños Espada
Héctor Muñoz Espinosa
Diego Alfaro Orihuela
Francisco Medina Albala
Jesús María Colomo Rodríguez
Emilio López de la Peña
Miguel Ángel Saro López
Antonio Pastor Marín
Moisés Cordero López
Guadalupe Redondo Villar
Jesús Emilio Pérez Palma
Juan Luna Azol
José Manuel Amaya Pérez
Dorothy Fertz
Florentino García Siller
Juan Tauste Sánchez
Manuel Ferreires
José Manuel Juan Boix
Aurelio Calvo Valls
José María Pérez Rodríguez
Modesto Carrieras Pérez
Julián Ezquerro Serrano
Aurelio Pérez Zamora
Lorenzo González Valles
Sixto Holgado Martínez
Pedro Goiri Rovira
Luis María Uriarte Alzáa
Manuel Fuentes Fontán
Antonio Mesa Murillo
Fernando Rodríguez Espinosa
1980
José Miguel Palacios Domínguez
Juan Ramón Morán Moreno
Miguel Rodríguez Fuentes
Enrique Aresti Urien
Florentino Lopetegui Barjacoba
Francisco Pascual Andreu
Rufino Muñoz Alcaide
Jesús María Vidaurre Oyeta
José Oyaga Marañón
José María Espinosa Viscarret
Antonio Moreno Núñez
Jesús Holgado Sabio
José Manuel Rodríguez Fontana
Dionisio Villadangos Calvo
Tomás Sulibarría Goitia
José Miguel Etxeberria Álvarez
José Pablo García Lorenzo
Julio Santiago Expósito Pascual
Luis Hergueta Guinea
Joaquín Becerra Calvente
Anastasio Leal Serradillo
María Contreras Gabarra
Mario González Blasco
Jesús María Echeveste Toledo
Antonio Fernández Guzmán
Basilio Altuna Fernández
José María Urquizu Goyogana
José Ignacio Ustaran Ramírez
Benito Morales Fabián
Juan Manuel García Cordero
Vicente Zorita Alonso
Aurelio Prieto Prieto
1981
Antonio Díaz García
Vicente Sánchez Vicente
Esteban Álvarez Merallo
Antonio Murillo Chacón
Magín Fernández Ferrero
Joaquín Gorjón González
Ovidio Ferreira Martín
Félix Galíndez Llano
Santiago González de Paz
1982
Modesto Martín Sánchez
Ángel Pascual Múgica
Antonio Huegun Aguirre
Daniel Henríquez García
Alberto López Jaureguizar
Alberto Toca Echevarría
Domingo Javier García González
Francisco González Ruiz
Manuel López Fernández
Juan García Mencía
1983
Patricia Llanillo Borbolla
Aniano Sutil Pelayo
Fidel Lázaro Aparicio
Antonio Conejo Salguero
Francisco Machío Martos
Emilio José Casanova López
Julián Alberdi Igartua
Manuel Benito José
José Reyes Corchado Muño
Alfredo Jorge Suar Muro
Alberto Martín Barrios
Manuel Carrasco Merchá
Francisco Javier Collado Azurmendi
Francisco Arín Urcola
1984
José Naranjo Martín
José Ortiz Verdú
Antonio Velasco Benito
Juan Flores Villar
Manuel Vicente González Vilorio
Antonio Torrón Santamaría
José María Martínez Cubero
Víctoriano Collado Arribas
Agustín Pascual Jove
José Luis Veiga Pérez
1985
Jesús Ildefonso García Abadillo
Máximo Díaz Barderas
Francisco Rivas López
Eugenio Recio García
Juan Merino Antúnez
Antonio Trujillo Comino
Fernando Amor Calvo
José Expósito Afán
Alejandro Sáenz Sánchez
1986
Manuel Fuentes Pedreira
Antonio Ramos Martínez
Adrián González Revilla
Ignacio Mateu Istúriz
José Miguel Moros Peña
1987
María Luisa Sánchez Ortega
Vicente Montoya Salazar
1988
José Antonio Ferri Pérez
Antonio Fernández Álvarez
José Luis Barrios Capetillo
Cristóbal Díaz García
1989
Juan Bautista Castellanos
Luis Reina Mesonero
Ignacio Bañuelos Lasso
1990
Ignacio Pérez Álvarez
Aurelio Pérez Arenas
Benjamín Quintano Carrero
Elena Moreno Jiménez
Miguel Paredes García
Virgilio Do Nacimiento Alfonso
Carlos Abreras Arroyo
Daniel López Tizón
1991
Francisco Díaz de Cerio Gómez
Luis Arago Villén
Manuel Echevarría Echevarría
Coro Villamudria Sánchez
Enrique Aguilar Prieto
Edmundo Pérez Crespo
Donato Calzado García
Jesús Sánchez Lozano
Manuel Pérez Ortega
Carlos Pérez Acosta
Francisco Caballar Muñoz
Eduardo Sobrino González
Juan Carlos Trujillo García
1992
Joaquín Vasco Álvarez
Juan Manuel Hélices Patiño
Juan Manuel Martínez Gil
José Manuel Fernández Lozano
Antonio Heredero Gil
Ricardo Gonzáleza Colino
José Luis Luengo Martínez
Miguel Miranda Puertas
1993
Juvenal Villafañe García
1995
Eduardo López Moreno
Margarita González Mansilla
Jesús Rebollo García
Josefina Correa Huerta
Luciano Cortizo Alonso
1996
Ramón Doral Trabadelo
Isidro Usabiaga Esnaola
1997
Jesús Agustín Cuesta Abril
Eugenio Olaciregui Borda
Francisco Arratíbel Fuentes
1998
Manuel Zamarreño Villoria
2000
Jesús María Pedrosa Urquiza
José Francisco Perol Lombardero
Armando Medina Sánchez
Jesús Escudero García
Jesús Sánchez Martínez
2001
Froilán Elespe Iniciarte
Manuel Jiménez Abad
Manuel Mijangos de Bujo
Ana Isabel Arostegui Lejareta
2002
Juan Carlos Beiro Montes
2003
Julián Embid Luna
Bonifacio Martín Fernández
2007
Raúl Centeno Bayón
Fernando Trapero Blázquez
2009
Diego Salvá Lezáun
Carlos Sáinz de Tejada