Cuando Víctor Oliveira le explicó su condición sexual hace ya mucho tiempo a su madre, Valeria, ella le respondió que podría gestar al niño de éste, llegada la ocasión. Nadie volvió a contemplar ni recordar esa propuesta hasta hace un año.
Después de 3 años casados, Víctor y Roberto Pereira entraron en el proceso de adopción. Hicieron todo el papeleo y estaban dispuestos a esperar los 4 ó 5 años que tarda la respuesta. Fueron a darle la noticia a Valeria, pero la futura abuela no se alegró tanto como pensaban: “Ah, yo pensaba que gestaría a tu hijo”, le dijo a Víctor.
A partir de entonces esta familia cuenta los acontecimientos como si se tratase de la bajada de una montaña rusa; uno va muy rápido, pero ni puede ni quiere bajarse de la atracción.
Roberto dijo que no estaba dispuesto a arriesgar la salud de su suegra, pero Víctor llamó por su cuenta a una clínica de fertilidad. El médico, entusiasmado, programó todos los análisis. En un mes estaba introduciendo en el útero de Valeria dos embriones. Habían sido creados con dos óvulos de una donante anónima: uno, fecundado con un espermatozoide de Víctor, y otro, con un espermatozoide de Roberto.
El día en el que Valeria cumplía 52 años fue el elegido para contar la noticia a familia y amigos. Nadie encontró palabras hasta que Valeria se levantó la blusa y mostró la barriga: estaba encinta y esperaba dos niñas.
El embarazo, la cesárea y los dos primeros meses de Alice y Valentina han transcurrido con las complicaciones y normalidad típicas de cualquier otra gestación y nacimiento.
Roberto y Víctor viven en Madureira, un barrio humilde y ruidoso de Río de Janeiro, aunque su casa más bien parece un oasis de silencio. Alice y Valentina permanecieron dormidas las dos horas de entrevista con EL ESPAÑOL. Los adultos hablan con voz baja y firme, se nota que han respondido a las mismas preguntas muchas veces. “Yo soy su abuela. No soy su madre. Sus padres son ellos. Sólo guardé a mis nietas hasta el momento adecuado de entregárselas a sus padres”, dice Valeria. Su hijo refuerza: “A veces las niñas lloran, pero yo no dejo a mi madre cogerlas en brazos enseguida, porque no es bueno”.
Cuesta creerlo, pero los padres no dan ningún síntoma de miedo cuando sus hijas entren en la repetitiva etapa de preguntar "por qué": “Sólo se siente falta de algo que se ha tenido en algún momento, y nuestras hijas no van a tener falta de amor, así que no hay por qué explicar algo que no hace falta”, dice Roberto.
Los comentarios de los demás
Para cuando los demás empiecen a comentar, ellos también tienen la respuesta. “cuando abrimos nuestro perfil de instagram (@paisdegemeasfiv) estábamos pendientes de los comentarios, y cada 100 reacciones negativas había 15.000 likes. La mayoría de nuestros seguidores son padres heterosexuales que están criando hijos como nosotros. Si podemos ayudar a otros padres, ya es mucho. Creemos que es mejor encontrar en las noticias historias como las nuestras, historias de amor y no historias de conflictos, guerra y problemas”.
Con bastante tranquilidad, Víctor, Roberto y la “algo más que abuela” Valeria hilvanan unos argumentos con otros, incluyendo sorprendentemente el religioso. Valeria es católica convencida; sigue semanalmente los consejos de un sacerdote que tiene un programa en la televisión brasileña: “Creo en Dios. Hay gente que puede pensar que lo que hemos hecho se escapa de la voluntad de Dios, pero claro que es voluntad de Dios, tanto es así que las niñas están aquí, perfectas y con salud, eso es porque Dios lo ha querido, ¿no crees?”.
Las niñas son diferentes, porque no son hijas biológicas del mismo padre, pero Roberto y Víctor no se detienen mucho en ese tema. Tomaron esta decisión mientras esperaban la llegada de un hijo adoptado. Dicen que la biología no les interesa y se enfadan cuando los visitantes se empeñan en definir qué melliza es hija de quien. Las dos hijas son hijas de los dos.
INCESTO
Los antropólogos han escrito páginas y páginas acerca del tabú del incesto, que está presente en todas las culturas. Se ha estudiado mucho este fenómeno como el elemento que podría unir a toda la humanidad al margen de las costumbres específicas de cada lugar.
En este caso el espermatozoide de un hijo ha estado en el útero de su madre. Víctor, rígido, dice que “profesionalmente” (es psicólogo) no ve incesto por ninguna parte: “Incesto es un acto sexual y es una relación amorosa, pero aquí no hay nada de eso. Mi madre y yo tenemos claros nuestros sentimientos. Hemos producido unas niñas extra-corporalmente en un laboratorio y ella las ha gestado. No hay ni relación carnal ni sentimientos amorosos”.
LEGALIDAD
Si estas niñas hubieran nacido en España, la Ley de Técnicas de Reproducción Asistida de 2006 habría declarado nulo el contrato de gestación subrogada. La legislación española se rige por el principio del derecho romano 'mater semper certa est', que une maternidad con embarazo. Es decir, la mujer que da a luz es la madre.
El derecho brasileño recogió otra opción en 2013: las mujeres pueden ceder su útero para una gestación, sea suyo o no el óvulo, siempre que no exista compensación económica. Eso sí, la donación temporal del útero sólo está prevista para las familiares de la pareja hasta el cuarto grado: madres, abuelas, hermanas, tías y primas.
Mariana Picanço, abogada especialista en Derecho de la Maternidad de la Universidad Federal de Río de Janeiro, nos explica que “dicha resolución fue formulada en función de los nuevos modelos de familia, con intención de acompañar los cambios en la sociedad y con especial atención a las parejas homosexuales”.
Sin embargo, en España algunas asociaciones de homosexuales se han unido a movimientos feministas este mes de abril para plantar cara al alquiler de vientres. Afirman que “no se puede obtener un deseo personal a costa de la explotación reproductiva de las mujeres”. Juntos han formado la Red Estatal contra el Alquiler de Vientres que se opone a cualquier tipo de regulación de la subrogación, ya sea altruista o comercial, y abogan por continuar con la prohibición absoluta.
El 6 y 7 de mayo tienen previstas movilizaciones contra “el mayor evento en España para informar y discutir las diferentes posibilidades en gestación subrogada”. Se trata de la feria Surrofair que se va a celebrar en Madrid. Los expositores son agencias de gestación subrogada. En los últimos se han multiplicado, favorecidas por la publicidad que les otorga el creciente número de famosos que acuden al extranjero en busca de vientres que den a luz a sus hijos. La polémica se adivina tan grande que el hotel en el que iba a ser celebrada la feria ha decidido no albergarla. Pero los organizadores están buscando un nuevo espacio.
Los grandes partidos en España no se ponen de acuerdo en cuanto a qué postura tomar sobre el tema. En sus filas todos tienen defensores y detractores. La proposición de ley que más se discute en los congresos es la de la Asociación por la Gestación Subrogada en España, que sólo contempla la gestación subrogada altruista. Se trataría de una gestación que conllevaría compensación económica pero sólo “como reconocimiento a la dedicación y al tiempo que la mujer dedica a la gestación”.
Nos lo explica la portavoz de la asociación Aurora González que ya ha tenido sus hijos de forma natural, pero quiere gestar el hijo de una conocida que no puede hacerlo: “Lo que proponemos es que sea el Ministerio de Sanidad y Asuntos Sociales quien fije esa compensación como ya lo hace, por ejemplo, con la donación de óvulos, y siempre debe tratarse de una decisión libre, consciente, voluntaria e informada de la mujer”. La solución brasileña de restringir la gestación subrogada a las familiares más próximas no está contemplada en las propuestas en España.
"Plantando amor"
A 7.000 kilómetros de distancia, en Río de Janeiro, las mellizas Alice y Valentina siguen sin llorar. Cuidan de ellas los dos hombres que les aportaron los espermatozoides y la mujer que las gestó en su útero. Sea lo que sea lo que opinen sus vecinos sobre sus relaciones de parentesco, ellos insisten en dejar claro que lo que les ha llevado hasta aquí son los valores de entrega y amor.
“Estamos plantando amor y vamos a recoger amor. Deseamos que las niñas sean mejores que nosotros para que el mundo sea mejor, para que todo mejore. Vemos nuestro futuro lleno de amor”. Y se miran entre ellos cómplices y preocupados. Poco va a durar la calma si tardan en ponerse a preparar los biberones de la siguiente toma.