El pasado domingo era el Día de la Madre y Marcos Javier Mirás Montánez, de 42 años de edad, tenía que devolver a su hijo de 11 años a su ex mujer, de quien estaba separado desde hacía siete. El niño nunca llegó a casa de su madre. Ella denunció inmediatamente a la policía la desaparición de su hijo. Seguramente se le vino a la cabeza lo que en alguna ocasión su ex pareja le había dicho: "Te voy a dar donde más te duele". Informó que Marcos no había devuelto a su hijo en el punto de encuentro acordado. Cuando la policía localizó en la tarde de este lunes a Marcos Javier, en su domicilio en el barrio coruñés de Labañou, este terminó desmoronándose. Llevó a los agentes hasta el lugar en el que estaba el cadáver del niño. Al punto fue detenido.
El cuerpo del niño estaba en medio de la foresta, en un bosque de eucaliptos de la parroquia de Rodeiro, en el concello de Oza-Cesuras, situado a media hora en coche de A Coruña. Se trata de una zona a la que se accede por un camino principal de tierra, de unos cinco metros de ancho. Hasta ahí, según informan fuentes próximas al caso, llevó a su hijo y lo mató de un golpe en la cabeza con una pala o una piedra. Luego lo sacó, según cuentan fuentes cercanas a los hechos, a rastras del camino principal, monte arriba, y lo dejó oculto en la espesura.
El cadáver fue hallado por los agentes, conducidos por el supuesto parricida, en la madrugada de este martes entre los helechos, al lado del cepo de un árbol. Se trata de un lugar al que solo podría acceder, según fuentes cercanas al caso, alguien “que conociese bien la zona”. Y Marcos Javier la conocía perfectamente.
De hecho, la casa en la que vivieron sus abuelos paternos durante muchos años se encuentra a dos kilómetros del lugar donde apareció el cuerpo. Su madre es natural del pueblo. Sus tíos todavía viven allí. En el lugar, esta misma mañana, cuando los agentes volvían a hacer un segundo reconocimiento de la zona, había manchas de sangre en el camino principal, donde mataron al niño. En el lugar donde encontraron el cuerpo revoloteaban las moscas.
Una orden de alejamiento de cuatro años
Marcos Javier Miras Montánez es electricista, estaba actualmente en el paro y hacía 7 años que su mujer se había separado de él. Durante cuatro de esos primeros siete años, ella le denunció y se le impuso una orden de alejamiento. Esta estuvo en vigor hasta el año 2013. Ese mismo año, según fuentes cercanas al caso, la mujer volvió a denunciarle porque Marcos la había amenazado por las redes sociales, asegurándole que le iba a hacer daño donde más le pudiese doler. No se pudo demostrar que él fuera el emisor de esas amenazas y la denuncia fue desestimada. Este domingo, la madre del pequeño presentó una nueva denuncia al ver que su hijo no le era entregado.
Madre e hijo estaban unidos en la vida y hasta en el colegio. Él comenzaba sus primeros pasos en Primaria en el colegio San Francisco Javier de A Coruña. Ella trabajaba allí como conserje.
El padre del niño está arrestado en la comisaría de Lonzas a la espera de pasar a disposición judicial, aunque no está previsto que ocurra este martes, han precisado fuentes judiciales. El juzgado de Instrucción número 7 de A Coruña, de guardia cuando la madre presentó la denuncia en Lonzas, se hará cargo de las diligencias urgentes.
El padre y supuesto parricida continúa a estas horas detenido en la comisaría de la Policía Nacional en As Lonzas como presunto autor de la muerte de su propio hijo.
Casos de venganza
Aunque no está todavía confirmado, según la concejala de Igualdad y Diversidad del Ayuntamiento de A Coruña, Rocío Fraga, todo parece apuntar “a un caso de violencia machista. De confirmarse las circunstancias, se trata del peor acontecimiento vinculado a las violencias machistas, esa manera en que algunos padres utilizan a los niños y niñas para atacar a las madres, y más cuando se trata de un menor tan pequeño”, afirmó la concejala.
De confirmarse que, como parece, se trata de un intento del padre por hacer daño a la madre, no sería el primer suceso de este tipo que aparece este mismo año. Es el caso de Noemí Dávila y Vladimir Valdovinos Ibacache, quienes acudieron al hospital de La Paz (Madrid) a recoger a su hija Aramis Valdovinos Dávila. A sus 18 meses, la pequeña recibía tratamiento desde hacía tiempo por los problemas cardíacos, auditivos y respiratorios que arrastraba desde su nacimiento. Había sido también una bebé prematura. Esa tarde volvía a casa, le habían dado el alta. En la mañana en la que se lo llevaban de vuelta a casa, comenzaron a salir gritos de la habitación que llamaron la atención de los médicos y especialistas que estaban en el pasillo.
Escucharon a Vladimir, fuera de sí, gritarle a su pareja: "Me la has jugado, me la has jugado, y te voy a dar donde más te duele. Te vas a acordar". Cogió a la pequeña, abrió la ventana y se arrojó al vacío con ella en brazos. Ambos murieron en el acto.
Entretanto, en Galicia, este miércoles, a las doce del mediodía, se invita todos los trabajadores de la corporación así como a la ciudadanía a guardar un minuto de silencio delante del consistorio en solidaridad con los familiares más cercanos del chico de 11 años asesinado y en recuerdo del menor. El suceso les ha consternado a todos en la casa consistorial de A Coruña. Muchos conocen a la madre, puesto que durante un tiempo trabajó allí.
Desde el Concello de Oza-Cesuras se ha acordado decretar dos días de duelo, por lo que las banderas de los edificios municipales ondearán a media asta. Además, mañana a las 12.00 horas la corporación municipal, empleados municipales y vecinos guardarán un minuto de silencio ante las puertas del ayuntamiento.