Dos días después de confirmarse su muerte, el mundo del skate llora a Ignacio Echeverría, “Abo” (por abogado) o “Echeve” para los amigos. El chico, quien no se despegaba nunca de su tabla, comenzó a jugar con ella a los nueve años. Ahora ha sido ya elevado por el público al altar taumatúrgico de los héroes.

Ha pasado casi una semana desde que salió a defender a una mujer del horror, de la barbarie armada de cuchillos jamoneros avanzando por London Bridge y el Borrough Market tan solo armado de su tabla de skate. Murió en el intento de salvarla, atacado por los tres yihadistas.

Y entonces, la comunidad skate, ha salido a homenajearle.

“Todavía no podemos creer que esto haya sucedido. Un héroe de los de verdad se ha ido. Siempre te echaremos de menos Ignacio. Muchos besos, amor y respeto a tu familia y tus amigos. D.EP. Abo”.

“Te esperamos, Abo. Siempre tú”.

“El mundo necesita gente como tú, ya estás con los tuyos”.

Era el deporte que a él le apasionaba, al que dedicó buena parte de su tiempo libre, con el que se sentía realizado y con el que defendió la vida de una persona ante los terroristas que tiñeron de negro Londres el sábado pasado.

En el mundo del skate, como tampoco son una enorme legión, todos se conocen. Sin ir más lejos, el skater gallego ‘Pais’, tenía un amigo en Londres que patinaba y que se movía en el mismo entorno que Ignacio. Más o menos le conocía. “Aquí, más o menos, todos sabemos quiénes somos”, explica. La historia de Ignacio es también la historia del skate. Lo que él, junto a su familia, más amaba en el mundo.

Orígenes

Phil Edwards fue uno de los creadores del skate tal y como lo conocemos.

Para entender de dónde proviene la pasión de Ignacio Echeverría por este deporte siempre circunscrito al ámbito underground hay que remontarse a la California de principios de los 60. Concretamente al Malibú de 1963. ¿Por qué a las costas del oeste norteamericano? Porque el skate surge, en realidad, del mundo del surf. Allí, dos conocidos surferos, Mickey Muñoz y Phil Edwards idearon un sustitutivo de este deporte pero en la tierra en lugar de las olas, y por eso le pusieron las ruedas de unos patines a una tabla de madera. A aquello lo llamaron Surf Roll.

En los albores del skateboard, las ruedas de los monopatines eran de caucho, circunstancia que fue cambiando porque los aficionados a este deporte se dieron cuenta que era preciso obtener una mayor adherencia al asfalto para realizar los mejores ‘trucos’.

Pero sin duda, el skate comenzó a popularizarse y a extenderse más allá de California por el llamado “Equipo Zephyr”, un grupo de jóvenes surferos de Santa Mónica, rubios y peludos, cuya imagen paradigmática les sitúa haciendo skate en piscinas abandonadas del área de Dogtown, un distrito pobre ubicado al este de Los Ángeles.

Empezaron unos pocos, pero pronto aumentó la cifra de miembros de esta singular cuadrilla cuando sus maneras se fueron popularizando por todo el país conforme comenzaban a ganar campeonatos estatales de skate. Los ya legendarios skaters Toni Alva, Stacey Peralta y Jay Adams o Jordi Casals fueron los primeros protagonistas de este movimiento que cambió para siempre la historia del skate.

Su historia no quedaría ahí. Las andanzas de estos jóvenes quedaron inmortalizadas muchos años después en la famosa película “Lords Of Dogtown”, una película recurrente en el imaginario de quienes aman el skate. Quizá Ignacio Echeverría, amante del skate como era, conocía al dedillo la película.

Jay Adams era uno de los Z-Boys.

Después de ellos llegarían un nombre de una entidad enorme, que acaparó el planeta del monopatín durante los años 90 y 2000 hasta el punto de que se llegaron a hacer videojuegos en los que él mismo era el protagonista. Tony Hawk es quizá el nombre más universal del mundo del skate. Entre otros muchos logros individuales, en el año 1999 consiguió algo que nadie había podido realizar nunca: un giro completo de 900 grados en el aire, sobre la tabla. Todo esto, seguro, Ignacio lo conocía mejor que bien.

Cuando llegó a España, la joven España que alumbraba la democracia y dejaba atrás el franquismo, los adolescentes de aquella época no debieron entender muy bien quiénes eran aquellos señores vascos montados en tablas que se deslizaban sobre cuatro ruedas por el asfalto.

Fue cosa de Sancheski, una marca de esquís que comenzó a fabricar monopatines en el País Vasco de finales de los 60. Alcanzaron tal fama que no les quedó más remedio que organizar una gira por España para darlo a conocer. De Getxo para la península. “Muchas veces la Guardia Civil nos echaba los perros”, comentan los del llamado Team Sancheski en el documental “Monopatín”. Algunos patinaban tumbados, como si aquello fuera una tabla de surf en pequeñito. Con el tiempo todo se fue amoldando.

Homenajes a Ignacio de los grandes

Los amigos de Ignacio no dejan de rendirle homenaje estos días.

O Marisquiño es el evento más importante de toda Europa a nivel de cultura urbana y de deportes de acción como son el skate, la BMX o las motos de descenso. Se celebra en Vigo cada verano y congrega a 250.000 personas que desde hace 17 años acuden a ver, sobre todo, a los mejores skaters del panorama internacional. Durante una semana, en el paseo del Club Náutico de Vigo se dan cita grupos de amigos de todas las nacionalidades que se acercan a la costa gallega a disfrutar de un espectáculo gigantesco.

Es posible decir que se trata de uno de los principales eventos a nivel europeo en cuanto a skate se refiere. De hecho, se trata de la única prueba que puntúa para la World Cup Skate Boarding. Por eso van siempre los mejores. Esta semana, ellos también están de luto por el asesinato de Ignacio a manos de los terroristas del autodenominado Estado Islámico. “Descansa en paz, Ignacio Echeverría. Nosotros seguiremos utilizando nuestros patines, bicicletas y lo que sea para combatir la violencia, las diferencias y el odio. Nuestro pésame para tu familia y amigos”.

El skate ha sido siempre una cosa muy underground. Muy poca gente logra ganarse la vida con ello. De hecho, Ignacio era, como la mayoría de los amantes de la tabla, un aficionado que no se despegaba jamás de su tabla. Iba a todos lados montado sobre ella. Era su sino. “Es lo que hago yo también. Es, en realidad, lo que hacemos todos. Se convierte en tu estilo de vida. Porque por ejemplo, si voy al centro de Madrid, no tienes por qué moverte en metro. Tienes el skate”.

Pero este que habla no es Ignacio. Se trata una figura mundial del mundillo, una auténtica referencia. Danny León tiene 22 años y ganó el pasado las dos modalidades de skate de O Marisquiño. Representará a España en los Juegos Olímpicos, puesto que se ha declarado deporte olímpico. Es de las pocas personas – dice que unas cien en toda España- que pueden vivir de esta pasión que es el skate. Eso es algo que Ignacio no logró conseguir. “Tenemos los colegas un grupo de whatsapp entre los colegas y hemos comentado que recordábamos que en Móstoles patinaba bastante , y de aquí somos nosotros. Están pensando hacer un skatepark con su nombre”.

Ignacio es ahora honrado por toda la comunidad skater. Su familia tendrá que esperar hasta este sábado para poder repatriar el cuerpo. Lo que no se sabe si vendrá con el féretro es esa tabla en la que pasó media vida subido. Y sobre la que era feliz.

Danny Leon es uno de los mejores del panorama nacional.

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