Todo sucedió muy deprisa. Tres jóvenes de entre 27 y 29 años paseaban por el centro de Manresa el domingo, sobre las ocho de la tarde. De repente empezaron a ser increpados, sin motivo aparente, por una docena de chicos menores de edad. Los insultos se tornaron en amenazas. Los tres jóvenes, visiblemente amedrentados, aceleraron el paso para evitar problemas. Los menores no depusieron su actitud y empezaron a perseguirlos.
Los tres chicos intentaron huir y decidieron meterse en el teatro Kursaal. Es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y su patio siempre está lleno de gente que va a tomar algo. Creían las víctimas que allí dentro, con más testigos, los menores de edad se olvidarían de ellos.
UNA PALIZA EN EL SUELO
Nada más lejos de la realidad. Los menores se lanzaron contra ellos y la emprendieron a golpes. No les importó que hubiese testigos. Empezaron a apalear a los tres chicos con tanta violencia que lograron derribar a uno de ellos. En lugar de cesar la agresión allí, decidieron cebarse y concluir la paliza. Aprovechando que estaba en el suelo, empezaron a propinarle puñetazos y patadas por todo el cuerpo. La víctima ha acabado en la UCI con un grave traumatismo craneoencefálico, además de otras lesiones. Los otros dos agredidos también tuvieron que ser atendidos en el hospital debido a lesiones de diversa consideración.
Sucedió el domingo pasado en Manresa. Los agresores son niños menores de edad que viven en un centro de acogida llamado Estrep, ubicado en el municipio de Sant Salvador de Guardiola. Este edificio alberga a unos 40 chicos de entre 12 y 18 años y que se encuentran en situación de desamparo.
La policía autonómica ha explicado que dos de los participantes en la agresión, los que los Mossos consideran que tuvieron un papel más activo en la paliza, han sido enviados a un centro de reforma por la Fiscalía de Menores. Los otros 10 están pendientes de resolución.
Lo grave es que no es la primera vez que sucede. El año pasado ya se registró una agresión a manos de niños de este centro. También ocurrió en Manresa. En el barrio de Crist Rei, tres de los menores que residen en Estrep y que tienen permiso para salir los fines de semana, se discutieron con un hombre de unos 35 años con antecedentes penales. Le golpearon, le derribaron y le propinaron una paliza cuando estaba en el suelo. Cuando la víctima logró escaparse, se cruzó con un anciano de 81 años al que golpeó en su huida, con tan mala fortuna que le provocó heridas graves y un traumatismo craneoencefálico.
ATAQUES CONTRA EL CENTRO
No obstante, el centro Estrep también ha sido víctima de ataques. En 2015, en respuesta a una ola de robos en el municipio de Sant Salvador de Guardiola, una patrulla vecinal compuesta por 50 personas se personó en el centro, con navajas, piedras y palos, y destrozaron varios de los coches del centro. Protestaban porque consideraban que los chicos del centro eran los responsables de los hurtos y robos. La directora de Estrep denunció entonces que se trataba sel quinto ataque que sufría el centro. También contaron que, el hecho de que gran parte de los menores allí internados sean extranjeros fue lo que motivó una agresión de carácter xenófobo.
La convivencia no es fácil. También el año pasado, cuatro jóvenes de Sant Salvador de Guardiola fueron detenidos por haber disparado con armas de aire comprimido contra varios menores de entre 11 y 14 años que se encontraban en el centro en ese momento. Parecía que las tensiones entre vecinos y menores se habían mitigado, pero esta última agresión puede volver a remover viejos conflictos.