“Yo estoy pensando en pillarme una baja para esa semana”. Lo avanza un agente de Mossos d'Esquadra y se refiere al día en el que se ha convocado la consulta independentista en Cataluña. No es el único. Asegura que son muchos los compañeros que están pensando en quitarse de en medio durante esas fechas, que serán cruciales para la policía autonómica catalana. Sea pidiendo fiesta, vacaciones o alegando motivos de salud. A pocos les apetece verse en un brete de ese calibre.
Y es que los Mossos se han convertido en una víctima colateral del proceso soberanista que está organizando la Generalitat. Agentes, mandos intermedios y sindicatos creen que se está utilizando políticamente a este cuerpo policial. A día de hoy, los agentes no saben todavía qué órdenes tendrán que cumplir el día de la consulta, si es que se celebra.
Ante ellos se abren dos posibles escenarios: uno sería obedecer a un juez si ordena que se retiren las urnas e incluso que se detenga al presidente de la Generalitat. En ese caso estarían desobedeciendo las órdenes del responsable último del cuerpo: el conseller d'Interior. La otra opción es respaldar a su jefe directo, Pere Soler (nuevo director de Mossos) y permitir que se lleve a cabo el referéndum. En ese caso, la policía podría estar incumpliendo la ley. Una disyuntiva que, a día de hoy, nadie ha resuelto.
“Hagamos lo que hagamos, se meterán con nosotros”, cuenta otro Mosso. Se llama Lluís y es el único dato que accede a dar. Ninguno de los tres Mossos consultados quiere desvelar su identidad. “Tampoco podemos. Hacer declaraciones o significarnos públicamente no es nuestra tarea y podríamos perder nuestro puesto de trabajo. Nosotros estamos para hacer cumplir las normas”, declara.
Lluís trabaja en Seguretat Ciutadana, la unidad más numerosa de la policía catalana. “Somos los que hacemos más servicios, los que estamos más a pie de calle, los que vamos a dar la cara. Si cumplimos con lo que nos diga la Generalitat y permitimos la consulta, muchos nos llamarán delincuentes. Si hacemos caso al juez y la impedimos, los otros nos llamarán botiflers”, se lamenta. Botifler era el apelativo con la que los catalanes llamaban a los borbónicos durante la Guerra de Sucesión española. Hoy día es una forma despectiva de llamar a los catalanes que no quieren la independencia.
Disyuntiva complicada
Difícil escenario en el que se encuentran los agentes que, a 70 días de la cita, aún no tienen directrices claras de lo que tendrán que hacer. El anterior director de Mossos, Albert Batlle, avanzó que la policía está para cumplir la ley. Y que si un juez decidía que había que retirar las urnas y detener al president Carles Puigdemont, eso tendrían que hacer. Esas declaraciones fueron su sentencia de muerte. Desde la Generalitat le retiraron paulatinamente los apoyos hasta que se vio forzado a dimitir.
Su sucesor al frente de Mossos, el reconocido independentista Pere Soler, adelantó que la policía autonómica catalana “cumplirá la ley y permitirá la celebración de la consulta”. Una especie de oxímoron que aún no ha detallado. Y entre tanto, 16.000 agentes esperan instrucciones para la gran cita. Mientras, los sindicatos tampoco lo tienen claro. Piden que se deje de instrumentalizar políticamente al cuerpo. Portavoces de Fepol, SPC, SME o Uspac, recuerdan que “la policía está para garantizar la cohesión y la seguridad” y que “estos últimos cambios son desconcertantes y dejan cierta incertidumbre en la policía catalana”.
Breve historia de los Mossos
Los Mossos d'Esquadra, o al menos el cuerpo del que proceden, fueron fundados el 21 de abril de 1719 bajo el nombre de Escuadras de Paisanos Armados. Nacieron al acabar la guerra de Sucesión entre austracistas (partidarios del archiduque Carlos de Austria) y felipistas (partidarios de Felipe V). Era un cuerpo creado por Francesco Pío de Savoya, capitán de Cataluña del ejército de Felipe V. Estos batallones ciudadanos nacieron tras la victoria borbónica, para perseguir a los migueletes, los partidarios del archiduque Carlos que se escondían en las montañas.
Las Escuadras de Paisanos nacieron en el municipio tarraconense de Valls, y su primer comandante fue Pere Antoni Vecianam, el vicealcalde del pueblo. El primer contingente de este cuerpo estaba formado por un Comandante Primero, un Segundo, Catorce Cabos y 105 Mossos (mozos). Ese fue el nombre que se le dio posteriormente al cuerpo.
La herencia de los Veciana
Antes de morir, Pere Veciana transfirió el mando de los Mossos a su hijo Pere Màrtir Veciana. Durante un tiempo, la jefatura de ese cuerpo fundado para perseguir a migueletes y bandoleros siempre recayó en algún miembro de la familia Veciana, que renunció de forma definitiva a seguir heredando ese cargo en 1836.
Los Mossos fueron abolidos en 1868 por el general Prim, que los sustituyó por la Guardia Civil. Los refundaron en 1871 en algunos municipios de la Cataluña Central. Y fueron creciendo hasta establecerse en todo el territorio catalán. Durante el siglo XX se mantuvieron fieles a la Generalitat de Cataluña, pero Franco los volvió a suprimir en 1939, cuando acabó la Guerra Civil.
No obstante, la Diputación franquista de Barcelona encargó, en 1951, la formación de un grupo militar en Cataluña conformado por soldados españoles y Guardias Civiles. Su función era vigilar las propiedades de la Diputación de Barcelona. Una función casi decorativa, aunque poco a poco se fueron afianzando como fuerza de seguridad local.
En 1980, las competencias fueron transferidas a la Generalitat de Cataluña, que fue la que le otorgó la categoría de policía autonómica de Cataluña. En 1994 empezó el proceso de sustitución de Guardia Civil y Policía Nacional por Mossos d'Esquadra. Ahora son los únicos cuerpos policiales que operan en Cataluña de forma regular, junto a las policías locales de cada municipio.
Una opción laboral interesante
Entrar en los Mossos se ha convertido en una de las principales opciones laborales de los jóvenes catalanes. Los últimos años han sido complicados laboralmente y el reclamo de un trabajo fijo como funcionario ha hecho que cada vez más gente opte por presentarse a las oposiciones para ser Mossos d'Esquadra. Un año de oposiciones, nueve meses de escuela y otro año de trabajo en prácticas es el trayecto que sigue cualquier persona antes de ser agente de Mossos de pleno derecho.
El sueldo que perciben oscila entre los 33.000 euros que cobra una agente del rango más bajo, hasta los más de 80.000 que ingresa el Major, el cargo más alto antes del director, y que en la actualidad ocupa Josep Lluís Trapero. “Trapero es un tipo que desde que entró tenía claro que iba a llegar a ser comisario y haría lo que fuese para ello. Por eso se lleva bien con todos los jefes que van pasando. Quería ser comisario y ha logrado superar ese cargo incluso”, revela un agente de Seguridad Ciudadana.
De aquellos 105 mossos con los que nació el cuerpo, se ha pasado a 16.000. Y el hecho de que el cuerpo no haya crecido más se debe exclusivamente a la crisis económica. “Cada vez salen menos plazas para que entre gente nueva. Y a los que ya estamos nos han bajado lo que ganamos. Ya no hablamos del sueldo base, sino de primas, horas o jornadas extraordinarias que se pagan aparte. Antes, por ejemplo, en Navidad nos daban una prima que llamábamos La bufanda, de 200 o 300 euros. Eso ya nos lo han quitado. También algunos servicios que antes se pagaban aparte y ahora los hacemos igual pero entrar dentro del sueldo”, cuenta un agente de la Brimo, la unidad conocida como 'antidisturbios'.
¿Policía ideologizada?
¿Es Mossos d'Esquadra una policía ideologizada? Todos los agentes consultados responden con un 'no' rotundo. “Aquí cada uno es de su padre y de su madre. En un mismo equipo encuentras independentistas y gente que se siente española. Hay debates internos, intercambio de opiniones, pero ni hay conflictos, ni hay consignas desde arriba”, cuenta el Mosso que está en una unidad llamada Información.
El de la Brimo responde enseñando el grupo de Whatsapp que tiene con sus otros compañeros. “La mitad es independentista y la mitad no. Y si te fijas, cada vez que alguno cuelga alguna de las noticias que han ido saliendo en los últimos días sobre dimisiones, referéndum y tal… los demás respondemos con el icono este de una cara con la cremallera en la boca. Callados estamos todos mejor. Y cuando nos den las órdenes, acataremos”.
En lo que también coinciden los tres Mossos consultados es en que se está utilizando a los Mossos d'Esquadra con fines políticos, “y eso no es bueno para nadie. La policía está para todos los catalanes. Para protegerlos y darles seguridad. No tiene sentido que nos quieran enfrentar a algún sector de la ciudadanía, sea el que sea”, opina el Mosso que está en Seguridad Ciudadana.
Sea como sea, los Mossos se hallan en una tesitura que no es cómoda para nadie. Se tome la decisión que se tome desde arriba, la actuación de la policía entrará en conflicto con alguna de las partes. Dentro del cuerpo hay quien dice que se le debe fidelidad a la Generalitat de Cataluña. Otros que a la Constitución Española. Los agentes dependen de la Conselleria d'Interior, pero están obligados a acatar y hacer cumplir sentencias judiciales. Y mientras los que deciden toman una u otra decisión, los agentes, los que tienen que dar la cara, se piensan lo de quitarse de en medio. Al menos ese día.