“¡Nueve días que cambiaron el destino del mundo!” Nueve días que pasaron a la historia con dos lecturas antagónicas: de milagroso mito nacional para los ingleses a indiscutible derrota para la memoria de los franceses. Se trata de la Operación Dinamo, el episodio de la II Guerra Mundial elegido por el realizador Christopher Nolan como eje vertebrador de su última súper producción.
Una película alabada por los espectadores y la crítica que, sin embargo, no ha quedado exenta de polémica. “Mordaz hipocresía”, frente a los más de 30.000 soldados franceses que defendieron el frente de Dunkerque, sin los cuales la Operación Dinamo habría sido un fracaso, y que sólo aparecen en el largometraje “una decena de segundos”, consideraba Jacques Mandelbaum, crítico de cine, en las páginas del diario Le Monde. El primer reproche de una larga lista: ¿Donde están los franceses? ¿Errores históricos? ¿Un relato sesgado? ¿Un film por y para los ingleses? ¿Omisiones voluntarias? ¿Historia o política? Son algunos de los interrogantes que planean sobre la última cinta del realizador angloamericano: Dunkerque. ¿La historia de un mito, un misterio, un éxito o un fracaso?
Episodio 1.- Antecedentes: la trampa
En mayo de 1940 los alemanes invaden Holanda, Luxemburgo y Bélgica. Las tropas de los Aliados parten hacia el norte, al encuentro de la Wehrmacht –Fuerza de Defensa de Alemania-, ignorando que una horda de blindados alemanes avanza por los extensos bosques y colinas de la región de Ardenas. La infantería y los tanques alemanes no tardaron en atravesar las líneas defensivas francesas, avanzando hacia el mar del Norte, Boulogne-sur-Mer y Dunkerque con un objetivo claro: acorralar y capturar a la Fuerza Expedicionaria Británica.
Tras la rendición de Holanda y Bélgica, el ejército francés y británico debe hacer frente a un enemigo mejor armado y más numeroso. Ante el riesgo de una axiomática derrota, se dibuja una encrucijada clave: ¿resistir, perecer, ser capturados o huir?
“La decisión era clave. La corona británica había enviado a 250.000 hombres, casi la totalidad de su ejército, a territorio francés. Si no hubiese recuperado a sus soldados, Gran Bretaña habría perdido la guerra”, relata Dominique Lormier, escritor e historiador francés, autor del ensayo La batalla de Dunkerque: 26 de mayo, 4 de junio de 1940: cómo el ejército francés salvó Inglaterra.
En este contexto, el 26 de mayo de 1940, la Oficina de Guerra británica decide evacuar a sus soldados. Comienza así la Operación Dinamo. Bajo las órdenes del almirante Bertram Ramsay, se puso en marcha una operación de evacuación inédita “más de 330.000 combatientes consiguieron llegar a Inglaterra cuando, en un principio, Winston Churchill creía que no podría evacuar a más de unos 50.000 hombres”, remarca Lormier. Así, en un mar inundado de aceite y bajo una lluvia de bombardeos, tiene lugar el “milagro” de Dunkerque, “una historia (…) fantástica que forma parte de la cultura de Inglaterra (…) El espíritu de Dunkerque es un mito nacional”, en palabras de Christopher Nolan, interrogado por el diario Le Monde el pasado 19 de julio.
Episodio 2.- El mito británico VS la vergüenza francesa
Sin embargo, este milagro mitológico no ocupa el mismo lugar en las lecciones de Historia en Francia, considerado como una vergonzosa derrota. Una imagen ligada especialmente a la propaganda de Vichy: “‘Los ingleses nos han traicionado, nos han abandonado’, a los ojos del mariscal Philippe Pétain, el aliado de ayer se había convertido en el enemigo de hoy”, explica el historiador.
Una lectura de este episodio que “tiene algo de cierto… Los británicos decidieron huir siguiendo las órdenes de Churchill, descartando toda contraofensiva desde el norte hacia el sur, condenando a Francia a una inevitable derrota”, estima por su parte Jêrome de Lespinois, historiador y responsable de Estudios del Instituto de Investigación del Colegio Militar (IRSEM).
Sin embargo, la historia parece más compleja. Mientras el largometraje de Christopher Nolan se centra casi únicamente en la evacuación de soldados británicos, la realidad difiere de la ficción. En los nueve días que duró la Operación Dinamo, “338.220 soldados consiguieron llegar al puerto de la ciudad de Dover, desde donde se coordinaba la operación, pero no todos eran británicos: 123.000 militares franceses y más de 16.000 belgas fueron evacuados”, remarca Lormier.
“La película de Nolan ofrece una visión muy británica y muy reducida de la Operación Dinamo –considera el escritor e historiador-, la marina francesa también participó en la evacuación con más de 300 navíos, sus fuerzas aéreas también se sumaron a los combates, sin olvidar a los más de 15.000 soldados franceses que contuvieron el avance de las tropas alemanas durante nueve intensos días de enfrentamiento, permitiendo que la maniobra de evacuación fuese un éxito”.
Y es que si bien Dunkerque da protagonismo al almirante británico Bertram Ramsey, ignora a una figura “esencial” de este histórico episodio: el vicealmirante Jean-Marie Charles Abrial, responsable de las tropas terrestres francesas. “Sin la defensa terrestre del norte de Francia, no sólo en Dunkerque, sino también en Calais o en la ciudad de Lille, la Operación Dinamo hubiese sido un fracaso”, subraya Jêrome de Lespinois. “Sin la cooperación entre británicos y franceses, con Ramsey al mando de la rotación de los navíos, y Abrial al cargo de las trincheras, no hablaríamos hoy de un hito ni de un milagro”, continúa.
Episodio 3.- Un nuevo destino, un cambio de rumbo histórico
Para ambos historiadores, detrás de la humillante derrota plasmada en el espíritu de los franceses -la mañana del 4 de junio la ciudad de Dunkerque fue ocupada por los alemanes-, aparece un “indiscutible éxito” ligado a la “técnica utilizada” durante la evacuación. Una evacuación que, según el análisis de Lormier, “cambió el rumbo de la historia” gracias a su estrategia “psicológica y de anticipación”.
“Numerosos generales alemanes consideraron la batalla de Dunkerque como un giro determinante en la guerra: si la Fuerza Expedicionaria Británica hubiese sido prisionera, Gran Bretaña habría sido vencida; si esto hubiese ocurrido, Alemania habría podido concentrar todas sus fuerzas en Rusia… La batalla de Stalingrado no habría existido”, remarca el ensayista.
Sin embargo, las consecuencias humanas de esta determinante batalla están lejos de ser insignificantes. Christopher Nolan “ignora por completo la destrucción absoluta de la ciudad de Dunkerque, una ciudad devastada por los bombardeos (…) convirtiéndose en una de las primeras metrópolis víctimas de bombardeos aéreos, como ocurrió con anterioridad en Guernica o en Varsovia”, critica el responsable de Estudios del Instituto de Investigación del Colegio Militar.
Pero este no es el único “olvido” del realizador angloamericano. “A lo largo de la película podemos ver una evacuación que tiene lugar en la playa, sin embargo, hubo un punto esencial en esta operación que no podemos apreciar en el largometraje, se trata del Campos de las Dunas, situado detrás de la playa, donde se preparaban las filtraciones necesarias para conseguir llegar a las embarcaciones”, explica Jêrome de Lespinois.
La lista de “faltas por omisión” achacadas a Nolan es larga. “La batalla de Calais fue crucial en la Operación Dinamo, fue el escenario de la última resistencia francesa, indispensable para contener el avance alemán y dar margen y tiempo de maniobra a la operación de evacuación realizada en Dunkerque”, añade Dominique Lormier. La ciudad de Calais quedó también devastada, sometida, el 27 de mayo de 1940, al yugo de las fuerzas alemanas.
Episodio 4.- Una visión sesgada de la Historia
Los errores o “vacíos históricos” de la polémica y alabada película de Nolan van acompañados de una crítica más profunda: el prisma político elegido por su director. “Es una historia parcial. Amputar a los franceses de este episodio histórico es una decisión política, la intención es mostrar que los británicos combatieron y los franceses no. (…) Alimentar la idea de la total autonomía del pueblo británico”, critica indignado el historiador y ex militar Jêrome de Lespinois.
Un reproche que Lespinois plasmaba en forma de tribuna en el periódico Le Monde, bajo el título Dunkerque refuerza la falsa idea de que los ingleses son mejores solos. Recordaba en sus líneas las propias palabras de Winston Churchill: “Luchamos en los mares, en los océanos, combatimos en el aire con una fuerza y una confianza crecientes, y defenderemos nuestra isla a cualquier precio (…)”. Pero no sólo defendieron su isla, tampoco lo hicieron solos: en 1944, esta vez en Normandía, soldados británicos desembarcaron de nuevo en territorio francés en busca de una victoria, pues si la Operación Dinamo fue para los ingleses una “épica victoria”, su primer ministro parecía, en el fondo, diferir del relato oficial: “Las guerras no se ganan evacuando”, constataría entonces ante la Cámara de los Comunes.