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Cala Vinagra es una pequeña playa italiana formada por guijarros y rocas. Su costa grisácea, de unos 15 metros, se funde en un mar indomable de color verde esmeralda y azul. Está rodeada de unos muros que abrigan del viento a los pocos privilegiados que visitan la zona. Aunque el paisaje merece la pena, acceder allí es difícil. Los senderos para llegar a esta cala son solo aptos para excursionistas experimentados. Las guías turísticas recomiendan dirigirse en ferry a través del mar.
Después de casi una década trabajando en un restaurante en Londres, Francesco Arcuri necesitaba un cambio de aires. Se sentía fatigado en una ciudad tan grande y buscaba emprender nuevos proyectos fuera de la capital británica. Quería estar cerca de la naturaleza en un sitio tranquilo donde poder respirar algo de paz. Este italiano nacido en Génova el 7 de diciembre de 1966 puso el foco en esta joya del Mediterráneo.
La playita de la que se encaprichó Francesco Arcuri se encuentra en San Pietro, situada en la costa suroeste de Cerdeña. Una tierra salvaje con un interior montañoso que mantiene grandes vínculos con Génova, donde nació Arcuri. En 1738, el rey Carlo Emanuele III de Cerdeña dio permiso a los tabarquinos –una pequeña colonia de pescadores venidos de Túnez- para repoblar la isla y utilizarla como residencia fija para poner fin a los ataques piratas. Decidieron llamarla Carloforte en honor al monarca fundador. Hoy en día tiene 6.000 habitantes, pero en verano esa cifra se duplica debido a los turistas que buscan alejarse del estrés y contactar con la naturaleza salvaje que ofrece este islote italiano de origen volcánico ubicado en el archipiélago de Sulcis.
Pero antes de instalarse de manera definitiva en San Pietro, Francesco se enamoró de Juana Rivas. Eso 'trastocó' sus planes, o más bien los retrasó. Juana y Francesco se conocieron en Londres en 2004: ella, con 23 años, había viajado allí para aprender inglés y él, entonces con 38, trabajaba en el sector de la hostelería. Ella se quedó embarazada y se trasladaron a Granada. En 2006 nació el primer niño de la pareja.
Durante las vacaciones, la familia viaja en varias ocasiones a la isla. Él está cada vez más convencido de iniciar allí una aventura empresarial, pero todavía no da el paso. Siguen viviendo en Granada. En mayo de 2009 tiene lugar un episodio violento; Juana denuncia a Francesco por malos tratos y éste es condenado por un delito de lesiones en el ámbito familiar. La pareja rompe. Más tarde se dan una segunda oportunidad. Vuelven en la primavera de 2013 y se mudan, esta vez sí, al islote.
Hoy Juana Rivas no quiere saber nada de aquel lugar. Aunque los libros para viajeros lo definen como un destino paradisíaco, para ella Carloforte es un “infierno”. La madre de Maracena huyó de allí el 18 de mayo de 2016. Se llevó con ella a sus dos hijos y, una vez en España, denunció al progenitor por violencia de género: “insultos, amenazas y vejaciones”. Desde el 26 de julio de 2017, Juana Rivas permanece en paradero desconocido con sus vástagos, tras incumplir una orden que la obligaba a entregárselos al padre, que lleva sin verlos más de un año. Desde el pasado 8 de agosto, sobre la madre pesa una orden de búsqueda y captura.
Una nueva vida en la isla
2013. La crisis económica castiga a la clase media en España. Juana necesita un empleo estable, y ahí es donde vuelve a aparecer Arcuri: la convence para irse con él a San Pietro. Ella acaba vendiendo su negocio en Granada –una tienda de productos ecológicos- y se desplaza hasta allí "engañada", según su versión. Francesco dice que viajó "entusiasmada". Vivió en Italia tres años, época durante la cual vuelve a ser madre.
Meses antes de que la vecina de Maracena llegara a la isla, el genovés compra una casita antigua a tres kilómetros de la hermosa playa de Cala Vinagra. La reforma y la abre por fin a los huéspedes a finales de 2013, días antes de cumplir 47 años. Los primeros clientes llegan en 2014.
El Hostel House Nature Friendly, nombre del hotel, se encuentra en medio del campo, a 15 minutos en coche de la única ciudad y capital de la isla, Carloforte, y a 3 kilómetros de Cala Vinagra. La caseta, de dos pisos, tiene tres habitaciones –una doble, una triple y una familiar, donde caben hasta cinco personas- y dos mini apartamentos tipo estudio equipados con cocina americana. Todos los dormitorios tienen terraza con vistas al jardín y baño privado con ducha.
El jardín común cuenta con una barbacoa, un horno de pizza y una terraza con varias mesas y sombrillas para resguardarse del sol. Todo ello por 60-90 euros la noche; el precio varía según la temporada y el tipo de habitación, pero nunca supera los 100 euros. El alojamiento no incluye desayuno, pero todas las mañanas se sirve un almuerzo típico italiano, que incluye capuchino y bollería. En caso de consumirlo, se cargan a parte 5 euros por persona.
Las paellas y las mermeladas de Juana
Si hay algo que unía a Juana y Francesco era su preocupación por el medio ambiente y su afición por lo ecológico. Al adquirir la estructura, Francesco la acondicionó pero siempre respetando el entorno que la rodea. De hecho, el hotel se llama Nature Friendly, que en inglés significa “amigable con la naturaleza”.
El territorio que abraza el parador está lleno de huertos que cultivaban Francesco y en su momento Juana. Algunos de los viajeros recuerdan las “excelentes mermeladas” que producía Juana en los viñedos.
“Teníamos largas conversaciones con Francesco y Juana durante el desayuno y la cena, todos juntos, como amigos de la familia. A destacar una espléndida noche de fiesta con una paella hecha por Juana”, escribía en agosto de 2015 una mujer italiana de 50 años en Tripadvisor, donde también felicitaba a la pareja por su hospitalidad.
Francesco abandona el hotel en busca de sus hijos
“Estamos rodeados de un mar de agua cristalina, con una de las costas y playas más bellas del mundo”, anuncia Arcuri en su web. Hoy todavía sigue regentando el albergue rural, pero desde hace tres semanas se encuentra en Granada, esperando que Juana le devuelva a sus hijos. En su ausencia, su amiga Orietta le echa una mano con la gestión del hotel.
Ahora Juana recuerda aquellos tres años como una “verdadera pesadilla”. “La vida para ella era una vida de esclava, alejada de todo contacto social y trabajando todo el día en un hotel rural que regentaban a ocho kilómetros de la localidad más cercana y a tres horas en ferry del juzgado más próximo”, explicaba la asesora de la madre, Francisca Granados, quien la ayudó a denunciar una vez llegó a España. No lo hizo en Italia por sentirse indefensa y porque sus vecinos italianos le decían que “los trapos sucios se lavan en casa”.
En su última carta, la vecina granadina pide preguntar “a cualquiera de los clientes quién hacía la limpieza, la lavandería, la comida, quién atendía a los niños, cargaba la leña, daba la cal…”. Francesco dibuja otro escenario. Niega que trabajara como una esclava. “Siempre tenía como prioridad el salir de fiesta. Yo cuidaba del negocio y de los niños”, hasta el punto de que “me obligó a contratar a otra persona” para la gestión del hotel.
La web se llena de comentarios negativos
A día de hoy, el hotel obtiene en Booking un notable. En Tripadvisor la calificación es de 4,5 sobre 5. Pero en los últimos días está llegando una avalancha de quejas en la última web, donde cualquiera tiene permiso para comentar.
Francesco achaca esto a la “intensa campaña difamatoria orquestada por el entorno de la madre”. Se queja de que no está afectando solo a su persona, sino también a su negocio. “Yo vivo del alquiler de habitaciones en mi preciosa casa rural. Ahora recibo y llegan a Tripadvisor numerosos comentarios falsos en castellano que hablan muy mal de mí, de las habitaciones y de los servicios que ofrecemos. Todo esto es insoportable”.
Estas son algunas de las opiniones de los clientes antes de que el caso de Juana Rivas trascendiera a los medios. Todos son positivos y están escritos en italiano o inglés.
Me encantó el hecho de que no se oía ningún ruido por la noche. Las habitaciones están muy bien decoradas y limpias. Francesco, el dueño, es muy amable, un tipo encantador. Tiene un barco y es posible reservar una excursión con él para mostrarte lo mejor de la bahía en la isla. 4 de agosto de 2016. Tripadivsor.
La única decepción fue no reservar por más tiempo. Francisco y su familia eran unos maravillosos anfitriones, incluso con un bebé recién nacido nos acogieron en el corazón de su familia. 21 de abril de 2014. Tripadvisor.
Francesco y Juana son unos anfitriones increíbles. Agosto de 2014. Airbnb.
Francisco y Juana son muy amables y siempre disponibles. Vacaciones de relax y naturaleza. Bonito lugar, se lo recomiendo a todo el mundo. Agosto de 2015. Airbnb.
Pocas veces en mi vida he dado con un sitio donde me haya parecido estar en mi propia casa, sobre todo por la hospitalidad de los propietarios. 30 de agosto de 2015. Tripadvisor.
Y aquí los comentarios después de que el asunto alcanzara gran notoriedad mediática, todos ellos escritos en castellano. Francesco dice que son "falsos".
Un horror. No volveremos, ha sido todo un desastre. La habitación sucia, el trato pésimo, nos fuimos espantados. No lo recomendaría para nada. El dueño nos trató como basura e incluso nos amenazó, teníamos miedo y no pusimos una reclamación, deberíamos denunciarle. Agosto de 2017. Tripadvisor.
Horroroso. Las camas son muy incómodas, muchísimo. La limpieza claramente mejorable. El trato regular, cuando nos quejamos no intentaron ni justificarse. No volveremos. La verdad es que no tengo nada bueno que decir, nos fuimos antes de tiempo. Agosto de 2017. Tripadvisor.
No solo playas vírgenes: reserva natural
Más allá de las denuncias y de las órdenes de detención contra Juana, la vida sigue en la isla, despreocupada e indiferente a lo que sucede en España. Carloforte no se limita únicamente a un turismo de playa. San Pietro ofrece rutas para practicar senderismo, ya sea caminando a pie o en bici. La capital es sin duda la zona más abarrotada por los turistas y en torno a ella se concentran la mayoría de las tiendas y zonas de ocio.
A causa de la diversidad biológica de este enclave, el islote está considerado una reserva natural. Aquí se puede contemplar una especie autóctona del Mediterráneo. En la costa de la Cala Vinagra se encuentra el halcón de Eleanora, un ave migratoria que tras invernar en Madagascar vuela hasta esta zona. Se llama Eleanora en tributo a Eleanora de Arborea, una heroína de Cerdeña que luchó contra los aragoneses por la independencia de su isla.
Implicado en la vida de la isla
Además de regentar el hotel, Francesco también está comprometido con el futuro de la isla. Es director de la Asociación Cultural Benalúa, una entidad que organiza exposiciones locales y actividades educativas para mantener las tradiciones propias de San Pietro y frenar la globalización que impone una sociedad multicultural. En el islote se habla el tabarquino, un dialecto del ligur heredado de sus antepasados genoveses.
La asociación proporciona “estímulos para reforzar la cultura y la identidad de los ciudadanos de Carloforte, que cada día se arriesgan a sentirse ‘aislados’ dentro de su entorno, que se internacionaliza con los turistas en verano”, explica la web de Benalúa.
Talleres, exposiciones, charlas con café… Son muchas las iniciativas de la asociación que dirige Francesco. En la web también aparecen varias imágenes del padre italiano con niños, ya que la entidad se vuelca sobre todo con los más pequeños. ¿El objetivo? Que los mayores de la isla compartan sus recuerdos y ayuden a los más jóvenes a ser conscientes de su patrimonio cultural. “Al conocer podemos adquirir una mente abierta que nos ayude a superar los prejuicios, los estereotipos y el miedo a las diferencias. Es imprescindible que esa tarea se inicie desde una edad temprana”.
Curiosamente, la asociación que dirige Francesco lleva el nombre del pueblo natal de Juana: Benalúa de las Villas. En esta localidad granadina de 1.100 habitantes nació Juana el 19 de mayo de 1981. Antes de alcanzar la mayoría de edad se marchó hasta Granada, donde empezó a trabajar como dependienta en una tienda de lencería y después en El Corte Inglés. Hoy el pueblo que la vio nacer la apoya en su lucha. A ella sólo le queda confiar en Estrasburgo, donde ha recurrido en un último intento desesperado de frenar la orden de devolución de sus pequeños.