La noche del 16 al 17, Pau Pérez Villán (35 años) durmió en casa de sus padres, en Vilafranca del Penedès, a media hora de Barcelona. Al día siguiente, por la tarde, se convertía en la víctima número 15 de los atentados de la Ciudad Condal. Younes Abouyaaqoub, el conductor de la furgoneta en La Rambla, el autor material de los atentados, le apuñaló en su propio coche y luego se dio a la fuga. Esta misma tarde de lunes, el joven terrorista ha sido abatido por los Mossos en Subirats, a pocos kilómetros de Barcelona.
El asesinato de Pau Pérez era, hasta hoy, uno de los puntos negros de la investigación policial sobre los ataques yihadistas en el centro de la principal urbe catalana. Los agentes se encontraron su coche, un Ford Focus de color blanco, abandonado en un polígono industrial en San Just Devern. Minutos antes, ese mismo coche se saltaba un control policial en el centro de Barcelona, llevándose por delante a un agente. Cuando los Mossos encontraron el vehículo, dentro estaba el cadáver de Pau. En un primer momento no se relacionó con los atentados. Finalmente, el suceso aparentemente aislado está claramente relacionado con lo ocurrido en La Rambla. Lo han confirmado esta mañana los Mossos de escuadra. No cabe duda. El autor material de los atentados asesinó en su huida al joven cooperante.
Pau es ya la víctima número 15 de los atentados. Los Mossos confirmaron esta mañana lo que hacía días que se sospechaba. Así fueron las últimas horas de vida de este joven cooperante en Haití, cuya vida se cruzó en el camino del terrorista que arrolló a cientos de personas en Las Ramblas de Barcelona.
Zona universitaria, aparcamiento gratuito
Hay 45 minutos de trayecto en coche desde Vilafranca del Penedès hasta la zona de Ciudad Universitaria de Barcelona. Pau salió de casa para visitar a su abuela, que vive en la ciudad. Debió salir de su casa algo más tarde de las cinco y media de la tarde. Ya se conocían las primeras noticias de los atentados. Sabía ya lo que había ocurrido: el atropello masivo en el centro de la ciudad. Llamó a casa para tranquilizarles: mamá, papá, estoy bien.
Él, que bien lo sabía por su época universitaria, sabía que la zona universitaria es una de las pocas en las que se puede aparcar gratis de toda la ciudad. Era algo que solía hacer, según han contado sus familiares estos días: dejar allí el coche y luego desplazarse por transporte público por la ciudad. Mucho antes que él, una hora y media antes, aproximadamente, un joven con polo de rayas se baja de una furgoneta en La Rambla a la altura del Teatro Liceu. Acaba de sembrar el caos en una de las calles más emblemáticas de la ciudad atropellando a todo el que salía a su paso. Desciende del vehículo, con paso calmado, y se introduce en el mercado de la Boquería. Se trata de Younes Abouyaaqoub, el terrorista que iba al volante de la furgoneta.
Después de sembrar el terror en el centro de la ciudad, Younes sale del mercado por la parte de atrás, hacia el barrio del Raval. Lleva unas gafas de sol negras y ese ya característico polo de rayas con el que aparece en la foto que cuelga ya de las comisarías de toda España. Younes echa a andar, y lo hace con calma, tratando de pasar desapercibido. Según ha confirmado el mayor Trapero, jefe de los Mossos, Younes fue andando y corriendo. Lo hace durante una hora y media, en un trayecto todavía indeterminado, pero que le lleva hasta la zona Universitaria.
Sucede entre las seis y diez y las seis y veinte de la tarde. Pau Pérez estaciona su vehículo en la zona, a aproximadamente cien metros de distancia del Camp Nou, el estadio del F.C. Barcelona. Entonces, cuando va a bajar del coche, se ve sorprendido por el ataque del terrorista. Younes lo apuñala y lo esconde en los asientos traseros del coche. El joven terrorista se sienta al volante del For Focus y comienza a huir de la ciudad con el cadáver de Pau en la parte trasera. No le va a resultar tan sencillo.
En su fuga, el terrorista se topa con uno de los controles que los Mossos distribuyen por toda la ciudad. Cuando le van a parar, Younes acelera y arrolla a una sargento. Deja atrás a los agentes y logra escapar hasta San Just Desvern a toda velocidad. Se tarda menos de cinco minutos en recorrer los cinco kilómetros hasta ese lugar. Lo justo para lograr despistar a los Mossos.
Una vez allí, ya en calma, Younes no pierde ni un minuto. Deja el coche frente al edificio Walden y desaparece del lugar. Cuando los agentes llegan a la zona, dentro del automóvil solo encuentran el cuerpo sin vida de Pau, con la enorme herida en el cuerpo que le había provocado la muerte. Solo habían pasado 20 minutos desde que el terrorista lo abandonase con el cadáver del joven dentro.
Cooperante en Haití
“Soy una persona divertida, organizada y responsable. Me gustan los animales y los niños. Juguetón. Me encanta ver películas, salir con los amigos y conocer gente. Me interesa trabajar en países menos desarrollados ayudando a la gente y, si es posible, ver diferentes lugares y paisajes increíbles”. Ese era el modo que Pau tenía de presentarse en las redes sociales. Un joven bueno, relatan sus amigos a este periódico, abierto, un amigo de los de verdad.
La localidad de Vilafranca del Penedès se encuentra estos días consternada por lo ocurrido. Muchos son los que conocen al joven Pau y muchos son también los que lamentan la terrible casualidad, el hecho fatídico de que el joven fuese asaltado en el lugar menos esperado por uno de los 12 miembros de la célula terrorista que planeaba ataques masivos por toda la ciudad.
También a su familia le está costando aceptarlo. Concepción, su madre, había sido profesora en la guardería municipal del municipio. Llevan afincados allí desde hace décadas. Allí nacieron Pau y su hermano Guille. Sus padres llegaron muchos años atrás a Cataluña. Concepción desde Burgos, desde Tórtoles de Esgueva. Su padre, desde Navalmoral de la Mata, su lugar de nacimiento. Pau había acudido, a lo largo de los años, a ambos pequeños rincones de la geografía española a pasar las vacaciones.
Pau era Licenciado en Ingeniería Electrónica por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Había sido cooperante en distintos lugares del mundo. Uno de ellos fue Haití, país que quedó devastado tras el terremeto del año 2010. Allí le conocieron algunos miembros de la ONG Pasaporte para la Cooperación. “Conocimos a Pau en 2010, pasados unos días del terremoto que asoló la ciudad de Puerto Príncipe, en Haiti. Desde entonces, humildemente hemos trabajado juntos en la reconstrucción, tanto física como humana del pueblo haitiano. Dando soporte a niños en situación de orfandad y a edificaciones en estados de derrumbe. Pau era la persona perfecta para esta labor, le sobraba humanidad y humildad a la vez que sus conocimientos técnicos le permitían enfrentarse a casi cualquier tipo de situación. Además, era una de las personas más trabajadoras y perseverantes que hemos conocido”.
Le conocieron en un momento complicado, en un país que se venía abajo entre el lod y los escombros. Allí, Pau se convirtió en una pieza esencial de los equipos de rescate, la palabra adecuada en el momento preciso. Un hombro en el que siempre poder apoyarse. “Una persona que le arrancaba una sonrisa a cualquiera que estuviera a su lado, una persona que lo dejaba todo por amor y que construyó sueños y muchos "techos" para que otros pudieran resguardase de la lluvia. Cuántas vidas salvó Pau, no lo sabemos, solo sabemos que no hemos podido salvarle a él ”.
Actualmente, Pau trabajaba en Barcelona en una importante empresa del sector vinícola. Apasionado del fútbol, había jugado en el club de su municipio, el FC Vilafranca. Acudía a menudo a la Fundació Esportiva Atlètic de Vilafranca, la cantera de futbolistas de su club. Un joven alegre al que esta tarde, al filo de las cinco, llorarán de nuevo sus vecinos de Vilafranca, en un funeral abierto a todos los que quieran acudir a despedirle.