María tiene catorce años y todavía juega con princesas. No hace mucho que se subía a hurtadillas a los tacones de su madre y recorría los pasillos de su casa con largos vestidos, con la cara pintada a la carrera y las alhajas, diademas y toda suerte de abalorios escamoteados del cuarto de su hermana. Siempre quiso ser mujer y ahora que entra en la adolescencia confiesa tener miedo por lo que deja atrás. “Hay que crecer”, sentencia. Puede que pronto deje de jugar con princesas, también puede este sábado se convierta en una de ellas. María es una de las candidatas en convertirse en Miss Teen España. Ya tiene su vestido, sus tacones y sus collares. Solo le falta la preciada corona.
—Si ganas, ¿en quién pensarás?
—En mi madre, porque este es el sueño de su vida y le gustaría que también lo fuese de la mía. A las dos nos gusta compartir este sueño y las dos lo estamos disfrutando.
María y Estefanía, su madre, van a la carrera tratando de compatibilizar las actividades extraescolares con los preparativos para la gala de Miss Teen —de teenager, adolescente en castellano— España. Es mitad de semana cuando EL ESPAÑOL se ve con madre e hija, faltan apenas tres días y el motor del coche con el que circulan a toda prisa por las calles de Jerez de la Frontera ruge con cada acelerón. Vienen de atletismo y tienen la prueba del vestido poco después, pero las habilidades de esta madre al volante hacen que lleguen —sanas y salva— puntuales a la cita.
El vestido que María llevará en la gana de Miss Teen es de su hermana. Solo ha hecho falta un par de retoques para que el modelito se ajuste a la perfección al cuerpo adolescente de la candidata. Menos ha hecho falta para que Estefanía rompa a llorar. “Me emociono, no lo puedo evitar; es que me veo reflejada en ella”, confiesa secándose las lágrimas.
El sueño de la madre, y de la hija
Cuenta la madre que cuando tenía 17 años, y el mismo cuerpo que tiene ahora su hija, le llegó la oportunidad de irse de casa para dedicarse a la moda. “A Madrid”, puntualiza. Pero sus padres se negaron en rotundo. Por eso ella ahora no escatima esfuerzos para que su hija menor pueda alcanzar su sueño, el de ambas.
“Eso sí, entiendo que a mis padres le diese miedo el que me fuera de casa tan joven”, apunta.
—¿Y a usted le da miedo que María empiece tan joven en este mundo?
—Los buenos músicos empiezan a prepararse desde niños, no con veinte años. Es falso que haya tiempo para todo en esta vida y a los 14 años es buena edad para ir aprendiendo. Yo empecé con esa misma edad, pero a los 17 me quedé en el camino. Y no quiero que a ella le pase lo mismo.
La de Miss Teen será la primera pasarela a la que se enfrentará María. A sus 14 años es alta, sobre todo cuando se calza unos tacones de unos quince centímetros, y delgada. Aunque no es solo el físico lo que buscan en el certamen.
“Buscamos a la adolescente más completa de España”, explica Irene Gómez, fundadora y directora de Miss Teen España. “No podemos comparar el cuerpo de una niña de 13 años —la edad mínima— con el de una de 19 —la máxima—; el desarrollo es diferente y por eso valoramos otras cuestiones: sus notas en el colegio, su saber estar, su conversación o la cultura que demuestran”, detalla la organizadora, enfermera de profesión pero vinculada al mundo de la moda desde que en 2009 participó en Miss España. En 2012 conquistó el título de Miss Mesoamérica Internacional.
“Pretendemos que vivan una experiencia bonita, sana, divertida, que aprendan a desfilar con nosotros, a relacionarse con más chicas de su edad, a tomar contacto con un público, que aprendan la disciplina de un evento social donde no sólo la belleza física sea lo que destaque. En definitiva, queremos hacerles ver que para lograr sus objetivos en un futuro, en el ámbito que elijan, necesitan tener formación, valores, humildad, empatía y solidaridad”, explica a EL ESPAÑOL la organizadora.
Nada de pelo teñido como en Estados Unidos
“He visto y he vivido lo que se organiza en Latinoamérica o en Estados Unidos —sigue la responsable de la versión española de Miss Teen—, donde las niñas van vestidas de mujeres, con el pelo teñido ya desde pequeñas… y creo que es un concepto equivocado, no es lo que nosotros pretendemos para nuestras niñas, de ahí que evitemos toda esa parafernalia y nos centremos en sus capacidades, no únicamente en su apariencia”.
“No queremos a una adolescente disfrazada de miss adulta —insiste Gómez—, deseamos que se respete la magia de la adolescencia, sus rostros angelicales y sus vestidos de princesas”.
Además de la gala, durante los dos días en los que se desarrolla en certamen, las candidatas reciben clases de protocolo, pasarela y nutrición. “Para nosotros es tan importante saber comer como mejorar su postura al andar, al sentarse… y eso les servirá en una pasarela y en su dúa a día”, detalla la Miss Mesoamérica.
Por eso, de las casi doscientas postulantes que se han presentado de toda España a las pruebas iniciales, solo una veintena de candidatas se disputarán la corona con la que reconoce a “la adolescente más completa”. “Hacemos una entrevista exhaustiva con ellas y con sus padres —explica Gómez—, que deben estar comprometidos y servirles de apoyo, de hecho, muchos están más nerviosos que las propias participantes”.
Tesis que certifica Macu, la madre de Inmaculada, otra de las participantes de 14 años. “Por supuesto que estamos más nerviosas que ellas”, confirma.
Inmaculada todavía no sabe qué zapatos —de tacón, obviamente— combinará con su vestido con escote palabra de honor, color piedra y con brillos y trasparencias en el cuello y en la parte baja. Tampoco sabe qué hará si logra ganar el certamen. “Supongo que celebrarlo, pero ni me lo he planteado”, sostiene la joven. A fin de cuentas, por la fiesta que se vive en su casa, en la que participan tías y primas, poco importa.
“A todas nos gusta la moda, la pasarela y estamos todas muy ilusionadas”, detalla Inmaculada, que terminó con media de notable el curso pasado. “Me gustaría ser psicóloga”, aclara. “Pero disfruto con la fotografía, el maquillaje y la ropa”.
Miedo a tropezarse con los tacones de quince centímetros
Todo su dormitorio está repleto de maquillajes. En redes sigue con fervor a blogueras de moda como Dulceida o Laura Escanes. Y otras tantas chicas anónimas que cuelgan sus modelitos en sus perfiles de Instagram.
Apenas ha comentado en el colegio que participará en la gala de Miss Teen porque teme que de tanto decirlo pueda quebrarse su sueño. Sí admite que va con miedos al certamen. “No por las preguntas del jurado, porque una vez que me ponga a hablar ya cojo carrerilla; lo que temo es tropezarme con los tacones, porque siempre que me los pongo acabo doblándome las rodillas, y no quiero caerme en mitad de la pasarela”, confiesa entre risas Inmaculada.
—Macu, ¿ella es más niña que adolescente?
—No, es más mujer que adolescente. Tiene la cabeza muy centrada. Y siempre ha sido así. Es seria, muy madura.
—¿Hay alguien que le haya puesto reparos a la hora de inscribirse?
—No, porque ella es una niña muy responsable, demasiado. Tengo mucha confianza en ella. Y no va a perder la cabeza.
Y sobre los tacones. “Pasito a pasito —recomienda la madre—, y despacito, como la canción”.
Aunque algunas, a pesar de su corta edad, ya llevan mucho trecho recorrido. El camino de Lu empezó en China hace 16 años. Llegó a España junto a su nueva familia y pronto se mimetizó con la cultura andaluza. Tanto que llegó a participar en el programa Menuda noche, que conducía Juan y Medio en Canal Sur. Hay vídeos memorables de la pequeña Lu, colgándole las piernas de la silla.
Niñas, pero con años de experiencia
Desvinculada del fenómeno catódico, Lu se desenvuelve ahora con soltura en la Red. Desde los 13 años gestiona un blog de moda, que actualiza con comentarios sobre sus propios modelos y apuntes de cosmética. Gracias a ese trabajo y a su carácter espontáneo, la joven ha participado como comentarista en pasarelas de moda flamenca. Ha participado en vídeos promocionales, en sesiones de fotos para moda… y estudia bachillerato con la mente puesta en la carrera que lleva años barruntando: Medicina.
Y, entre tanto, será una de las candidatas a Miss Teen España. A tenor de los compañeros de clase, es una firme opción para hacerse con el título. “Ellos confían en que gane, pero esperemos a ver qué ocurre”, zanja.
Más allá del resultado, el concurso, que se desarrolla durante dos días en el lujoso hotel Sherry Park Jerez, tiene más ingredientes que lo hacen goloso para muchas participantes. “Me gustan este tipo de concursos porque se aprende mucho, se hacen contactos y es un buen sitio en el que encontrar a más gente como yo, con mis mismas aficiones”, explica Lu, que lleva el discurso bien aprendido.
Este año, lo que se recaude en la gala irá a parar a la Asociación Chromo 22, que impulsa la investigación de la Neurofibromatosis Tipo 2, una de las llamadas enfermedades raras de la que solo se conocen 17 casos en España.
“Eso también me sedujo —apunta Lu—, porque entre todas podremos contribuir a mejorar la situación de quienes padecen esta enfermedad”.
“La belleza está en el interior”
Ana, a sus trece años, sabe que el jurado valorará algo más que el físico, pero por si acaso pasa los últimos días repasando su pose delante del espejo. Ya tiene listo su traje de color bugambilia y pedrería en el escote. Lo saca del armario con mimo y se lo coloca mirando de reojo a su gato Ichi.
Su dormitorio es el de una niña. Hay muñecos en las estanterías y una rosa roja en un fanal, exactamente igual a la de la película ‘La bella y la bestia’. “Es una película que me marcó”, detalla Ana.
—¿Por qué?
—Por el mensaje que tiene, lo de que la belleza está en el interior.
Pero por si el jurado se despista, Ana sopesa con su madre el tipo de peinado que se hará el sábado. “¿Mejor un recogido alto, no? Para que se quede fija la corona”, bromea Yolanda, su madre, peluquera de profesión.
Ana lleva tres años esperando alcanzar los 13 años para poder presentarse a Miss Teen. “Y si no gano, volveré a intentarlo el año que viene”, advierte. En este tiempo también ha hecho sus pinitos en el mundo de la moda. Pasarela, viodeclips, reportajes fotográficos… Todo siempre bajo la tutela de sus padres.
“Me han llegado a ofrecer sesiones de fotos sugerentes o en ropa interior, y les he dicho que no, porque ella es una niña, es muy pequeña y todo llegará a su debido tiempo”, asegura Yolanda.
“En este mundo te tienes que andar con mucho ojo”, confiesa la peluquera. “Por eso, como madre —sigue—, me gustan estos concursos, que le dan mucha importancia a otras cuestiones más allá del físico”. “¡Que disfruten, y eso que se llevan!”.
Pero más allá de la experiencia, de los nervios y preparativos, todas miran de reojo la corona. Ya saben que su predecesora, Marisol Serrano, Miss Teen 2016, acabó ganando el certamen internacional.
“Y no ganó solo por guapa, la suya es una historia increíble de superación, un ejemplo para todas las candidatas de este año”, insiste Irene Gómez, la organizadora. “Buscamos a la adolescente completa —zanja—, porque Miss Teen España es más que una cara bonita”.