Fundas de armas por los suelos. Papeles desperdigados por doquier, puertas de expositores abiertas y embalaje destrozado. Dos cajas fuertes reventadas y, al fondo, un gran agujero en la pared. Y, sin embargo, lo que más llamaba atención era lo que no estaba: más de ochenta rifles se esfumaron a plena luz del día en Madrid.
En la mayor armería de la capital española aún no dan crédito a lo sucedido. Como si de una nueva peripecia de la saga Ocean's se tratase, una banda criminal asestó un golpe maestro que se saldó con un botín que puede superar los centenares de miles de euros. Rifles de caza, miras telescópicas, visores y material óptico como botín de un robo en el que los ladrones anularon el sistema de doble alarma del negocio y las cámaras de videovigilancia. Tras acceder a la tienda a través de un butrón realizado en el local colindante, reventaron las cámaras acorazdas con una lanza térmica. No son ladrones aficionados. Se trata de un crimen atípico que tiene estupefacto al sector de las armas español, confirman fuentes de la Asociación Nacional del Arma (ANARMA) a EL ESPAÑOL.
"No encaja", comentan desde ANARMA. Porque estos rifles de caza de alta gama no tienen un perfil de uso delictivo. "Estas no son las armas habituales de la delincuencia organizada". Los nuevos dueños de este armamento no van a ser los esperados. La incógnita está ahora en saber quiénes serán y por qué han sustraído este arsenal a través de un butrón en la céntrica Armería Argali de Madrid, situada entre el Paseo de la Castellana y el barrio de Prosperidad. Este establecimiento es conocido en el sector como uno de los de mayor prestigio de la capital. Se caracteriza por vender rifles de alta gama, que pueden estar valorados entre los 1.500 y 20.000 euros por unidad.
Si se utiliza una de estas armas para perpetrar un robo es "como quien usa un Porsche para un alunizaje", indican fuentes especializadas a este periódico. Porque son rifles de cuidados acabados, cuyo precio puede ascender en función del tipo de madera empleada, de la marca que se desee adquirir o incluso de la personalización del mismo.
La mayoría de los rifles son de caza africana
Gran parte del arsenal sustraído lo conforman rifles de caza africana, comentan fuentes autorizadas a este periódico. La diferencia con respecto a un arma de caza tradicional estriba en que los primeros usan calibres más potentes que permiten abatir la fauna de la sabana: animales más grandes y con una morfología que difiere de lo que existe en Europa, con mayor densidad muscular y ósea. Por eso no interesan a los cazadores que se quedan en territorio comunitario.