Despedido el cocinero de un hotel de Calella por "tratar bien" a la Policía
José llevaba cuatro años trabajando en el complejo hotelero catalán de donde fueron desahuciados decenas de agentes la semana pasada. Ahora tiene que hacerse cargo de su hijo discapacitado sin sueldo alguno.
9 octubre, 2017 20:06Noticias relacionadas
“Tú te vas con tus amigos los fachas, igual que tú”. Así se dirigió su jefe a José, cocinero hasta hace unos días del Hotel Las Palmeras de Callella, de donde ha sido despedido por tener "buen trato" con los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil que fueron desahuciados hace una semana del complejo hotelero. “Tenía un jefe que es contrario a mis ideas”, relata el hombre.
Todo ocurrió la semana pasada, justo después de que este y otros dos hoteles expulsasen a cerca de 500 agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. La presión de los sectores más radicales del independentismo provocó que los responsables de los establecimientos echasen a los agentes de sus habitaciones. Así lo denunció la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en un comunicado a los medios. Y José fue despedido justo después que ellos tuvieran que hacer las maletas y desaparecer de allí donde, al parecer, no son ya bienvenidos.
José llevaba cuatro años en las cocinas del hotel Las Palmeras. Anteriormente, ya había trabajado allí otros seis. Y lo había hecho en el mismo puesto de cocinero, entre tarteras y fogones. No era, como afirman varios agentes a este periódico, un empleado “de campaña” de verano. Se lo podían encontrar allí tanto en verano como en invierno. Era un habitual y por eso todos le conocían. No era, por tanto, un trabajador de temporada alta, sino que estaba allí tanto en la época estival como en la temporada baja de turistas.
Fruto de esa prolongada estancia, y de que el complejo hotelero ha sido un lugar recurrente en el que los agentes se han instalado en los últimos años, este hombre, natural de Granada, labró una buena amistad con algunos de los miembros de la Policía Nacional. Así lo confirman a EL ESPAÑOL dos de esos agentes, uno de ellos amigo íntimo del cocinero.
“Ya te digo yo que esos son los hoteles que se han usado siempre. No son hoteles que han aparecido de la noche a la mañana”. Lo dice a este periódico uno de los agentes que, en los últimos años, se han estado instalando en el Hotel Las Palmeras, ahora en el foco de la polémica tras las expulsiones de la semana pasada y con el desafío independentista más presente que nunca en la política nacional, autonómica y local.
Según otro de los agentes, a José le han despedido en base a “la empatía y el buen trato” que tenía con los policías que allí se suelen hospedar de cuando en cuando. La relación también la confirma el propio José en conversación telefónica con EL ESPAÑOL. “Aparte de ser clientes, con los años nos hemos hecho amigos”.
Un hijo con una discapacidad del 65 %
José vive en Calella desde hace años. Aparte de su trabajo, necesita gran parte de su tiempo para cuidar de su hijo, que sufre una discapacidad del 65 %. Su caso ha sido difundido en diferentes foros por agrupaciones policiales y de Guardias Civiles de toda España con el fin de que José pueda encontrar otro trabajo que le permita volver a recibir un salario.
De este modo, la tensión continúa presente en Calella. Ya la semana pasada, la AUGC difundió un comunicado en el que relataban los motivos que les habían dado para no hospedarles. “Al parecer, la presión del Ayuntamiento de Calella, localidad barcelonesa donde está ubicado el Hotel Vila, ha sido determinante en esta decisión, que se ha producido tras una noche en la que los agentes han sufrido durante varias horas el escrache de un par de centenares de personas que se agolparon en la calle frente al hotel. Tuvieron que soportar gritos, insultos e incluso el lanzamiento de botellas hasta altas horas de la madrugada”.
A raíz del despido del cocinero del hotel de Calella, según ha podido saber EL ESPAÑOL varios agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que mantenían relación con él se pusieron manos a la obra para difundir lo ocurrido a fin de que José volviese a encontrar trabajo. “Cuando surgió toda esta historia (de José), lo comento en un grupo que tienen los de UIP. Ahí fue cuando dijo que hay que hacer algo”, relata a EL ESPAÑOL un agente. Un joven desde Valencia se ofreció a hacerle un contrato. Al final, el cocinero expulsado, varios días después de lo ocurrido, recibió una oferta de trabajo desde Granada, la cual aceptó.
En manos de la justicia
La polémica de los hoteles de las localidades de Pineda de Mar y Calella se acrecentó al difundirse cartas que algunos agentes recibieron en las que los gerentes de los hoteles explicaban cómo, tras encuentros con miembros del ayuntamiento, se vieron obligados a expulsarles de sus habitaciones. Es el caso de los complejos Checkin Mont-Palau y Checkin Pineda. La carta que difundieron fue la siguiente. “Debido a una reunión que hemos tenido con responsables del ayuntamiento de Pineda de Mar, nos vemos obligados, bajo amenaza de cerrarnos los hoteles durante cinco años, a desalojar el contingente de Policías Nacionales de los dos hoteles, Checkin Mont-Palau y Checkin Pineda, mañana día 3/10/2017 antes de las 16:00 h.”.
De hecho, el asunto está ya en manos de la justicia. La semana, al día siguiente de las expulsiones la Fiscalía de Barcelona abrió diligencias para investigar los hechos y la posible implicación de los "responsables municipales" en esa decisión. En un escrito, la fiscal jefa de Barcelona, Ana Magaldi, delegaba la investigación al servicio especial de Delitos de Odio y Discriminación de Barcelona.
A raíz del despido de José tras la expulsión de los agentes de sus estancias a principios de la semana pasada, EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con el hotel Las Palmeras en Calella. En la llamada telefónica, han remitido a un correo electrónico de gabinete de prensa. No se ha obtenido respuesta alguna.