Tomás García Serrano perdió la vida tratando de salvar otra este domingo en Valfermoso del Tajuña (Guadalajara). Sucedió muy rápido: Tomás, un toledano de 33 años y gran amante de los toros, corrió a socorrer a un anciano de 80 años que se había desvanecido. Los peores presagios se confirmaron al instante. A Tomás le había seccionado la yugular el asta del toro. Nada pudieron hacer los servicios médicos ante la cornada mortal.
El sol brillaba en todo su esplendor este domingo en Guadalajara. Las temperaturas eran altas y la muchedumbre se arremolinaba en una gran explanada, acotada, que se utiliza para celebrar los encierros en Valfermoso. Los habitantes del pueblo observaban el espectáculo desde los pocos cerros que tenía el escenario de esa tarde. Y estaban muy concurridos: la Fiesta del Toro Revolao es multitudinaria.
Este festejo, que debe su nombre al sobrenombre con el que se conocen a los habitantes del municipio -‘revolaos’-, cuenta con muchos fieles. Suele haber una gran afluencia de público para ver a los astados en el campo y a los jóvenes que tratan de esquivarlos, corriendo o con acrobacias y recortes. Durante la tarde del domingo, más de mil personas presenciaban el encierro, según cifras del alcalde de Valfermoso, Daniel García Rojo, en declaraciones a EL ESPAÑOL.
Tomás era uno más: ya contaba con experiencia en el mundo del recorte. La tauromaquia era su pasión y no lo podía evitar. Su familia no terminaba de estar de acuerdo con esta afición.
—Ya estás otra vez liado, le recriminaba un familiar en redes sociales.
—A cada uno le gusta lo que le gusta, se justificaba él.
Su hermana menor, Rocío, temía el fatal desenlace: “Matarte [sic]. En poco vas a acabar con mi vida. No sé qué hacerte ya”. Tomás trataba de quitarle peso y despreocupar a sus seres queridos. “Nada más que decís tonterías, dejadme ser feliz”. Porque Tomás disfrutaba rodeado de toros. Y su familia, pese a todo, le acompañaba.
Así fue el domingo. Tomás; su mujer, Jennifer; sus dos niños, Aarón e Íker, y otros familiares estaban con él en los espectáculos taurinos. La primera parada de la ruta fue Lupiana (Guadalajara), donde también disfrutaron de un encierro. Después, toda la troupe recaló en Valfermoso. “Tenía un corazón tan grande que murió tratando de socorrer a otra persona”, se sinceraba una persona de su círculo.
"No tuvo escape"
Nadie podía esperar el suceso, dada la normalidad con la que discurría el festejo. Nunca, en la historia de Valfermoso, los encierros se habían saldado con alguna víctima mortal. Pero, debido al calor, un vecino del pueblo de 80 años, sufrió una lipotimia. Rápidamente, Tomás y dos jóvenes más acudieron a socorrerle. “Se distrajo tratando de ayudar a este señor, y cuando se dio cuenta de que venía el toro, salió corriendo. Pero no tuvo escape, cayó al suelo y el toro le embistió”, relata el regidor guadalajareño a este diario. “Al principio se levantó y pensábamos que solo lo había revolcado, pero cuando se metió en el coche de la organización y lo llevaron al servicio médico no se pudo hacer nada por su vida".
Sin embargo, testigos oculares del suceso comentaron a posteriori a este digital que Tomás sufrió la cogida cuando se cambiaba de sitio para presenciar el espectáculo. "Le cazó, lo cogió en carrera, pero no mientras ayudaba a este anciano. Simplemente fue muy mala suerte", indica este testigo.
Tomás, pese a ser natural de Toledo, vivía en Ciempozuelos (Madrid). El municipio madrileño, de más de 23.000 habitantes, se encuentra en la parte sur de la Comunidad, a poco más de hora y media de Valfermoso en coche. En el pueblo, Tomás trabajaba y hacía vida. Era muy conocido y formaba parte de la Asociación Cultural Taurina “Bienhecho”. También era devoto de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad de Ciempozuelos, pero su ocupación principal era ser mozo de almacén y reponedor de A&B Custom, una empresa de transporte de muebles y logística por carretera.
En la tarde de este lunes, una multitud le ha querido dar su último adiós en el camposanto de la localidad madrileña. El perfil ha sido bajo: el dolor y la conmoción eran tales que no cabían las palabras de homenaje. “Era muy querido”, relata un amigo cercano a la familia a este periódico.
Todavía están tratando de digerir la noticia. Pero prevén el revuelo que puede generar, tal y como está el ambiente: “Viendo que es una muerte por un toro y, como están las cosas con los antitaurinos, mejor dejar descansar el nombre de nuestro amigo, no queremos violencia”.