Es día de mercado en Totana (Murcia) y la neblina empieza a despejar con el sonido de los primeros carros de la compra y el ajetreo de los puestos de verduras más madrugadores. En el barrio de El Parral, a las afueras del pueblo, la mañana tarda más en despuntar y los negocios remolonean. En esta zona tranquila, alejada del hoy -más que nunca- bullicioso centro, se encuentra la urbanización de trazado semicircular y construcciones propias del boom del ladrillo donde vive Hipólito, de 38 años, más conocido entre los vecinos como El Punchas, apodo que heredó de su padre. Toda Totana habla de él: es el camionero que conducía el vehículo que provocó el pasado un accidente en la A7 y acabó con la vida de cinco personas. Dio positivo en consumo de cocaína.
El lunes 10 de octubre, yendo al volante de un camión de la empresa totanera de transportes Agetrans Demetrio e Hijos S.L., Hipólito no frenó al llegar a una zona con una fuerte retención en la autovía A7 a la altura de la pedanía murciana de Sangonera la Seca. Como consecuencia, el tráiler embistió a doce vehículos en un siniestro que provocó la muerte de cinco personas, 4 miembros de una misma familia de Elche y un joven murciano, y diez heridos.
Tras practicársele las pruebas de alcohol y drogas en el lugar del accidente, El Punchas fue detenido por la Guardia Civil y pasó esa noche del 10 de octubre en el calabozo, lejos de su casa de El Parral. Las pruebas dieron positivo en cocaína, pero algunos de sus vecinos no terminan de asimilarlo. “Yo lo conozco de jugar con él al fútbol y salir alguna vez. Es muy buen zagal, camionero de toda la vida. No ha dado nunca ningún problema, y eso de que haya dado positivo en cocaína me suena muy raro. Vamos, yo lo veo paseando con su mujer y su hijo pequeño por el pueblo y poco más”, nos comenta uno de sus conocidos del pueblo con el primer café de la mañana. “Yo sí había oído que últimamente le gustaba mucho la fiesta”, añade otro de los asiduos al bar en el que preguntamos. “No sé si será verdad o no”.
Hipólito no disfrutó tampoco a la mañana siguiente de la compañía de su mujer, Verónica, ni de su hijo, y cambió las charlas en el bar ‘El Tágana’ por la declaración ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Murcia, que finalmente decretó la libertad provisional. Poli, acusado de delitos contra la seguridad vial, homicidio imprudente y lesiones, tendrá que comparecer cada 15 días en el juzgado. También se le ha retirado el carné de conducir. “Siendo toda la vida camionero… imagínate”, comenta uno de los clientes habituales de ‘El Tágana’, a donde Hipólito solía ir a almorzar.
"Nunca le he visto consumir nada"
Poli había trabajado en Visanfer, una empresa totanera de materiales para construcción, hasta que llegó la crisis y pasó a conducir autobuses para Transportes Martínez y Transportes Cerezuela. Después llegó a Grupo Agetrans donde, según nos cuenta un miembro de la plantilla, “nunca tuvo un mal gesto ni una mala palabra con nadie”. Nos habla con la mirada baja, los ojos tristes y un tono de voz resignado. “Ahora lo único que importa es que han muerto cinco personas. Lo demás, ¿qué más da? Dicen que iba drogado, pero yo nunca le he visto consumir nada”.
En la bondad y la normalidad de El Punchas coinciden todos los vecinos que acceden a hablar. “Se tomaba unos bocadillos así”, gesticula otro de los asiduos de ‘El Tágana’, posando el dorso de cada mano en un extremo de la mesa. “¿Tú has conocido a algún gordo malo? Pues eso. Él es feliz, amable, no se mete con nadie, tranquilo… Como persona, bellísima. Un diez. Lo que haya pasado ahora, eso ya…”.
“Yo culpo a la DGT”, exclama enfadado un nuevo integrante de la tertulia, también camionero y conocido de Hipólito y su padre. “En esa zona de la autovía hay una sombra, la carretera hace una ‘S’ y no se ve nada. Había retención desde una hora antes del accidente, ¿por qué no había puesto la DGT señales avisando? Sin señales, pues cualquiera se come a los coches de delante. Él iba a 90, no podía ir a más”
“¡Pero si ni siquiera pisó los frenos!”, salta otro de los vecinos. “Una cosa no quita la otra. Eso ha pasado por cómo iba, las víctimas son los 5 muertos y él es el culpable y ya está, y tiene que pagar por eso. Sea conocido, amigo, hijo… es igual, ahora tiene que apechugar. Que cualquiera puede tener un accidente, sí, pero de la cárcel se sale, y del cementerio no. Si has consumido, pues no cojas un camión. Por lo visto salió el sábado de fiesta con los de la empresa, y ahí se tomó lo que se tomó".
“Lo de la droga en Totana es una plaga”, se lamenta un cliente del bar ‘La Petanca’, en El Parral. “El chico y la familia, por lo que sabemos, son buenas personas que no han hecho nunca nada extraño. Pero, si consumes y tienes eso en el cuerpo, ¡no conduzcas! Se tendría que haber matado él y no los otros, qué quieres que te diga”.
También los hay que prefieren no comentar, o que afirman no saber de quién les hablamos, con la sonrisa forzada y el encogimiento de hombros del que, simplemente, no quiere contarte la vida de otros. “Nosotros no sabemos nada de eso, no tenemos tiempo de esas cosas”, nos despacha rápidamente el gerente de uno de los bares más concurridos de El Parral. Tampoco tenemos éxito al preguntar por su domicilio. “He oído que vive por aquí detrás, pero no sé exactamente dónde”, o “me ha dicho mi marido que es vecino del barrio, pero no tengo ni idea”, son algunas de las respuestas que recibimos.
Cuatro de los cinco fallecidos, familiares
Es día de mercado en Totana, y el sol de octubre ya empieza a calentar con complejo de sol de agosto. En Elche, Alicante, poco les importan los grados sabiendo que 4 vecinos de una misma familia del barrio de La Zapatillera se quedaron en la A7.
José Vicente Maciá, de 53 años, su hija Elena Maciá, de 14 años, su cuñada Fini Belmonte, de 48 años; y la hija de ésta, Laura Fabra, de 16 años, viajaban en un Seat tras pasar unos días en Almería con el resto de la familia, que ocupaban otros coches y circulaban más adelantados.
Adria era entrenadora de Elena en el Club de Voleibol de Elche. “Era una niña preciosa”, nos dice con una congoja que atraviesa la línea telefónica. “Sus compañeras siguen jugando este año, y cuando recibimos la noticia… han ido al tanatorio, y están todas muy tristes. Elena había jugado antes un año como infantil, y en la temporada pasada como cadete. Este año se había lesionado haciendo educación física en el instituto, y estaba esperando para recuperarse y volver a jugar”. Elena y su prima Laura, también fallecida en el accidente, iban al mismo instituto y tenían amigas comunes.
Su padre, José Vicente Maciá, era conocido por haber entrenado a la cantera del Elche Club de Fútbol y a varios equipos de la ciudad y localidades cercanas. “En los últimos años había decidido dedicarse plenamente a su trabajo como pintor y a su familia”, afirman desde el club.
Es día de mercado en Totana, con la rutina de carros, puestos y verduras de todos los miércoles. También sigue la rutina en El Parral, en el bar ‘La Petanca’, en la pizzería ‘Aguadulce’, en la casa de comidas y en la casa de apuestas. Pero la rutina de uno de sus vecinos, Hipólito ‘El Punchas’, se quedó sin frenos el pasado lunes. Como dicen los clientes de ‘El Tágana’, “ya tiene penitencia para toda su vida”.