La sonrisa perenne de Ignacio Echeverría trasluce el desgaste de la película casera que protagonizó de niño. Cuando el héroe del monopatín no era más que un crío, soñó, a través de la mirada de una cámara, que era “el científico más prestigioso” de Las Rozas (Madrid), su ciudad natal. Un Ignacio inocente, feliz, con una expresión traviesa, que demuestra en el film familiar una vis cómica.
El científico encarnado por Echeverría tiene “pasión escondida” -según la voz en off de la cinta-: la astronomía y su vecina, de quien se enamora. Porque el personaje, como el niño que le da vida, guía sus acciones por el sentir de su corazón: tal y como hizo Echeverría la fatal noche, en el pasado mes de junio, en la que se enfrentó a tres yihadistas para socorrer a un policía durante el atentado en Londres y falleció. Sus únicas armas fueron su coraje y su monopatín.
Por su abnegación, por su generosidad, Ignacio Echeverría es, junto al tenista Rafael Nadal y al equipo de fútbol presidido por el empresario Florentino Pérez, el Real Madrid, uno de los tres Leones de EL ESPAÑOL de 2017.
Este vídeo casero, que coincide con la primera entrevista en algún medio de comunicación de los padres de Ignacio Echeverría Miralles de Imperial, Joaquín y Ana, rinde homenaje a a la valentía del héroe, que tenía 39 años en el momento de su muerte en el London Bridge de la capital inglesa. Ignacio estaba volviendo de pasar una tarde con sus amigos practicando una de sus pasiones, el skate, cuando se cruzó con los terroristas que buscaban perpretar la matanza de Borough Market.
Así, monopatín en mano, se lanzó para tratar de parar la masacre. En ese momento se le perdió la pista y hasta casi una semana después no se supo qué había sido de él. Fueron unos días de agonía que mantuvieron en vilo a su familia y a todo el país y que tuvieron el peor de los desenlaces. El destino del héroe quedó sellado: había muerto acuchillado por los terroristas.