La bala descerrajada a David Duque (38 años) este martes a plena tarde en Madrid no tuvo otra motivación más que un lío de faldas. Los celos, esos malditos celos que infectan el amor estos días, fueron el origen de la decisión que tomó el pistolero, un hombre dominicano de 36 años del que no se conocen más datos.
El reloj marcaba algo más de las seis de la tarde. Sólo unos minutos después del suceso llegó la confesión:
—"Acabo de disparar a un hombre en la cabeza con esta pistola", dijo el agresor en la comisaría del distrito de Tetuán. Había recorrido menos de quinientos metros a pie desde el lugar del crimen, en la céntrica calle Marqués de Viana. Junto al arma del crimen, también portaba un cuchillo, que también entregó a las autoridades.
Según confirman fuentes próximas a la investigación a EL ESPAÑOL, un "asunto de cuernos" es la razón primigenia del suceso. David había comenzado a salir recientemente con una nueva chica, también de origen latino, como él, que es colombiano, indica uno de sus conocidos a este periódico.
Ellos, sus amigos, creyeron en un primer momento que se trataba de un ajuste de cuentas. "Qué va a ser si no", indicaba a las pocas horas de la agresión uno de sus amigos más próximos. "Menos mal que ya pillaron a ese sicario", murmuraban entre dientes, sin saber que había sido el mismo pistolero quien se entregó.
Cliente habitual de los bares del barrio
David se dirigía a un bar del barrio para cumplir con su rutina. Era habitual de varios establecimientos próximos a su domicilio. Allí, en cada uno de ellos, pedía siempre lo mismo, como si de un ritual se tratase: primero, un chupito de ron Brugal; después, un tercio de Heineken. Daba igual la hora del día.
Porque él era un muchacho tranquilo y un poco engañoso con las cuentas del bar, remoloneando con el precio a pegar. "Pero al final siempre se solucionaba y nunca había dado ningún problema", indica a este periódico la dueña de un bar a los que suele acudir.
En el camino hacia uno de ellos, en plena calle, en la intersección entre las calles Marqués de Viana y Hierbabuena, tuvo lugar la agresión. Ambos iban andando. Y, de repente, "un petardazo", describían los vecinos. La última imagen que tienen de David, por ahora, reflejaba lo dantesco de la escena: "Salimos tras escuchar el ruido y sólo pudimos ver al hombre disparado en el suelo, sangrando y dando golpes en el suelo".
Estable dentro de la gravedad
De momento, aunque el Hospital de La Paz ha confirmado a este periódico que no ha habido parte médico, David continúa estable dentro de la gravedad, según sus conocidos. "Somos optimistas, ha superado las primeras horas que son las más difíciles". Más en su caso: el impacto de la bala le causó una herida en la cabeza sin orificio de salida.
Del caso se ha hecho cargo el grupo de Homicidios de la Policía Nacional, que continúa investigando. Aunque el móvil está confirmado: a David le dispararon por celos.