Pánico en Zarzuela: las tres horas en que se temió por la seguridad del Rey
Felipe VI fue avisado de que un vehículo sospechoso había penetrado en la finca de la Zarzuela. Mientras un helicóptero buscaba al conductor, que había abandonado el coche, el Monarca decidió trasladarse del edificio en el que está su despacho a su residencia, el Pabellón del Príncipe.
21 octubre, 2017 03:03El pasado lunes por la tarde, los vecinos de El Pardo estaban inquietos. Desde las seis y media de la tarde, un helicóptero de la Policía Nacional no paraba de dar vueltas sobre el recinto de Zarzuela. Tras casi tres horas sobrevolando el cielo del Monte del Pardo, el ruido cesó. ¿Qué había pasado?
La razón fue la búsqueda y captura de un intruso dentro del perímetro de seguridad. 180 minutos en los que Guardia Civil y Guardia Real, los encargados de proteger a la Familia Real, estuvieron en alerta máxima.
Todo comenzaba a las seis y media de la tarde en el distrito de Moncloa. Una patrulla de la Policía Municipal de Madrid da el aviso de que acaban de dar con un coche robado. Al darle el alta al conductor, éste acelera. Comenzando así una trepidante persecución por la A6. Los agentes persiguieron al sospechoso durante los cuatro kilómetros que separan el Arco del Triunfo con la desviación hacia el hipódromo de la Zarzuela. El conductor decidió tomar esta salida para intentar despistar a la policía entre los muchos chalets y callejuelas que hay en esa zona, conocida como Valdemarín.
Al volante del Peugeot 208 Álvaro Veles, un portugués nacido en Lisboa hace 30 años. Se trata de un delincuente habitual, conocido de la Policía desde que llegó a Madrid hace unos años. Su rutina habitual son los robos en casas y chalets vacíos, no va armado, no suele ser violento, a no ser que necesite su dosis habitual de droga.
En su huida, el portugués gira, sin saber dónde se mete, hacía la entrada que el palacio de la Zarzuela tiene en esa zona. No es la oficial, ya que la recepción se encuentra en el otro lado, en El Pardo. Pero este acceso tiene mucho uso doméstico, para entrada y salida del personal, mercancía e incluso de los miembros de la Familia Real cuando es más conveniente. De hecho, es el que usan la Princesa de Asturias y su hermana, la Infanta Sofía, para acudir al colegio cada mañana, ya que está en la cercana Aravaca.
Un lunes normal, sobre las siete de la tarde, tres Guardia Civiles custodian la entrada en una sencilla garita con una barrera de acceso siempre bajada. Aquí comienza una calle llamada Camino de Zarzuela. Sin embargo cuando el coche irrumpe y rompe la barrera, haciendo caso omiso del alto, la tranquilidad se termina. Detrás de él, la patrulla de la policía municipal de Madrid, que sí para ante la Benemérita, ya que no pueden entrar sin permiso en el recinto de Zarzuela.
¿Una personas o dos? ¿Van armados?
El Rey se encuentra en ese en ese momento en su despacho en las oficinas del Palacio. Acaba de terminar una audiencia con una representación de los miembros de las Academias Iberoamericanas que estaban participando en Madrid en el primer Encuentro Iberoamericano de Academias de Ciencias Morales y Políticas y de Ciencias Económicas. Ahora quiere terminar el día, antes de marcharse a casa con la Reina y las niñas, repasando la actualidad: el tema de Cataluña tiene al país en vilo, Puigdemont no termina de confirmar si declaró la independencia la semana anterior, los incendios en Galicia se han llevado ya la vida de cuatro personas y el primer borrador del discurso que dará en Oviedo en la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias del viernes espera sobre su mesa.
De repente interrumpe en su despacho su ayudante. Avisa al Rey de la situación y le cuenta lo que ha ocurrido en la entrada de Valdemarín, por lo que se ha puesto en marcha el protocolo de máxima seguridad. Don Felipe pregunta por los ocupantes, pero nadie sabe decirle si se trata de una persona o de dos y de si van armados. Finalmente deciden trasladar al Monarca a su residencia, al Pabellón del Príncipe, a un kilómetro del Palacio de la Zarzuela original, para reunirse con Letizia, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía. El intruso o los intrusos todavía no han pasado la segunda corona de seguridad, así que el peligro no es inminente.
Acompañado por Rafael, su guardaespaldas, y escoltado por otro coche, Felipe VI recorre en un vehículo blindado la distancia del despacho a su casa. Esta decisión la toma el Monarca junto a Miguel Herrainz, la persona que se encarga en estos momentos de la seguridad de Zarzuela tras el fallecimiento a principios de mes del Coronel Corona. Este Guardia Civil de 49 años, tiene su despacho en el cuartel que todo el equipo de seguridad tiene pegado al edificio principal del palacio. Desde allí se controla todo el perímetro.
Mientras, el coche que se ha saltado el control sólo se ha adentrado medio kilómetro en la carretera particular. Tras recorrer esa distancia, se ha metido en la cuneta de la derecha su ocupante se ha bajado para huir a pie. Y esto sí es un problema.
Un palacio rodeado de naturaleza
El Palacio de la Zarzuela fue mandado construir por Felipe IV en 1627 como un pequeño pabellón de caza. Cuando el Rey don Juan Carlos decidió que fijaría allí su residencia, renunciando al Palacio Real de Madrid, sabía muy bien lo que hacía. El edificio central, reformado en 1956, está rodeado de una gran extensión de naturaleza, en pleno Monte de El Pardo. Este lugar le proporciona a la Familia Real la privacidad y discreción para llevar su día a día de la forma más normal posible.
Pero también es toda una ventaja para su seguridad. El protocolo establecido es claro: el espacio se divide en tres coronas de seguridad teniendo el palacio y el Pabellón del Príncipe como centro. A partir de ahí, tres círculos de control acordonan la zona. Cada uno de ellos vallado y con la posibilidad de que sean cerrados en un momento dado.
Y el lunes todo funcionó bien, cuando el coche se saltó la barrera de la entrada de la A6, las alarmas saltaron, los Guardias civiles y Guardia real fueron armados con fusiles de asalto, lo normal es que sólo lleven su arma reglamentaria y los accesos de los otros dos perímetros de seguridad fueron cerrados con pilotes de hormigón pesado y cadenas pincha ruedas en el asfalto.
A partir de ahí, con los Reyes y sus hijas custodiadas en casa, don Juan Carlos y doña Sofía no se encontraban en Zarzuela, comenzó la caza de Álvaro Veles por el monte de El Pardo. Desde tierra la Guardia Civil y el regimiento de Guardia Real destinado para la seguridad del Monarca y su familia, y por el aire, que es como mejor se puede ver todo el complejo, un helicóptero de la Policía Nacional, con base en Las Rozas.
Preparada 'la habitación del pánico'
Por si acaso todo está listo para seguir el protocolo si la amenaza pasa la segunda corona de seguridad. Sería entonces cuando los Reyes y sus hijas serían escoltados hasta el sótano de su residencia, donde hay una habitación blindada en la que sus vidas no correrían peligro. Lo que el servicio secreto de los Estados Unidos llama la habitación del Pánico.
Otra opción sería la evacuación en helicóptero desde el helipuerto que tiene el Pabellón del Príncipe o por carretera. Todo está dispuesto por si acaso.
Pero no hace falta elevar el nivel de alarma. Tras dos horas de búsqueda encuentran al portugués, escondido en unas rocas que hay a unos dos kilómetros de dónde ha dejado el coche.
Con la detención de Veles termina la situación de máxima tensión en todo el reciento de Zarzuela. Los pivotes de hormigón son retirados de las entradas, los Guardias Civiles y la Guardia Real devuelven los fusiles al armero del cuartel, el helicóptero vuelve a su base de Las Rozas y los Reyes, se disponen a cenar con sus hijas, como un lunes cualquiera.
Esto quedará en la historia de Palacio como una anécdota más. Pero en realidad ha servido, y mucho, para saber que la seguridad de Zarzuela funciona y que todo el mundo conoce al dedillo su función en este tipo de situaciones. Ahora llega el momento de aprender de los errores y a Miguel Herrainz, responsable de la seguridad, sólo le queda una duda: ¿si los tres Guardia Civiles hubieran disparado al aire cuando el coche rompió la barrera, hubiera parado?