Málaga

Fue en junio cuando Carolina -38 años y 180 kilogramos de peso- empezó a sufrir fuertes dolores de espalda y acudió a su médico de cabecera. El doctor no mostró ninguna duda: tenía que adelgazar. Cinco meses más tarde Carolina permanece entubada y en estado grave en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Carlos Haya de Málaga tras dar a luz a dos gemelas de 2,4 y 2,1 kilogramos, sin que ninguno de los médicos a los que volvió a acudir en ese espacio de tiempo detectase que estaba embarazada.

Y no fueron pocos. Entre junio y octubre, Carolina acudió una segunda vez a su Centro de Salud, y tres veces más al Servicio de Urgencias del Hospital Clínico Universitario de Málaga, quejándose de fuertes dolores abdominales e inflamación en las piernas. Pero el diagnóstico no pasó de una simple lumbalgia.

“No se podía ni sentar; yo la ayudaba a moverse, a ducharse y a todo lo demás. Nunca imaginé que en realidad estaba embarazada”, relata Gonzalo, su marido y padre de las dos gemelas, a las que ya han bautizado con los nombres de Carmen y Alejandra. Carmen en recuerdo de la Virgen del Carmen -“para que la libre de todo mal”, dice Gonzalo- y Alejandra por la letrada que se ha hecho cargo de su caso, y que ha presentado ya una denuncia por negligencia médica contra el Servicio Andaluz de Salud (SAS).

Gonzalo, el padre de las dos gemelas E.E.

Gonzalo y Carolina se conocieron en 2011, cuando él tenía coche propio y trabajaba como transportista en la plataforma logística que el Grupo Eroski tenía en Málaga. Ella había trabajado como charcutera en varias cadenas de supermercados. Desde entonces permanecen unidos en salud y enfermedad, en riqueza y en pobreza, y esto último al pie de la letra, pues un año más tarde Gonzalo perdió su empleo, y a partir de ese momento dependieron de la ayuda de sus suegros y de los escasos y precarios contratos que les iban saliendo de higos a brevas. El último de ellos, el pasado verano en Limasa, la empresa de limpieza de Málaga, que aumentó su plantilla de eventuales durante la Feria de Agosto.

El año 2012 no solo trajo a esa casa el desempleo de Gonzalo, sino terrible la noticia de que Carolina no podría tener hijos debido a su obesidad. “Era su mayor sueño, pero los médicos nos dijeron que hasta que no perdiera peso sería imposible que quedara embarazada”, recuerda Gonzalo.

Gemelas de más de dos kilos cada una

Tan seguros estaban de ello los médicos que consideraron un simple trastorno debido a su obesidad la retirada de la menstruación que la paciente reveló en una de sus visitas al centro hospitalario. La misma seguridad llevó a los facultativos a diagnosticar que el bulto que tenía en la parte baja del vientre era un simple “bultoma de grasa”, que tenía que ponerse a régimen, y que era necesario hacerle unos análisis de sangre.

Pero no llegó a recoger la analítica. El pasado 6 de octubre, el día que tenía la cita, Carolina no aguantó más de dolor, y su marido la llevó a Urgencias de nuevo. “Cuando llegamos al hospital ella sólo gritaba que se quería morir del dolor”, recuerda Gonzalo.

El médico de guardia detectó un absceso en la zona púbica y pidió más pruebas. Entre ellas, el test de embarazo, que para sorpresa de todos, dio un resultado positivo. De inmediato se le practicó una ecografía, en la que pudo verse, con alguna dificultad debido a la obesidad de la madre, a las dos gemelas completamente desarrolladas. No sólo era un embarazo, sino que la biometría de los bebés mostraba que la paciente había cumplido con el periodo de gestación y estaba a punto de dar a luz. A toda prisa la llevaron al quirófano. A las 8.25 y 8.26 del 6 de octubre llegaban al mundo Carmen y Alejandra, con un peso de 2.434 y 2.160 gramos.

Gonzalo y Carolina se conocieron en 2011, cuando él trabajaba de transportista E.E.

Llegó a Urgencias con signos de dilatación, y entonces sí, entonces le hicieron las pruebas y la enviaron directamente al quirófano para practicarle una cesárea”, se queja Alejandra Méndez, la abogada y amiga de la familia que ha presentado la denuncia contra el SAS por posibles negligencias médicas con riesgo grave.

Carolina no ha visto aún a sus dos gemelas. Tampoco las llegó a notar en su interior durante el embarazo. Según su marido, “a veces notaba como patadas, pero como tiene una medicación fuerte para los nervios tanto ella como las niñas estaban relajadas y en general no se movían”.

Diazepam y Sertralina durante el embarazo

De hecho, y según su abogada, Carolina estaba siendo tratada por depresión con Diazepam y Sertralina, lo que le provocaba un estado de relajación en el que apenas notaba nada, y que pudo afectar a las niñas.

“A veces incluso parecía que tenía ganas de vomitar pero nunca llegó a hacerlo. Nunca sospechamos de verdad lo que pasaba. Sería una injusticia que le pasara algo a ella y no conociera al final a sus hijas”, asegura Gonzalo.

La denuncia de la familia ha motivado ya la apertura de unas diligencias en el Juzgado de Instrucción número 13 de Málaga contra el Hospital Clínico Universitario y contra el Servicio Andaluz de Salud (SAS) por negligencia grave. “Habrá que ver en el futuro si lo que ha ocurrido ha podido afectar a las gemelas en su estado de salud, aparte del daño que ya se ha provocado a la madre”, señala la abogada.

Por el momento sin embargo las niñas están bien. El problema, según Méndez, es ahora la madre. “La intervención fue muy complicada, y ahora tiene varios coágulos en la cabeza y muchos problemas para respirar; de hecho es muy probable que le practiquen una traqueotomía”, lamenta la letrada. Su marido, Gonzalo, ha dejado a las niñas al cuidado de sus suegros y acude cada día en el horario de visita a acompañar a su mujer a la UCI del Hospital Carlos Haya, le da la mano y, cuando Carolina abre los ojos, le cuenta que, por fin, ha sido madre.