Lunes 30 de octubre de 2017, tres días después de la fallida declaración de independencia unilateral de Cataluña. El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont se refugia en Bruselas, donde juega la carta del exilio tras la querella presentada por la Fiscalía General del Estado.

En la capital belga, a la que ha llegado previo viaje en coche hasta Marsella (Francia), lo acompañan cinco de sus consejeros también cesados por la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Son Meritxell Borràs, del PDeCAT (que ocupaba la cartera de Gobernación); Antoni Comín, de ERC (Salud); Joaquim Forn, del PDeCAT (Interior); Dolors Bassa, de ERC (Trabajo y Asuntos Sociales), y Meritxell Serret, de ERC (Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación).

Forn, Borràs, Serret, Bassa y Comín, los cinco consejeros que han viajado a Bruselas con Carles Puigdemont.

Flashback. 6 de octubre de 1934, horas después de que el president Lluís Companys haya proclamado el Estado Catalán. El consejero de Gobernación Josep Dencás (ERC) huye a través de las alcantarillas del subsuelo barcelonés. Acompañado de otros miembros de ERC, junto con unos ochenta guardias y un centenar de hombres pésimamente armados, se hace fuerte en la comisaría de Orden Público de la Vía Laietana.

Dencàs, gracias a un giro del destino, logra salir ileso del asedio al que les someten las tropas comandadas por el general Domingo Batet. Así, sin intuirlo siquiera, con ocho décadas de antelación marca el camino a seguir por Puigdemont y los suyos.

HIJO DE UNA FAMILIA DE FARMACÉUTICOS

Josep Dencàs, nacido en Vich (Barcelona) el 19 de marzo de 1900, procedía del seno de una familia de farmacéuticos. Siendo un veinteañero, y gracias a la mediación de su suegro, Josep Cararach, ingresó en la masonería. Fue uno de los fundadores de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC).

Dencás se cría en el barrio barcelonés de Sant Andreu, donde contacta con ambientes catalanistas moderados. Todo cambia en la universidad, donde se licencia en Medicina, con un primer ejercicio en los barrios de inmigración del Verdún y el Charlot. Allí toma contacto con el nacionalismo radical.

En junio de 1931, metido de lleno en la actividad política, fue elegido diputado por las filas de Esquerra. Un año más tarde, tras la convocatoria de las primeras elecciones al Parlament, obtuvo escaño en la cámara catalana.

En enero de 1933 el presidente catalán Francesc Macià lo nombró consejero de Sanidad y Asistencia Social. Sólo un año después ocupó el departamento de Gobernación durante el primer gobierno de Lluís Companys. Influido por las ideas racistas de Pere Màrtir Rossell i Vilar, se autodefinía como “nacional socialista”.

Dencás fue uno de los máximos responsables de la proclamación unilateral del Estado Catalán el 6 de octubre de 1934. Tras el fracaso de la nueva república, que sólo duró 10 horas, optó por exiliarse. Consiguió salir de Barcelona a través de las alcantarillas de la ciudad. Durante la intentona golpista fue el responsable directo de la formación de grupos paramilitares que él mismo dirigía. Antes de huir a Francia se llenó los bolsillos con fajos de billetes.

De nuevo en Cataluña, donde vuelve en febrero de 1936 como diputado pero ya no como consejero, participa en el monográfico sobre los Hechos de Octubre.

EXILIO EN ITALIA Y MARRUECOS

Josep Dencás volvió a Cataluña en 1936. Fue uno de los artífices de la refundación de ERC. Para ello contó con la ayuda de militantes y simpatizantes de Nosaltres Sols, una asociación nacionalista radical, o el Partit Nacionalista Català, formado por un grupo escindido de la ya antigua Esquerra.

Durante los primeros días de la Guerra Civil tuvo que exiliarse de nuevo debido a las presiones y amenazas de los anarquistas, quienes recordaban la terrible represión que Dencàs había desatado contra ellos cuando ocupaba cargos políticos.

Primero se exilió en Italia y después en Marruecos. En el país norteafricano trabajó como médico. En la ciudad alauí creó un centro médico benéfico subvencionado por el Banco Inmobiliario de Marruecos, fundado por el también exiliado Josep Andreu i Abelló, dirigente de ERC.

Dencàs falleció en Tánger en 1966 esperando en vano un permiso para volver a Barcelona. La muerte le sobrevino por una infección de riñón. Centrado en la atención a los más desfavorecidos, cuentan que en sus últimos días se le veía dejando dinero para medicinas bajo la almohada de sus pacientes más pobres. No se sabe si Puigdemont seguirá también estos pasos del hombre que en 1934, proclamado el Estado Catalá, le marcó el camino.

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