Carmen estudia 2º de Derecho en la Universidad de Sevilla. El pasado curso en la capital hispalense pagó una matrícula de unos 750 euros por las 11 asignaturas que cursó. Este inicio de curso la historia se iba a repetir, pero la entrada en vigor de unas bonificaciones universitarias pioneras puestas en marcha en Andalucía ha hecho que el precio de su matrícula quede reducido prácticamente a la nada: "Tenía que pagar 764 euros y me han descontado 749 euros. Me cuesta el curso completo 15 euros".
Carmen, que muestra su matrícula orgullosa a EL ESPAÑOL, no es becaria del Ministerio de Educación y su expediente no es brillante -aunque sí notable (7,05 de nota media)-, pero sus 11 aprobados de 1º de Derecho le han servido para obtener otras 11 asignaturas gratis en 2º de Derecho. Si aprobase estas 11 este año, el próximo también le saldría gratis. E igual el último curso. ¿El resultado? Graduada en Derecho por la Universidad de Sevilla habiendo pagado sólo el primer curso.
Como Carmen, decenas de miles de estudiantes andaluces -la Junta aún no ofrece datos exactos del número de jóvenes que se pueden acoger a esta bonificación- se acogerán a una pedida pionera en todo el territorio español que convertirá a Andalucía en paraíso universitario: bienvenidos a la barra libre de becas para todos.
Las 50 universidades públicas -el mismo número que provincias españolas- que componen el sistema de Educación superior premian a los mejores expedientes como tradición. Un alumno que durante su curso universitario destaca de manera sobresaliente del resto de compañeros obtiene la famosa matrícula de honor, que, además de brillar en su expediente académico, le exime de pagar la tasa de una materia en el próximo curso. Una especie de premio sin límite. Es decir, si ese mismo estudiante logra en sus exámenes de junio cinco matrículas de honor, el siguiente año tendrá otras cinco asignaturas exentas de pago. Un sistema basado en los éxitos académicos, independientemente de la situación económica del alumno: no es una beca, sino una bonificación.
Pues bien, este mismo sistema -pero rebajando esa excelencia al mínimo posible- es el que rige desde este curso la red de universidades andaluzas. Durante un arrebato electoralista, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, anunció -tras perder las primarias para liderar el PSOE- una suerte de barra libre de matrícula para todos los universitarios a partir del 2º curso de la carrera. Tal es la considerable rebaja que se aplica en las 11 universidades públicas andaluzas que basta con un simple cinco para obtener una bonificación de hasta 99% en el pago de la matrícula.
Según los datos consultados por EL ESPAÑOL, el precio medio de un curso universitario en Andalucía está en los 757 euros. Teniendo en cuenta, que los actuales grados son de cuatro años, un joven se gastaba hasta el pasado junio una media de 3028 euros. Ya no no será igual. Si el alumno es aplicado y aprueba -simplemente con un 5- todas las materias en las que se matricula cada año sólo pagará los 757 euros que ha pagado en el primer curso: todos los demás años le saldrán completamente gratis. Es más, si ese mismo alumno cuando termina su carrera quiere estudiar un máster, estos estudios también estarán exentos de pago.
Para aprobar -reiteramos, con un simple 5- las asignaturas de cada año que permitirían al alumno obtener la bonificación gratuita del siguiente curso, la Junta de Andalucía da al alumno dos oportunidades: aprobar en la convocatoria ordinaria de junio o en la extraordinaria de septiembre. Es decir, si el universitario -después de un curso poco aplicado- suspende todas sus asignaturas antes del verano pero es capaz de aprobarlas después de un julio y agosto entre apuntes, también se podría acoger a estar barra libre de matrícula gratis.
NO DEPENDE DE LA RENTA NI DEL EXPEDIENTE
Todo ello de manera universal, es decir, no depende del nivel de renta que tenga el alumno o los familiares de este. Pongamos ejemplos reales de universitarios que -aunque prefieren mantenerse en el anonimato- están estudiando este curso en varias universidades andaluzas para comprobar el alcance de la medida pionera en Andalucía.
Raúl tiene 19 años y estudia una Ingeniería en la Universidad de Granada. No es becario del Ministerio de Educación porque los ingresos familiares -su padre trabaja en Airbus y su madre es maestra de Educación Infantil- superan con creces los umbrales económicos máximos para conseguir una beca universitaria. “Siempre me han pagado mis padres los estudios”, explica a este diario. Tampoco tiene ningún tipo de ayuda económica al desplazarse fuera del domicilio familiar para cursar su carrera: vive en un colegio mayor de Granada que supone un gasto mensual de unos 1,200 euros.
El pasado curso pagó poco más de 800 euros de matrícula y las asignaturas se le dieron bien: “Me quedaron tres para septiembre, pero las aprobé”. La dificultad de su carrera es notoria y eso repercute en la nota media que pese a salir del Bachillerato con una media sobresaliente, ahora no pasa del 6,5. Un número que ha sido suficiente para que este alumno de clase media-alta no tenga que pagar más que 8 euros en su segundo año de Ingeniería.
Hablemos ahora de Sofía, quien estudia el grado de Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. También se ha acogido a las nuevas bonificaciones puestas en marcha por la socialista Susana Díaz porque no cumple los requisitos para ser becaria del Ministerio de Educación. En este caso no se trata de aspectos económicos ya que cumple con los umbrales exigidos, sino por motivos académicos. Sofía, según explica a este diario, está combinando sus estudios con un trabajo a tiempo parcial en una firma de ropa para poder costearse la carrera. Este aspecto, según su relato, ha hecho que baje su rendimiento académico.
El ministro Méndez de Vigo no otorga becas a universitarios -en las mismas circunstancias económicas y académicas que Sofía- que tengan menos de un 6,5 de nota media. (Si lo hace con nota inferior al 6,5 en determinados casos y áreas del conocimiento). Sin embargo, la bonificación andaluza permitirá que con su 6,1 de nota de expediente este curso también le salga prácticamente gratis. Aprobó el pasado curso seis asignaturas de un total de nueve que había cursado. Este año tenía pensado matricularse en otras nueve asignaturas, pero tras conocer la novedosa medida puesta en marcha, sólo se ha matriculado en seis materias, que son el número a las que se puede acoger para la bonificación. “Mejor seis gratis, que nueve y tener que pagar tres. Ya las cursaré más adelante”, explica.
EFECTO LLAMADA RUMBO A ANDALUCÍA
Estos dos ejemplos corresponden a casos de jóvenes andaluces que estudian en centros de su misma comunidad, pero a esta medida se pueden acoger alumnos de otras comunidades autónomas, ya vengan de universidades públicas o privadas. Para evitar el llamado efecto llamada, la Junta de Andalucía el único requisito que ha previsto es el de abonar el primer curso completo -como han hecho los estudiantes de nuevo ingreso este año-. A partir de los siguientes, se podrán aplicar la bonificación de hasta el 99%.
Pero, ¿cuánto va a suponer esta medida a las arcas andaluzas? Los primeros cálculos proyectados por la Consejería de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía -órgano del que depende la gestión universitaria-, hablan de unos 30 millones de euros que deberán ser abonados a las universidades. Sin embargo, fuentes internas de la Consejería consideran que esa cifra “se queda muy corta y poco tienen que ver con la realidad”. “Las bonificaciones van a tener un efecto llamada total para el resto de universitarios españoles”, asegura un técnico que trabaja en el departamento. “En Andalucía no sólo era una de las comunidades más económicas para estudiar una carrera, sino que ahora además, pagas un curso y tres te salen gratis si te esfuerzas un poco”, explica otro mando intermedio de la Consejería de Conocimiento.
Prueba de ese efecto llamada son los datos correspondientes a la demanda de másteres en Andalucía, que este año ha aumentado un 30% respecto al curso anterior hasta registrar más de 26.000 solicitudes hasta la fecha para un total de 20.850 plazas. “Imagina que terminas el último año de carrera con todo aprobado. Miras a un lado y tienes un futuro laboral incierto. Miras al otro, y tienes un máster en cualquier universidad andaluza completamente gratis. ¿Qué haces?”, se pregunta en conversación telefónica con EL ESPAÑOL un profesor de la Universidad de Málaga que discrepa de la “oportunista” medida. “La respuesta es fácil, a estudiar gratis otro año”, contesta el mismo docente.
¿Ha aumentado la demanda este curso en los centros andaluces por la buena salud con la que goza el sistema universitario de esta comunidad? Lo cierto es que las universidades andaluzas no suelen salir bien paradas en los ránkings que cada año se realizan a nivel nacional. Tampoco quedan en malas posiciones: la tabla media suele ser su hábitat natural. En el U-Ranking -el que cuenta con más prestigio a nivel educativo- para encontrar un centro andaluz es necesario descender hasta el puesto número 19, donde se encuentra la Universidad de Almería, seguida, en la posición 20, por la de Córdoba. La siguiente en aparecer, en el puesto 24, es la Universidad Pablo Olavide de Sevilla.