"Le arrancó un pie allí mismo". El testimonio, recabado por EL ESPAÑOL, pertenece a un vecino que lo vio todo, que estaba allí cuando ocurrió. María Dolores Álvarez, Lola para sus vecinos en Covelo (Pontevedra), volvía este sábado de misa como cualquier otro día normal. Al llegar a su casa se encontró con el infierno. Enfilaba la cuesta que baja hacia su vivienda cuando, al intentar entrar, los dos perros de su vecino escaparon de la finca y fueron directamente a por ella. No le dieron cuartel. Fue atacada brutalmente por ambos animales. Las mordeduras han provocado que los médicos que ahora le atienden le hayan tenido que amputar ambas piernas. Dos días después, la mujer, de 82 años, lucha por mantenerse con vida en el Hospital Álvaro Cunqueiro (Vigo). Sin embargo, dada la gravedad del caso, las esperanzas que mantienen los facultativos del hospital y sus familiares son mínimas.
"Se la comieron. Es que fue tal cual. Se la comieron ahí en la cuesta". Una de las vecinas, que vive justo en la casa de enfrente, señala el lugar del asfalto en el que se encontraron a Lola. Cuando estaba llegando a su vivienda, los dos perros del vecino, un dogo de Burdeos adulto y un cachorro de 9 meses mestizo -cruce entre dogo de Burdeos y bóxer-, la atacaron a mordiscos. La arrastraron treinta metros por el camino de su casa. Lo llenaron todo de sangre. La anciana apenas pudo defenderse.
Una anciana atacada brutalmente por dos perros peligrosos
Adolfo, uno de sus hijos, ha relatado a La Voz de Galicia cómo ocurrió todo. "Al salir de la Iglesia, dijo que llamaría al llegar a casa para avisar de que había llegado. Al rato, como no cogía el teléfono, vino a casa a buscarla. Y ya se encontró ahí el percal. Iban con un palo y el perro se le enfrentaba. Tenían toda la boca llena de sangre y de espuma. Babeaba. No la comieron entera por cinco minutos".
El estado en el que encontraron a Lola era más que alarmante. Eran las ocho de la tarde del sábado en Las Barreiras, en la parroquia de Santa Mariña. Lola, al ver los animales sueltos, trató de huir trepando por un muro, pero no pudo hacer nada cuando los animales le clavaron los colmillos en las piernas. Sufrió desgarros en el cuero cabelludo, en la parte trasera de la cabeza. Le han tenido que amputar las piernas por debajo de la rodilla.
Los perros no estaban identificados
El dogo de Burdeos está considerado en Galicia como un perro potencialmente peligroso.
Los dos perros, protagonistas del nefasto suceso, no estaban identificados con microchip. Su dueño tampoco había notificado hasta la fecha de su agresividad, ya que, como ha podido saber este periódico, no figuraban en el registro de animales potencialmente peligrosos de la zona. Además, el propietario, según fuentes cercanas al caso, carecía de seguro de responsabilidad civil.
De momento, los animales han sido conducidos a una protectora de animales. Esto es así porque se ha activado el protocolo previsto en estos casos. Entretanto, la Guardia Civil está estudiando qué actuaciones de oficio emprender por el suceso. Por lo pronto, se está investigando al propietario de los canes por un delito de lesiones graves por imprudencia.
Contra él ya se ha realizado una denuncia administrativa porque los animales carecían de cartilla, microchip y tampoco figuraban en el registro de animales potencialmente peligrosos. Según fuentes municipales y de la investigación a EL ESPAÑOL, el dogo de Burdeos está considerado un perro potencialmente peligroso en Galicia. Por tanto, el dueño ha de notificarlo.
En estos casos, el dueño tiene una gran responsabilidad. Para poder tener uno de estos perros, el propietario debe cumplir el requisito de ser mayor de edad y no tener antecedentes penales. Solo él puede pasearlo por la calle, eso sí, con bozal y correa corta. En el momento del suceso, los perros estaban sueltos, campando a sus anchas en la finca del vecino de Lola.
Lola se debate ahora en el límite de la vida y la muerte, y las esperanzas son mínimas. Tiene seis hijos. Los médicos ya han informado a la familia de la extrema gravedad de la situación en la que se encuentra. Lola ha perdido mucha, muchísima sangre. Así fue durante el ataque y después, en el hospital, cuando le tuvieron que amputar las piernas. Ahora está sedada y entubada. Sus familiares ahora cuentan las horas, temiendo lo peor.