La playa caribeña de Madrid, un proyecto disparatado en un secarral de Guadalajara
Tras el anuncio de una gigantesca laguna artificial y 4.000 viviendas nuevas en Alovera, a 50 kilómetros de Madrid, gestores, agricultores y ecologistas cuestionan su idoneidad en un escenario de pertinaz sequía.
19 noviembre, 2017 01:10Noticias relacionadas
La prensa generalista, económica y regional se felicitaba la semana pasada de un anuncio hecho a bombo y platillo: la constructora Rayet confirmaba su intención de construir en Alovera (Guadalajara, a media hora de Madrid, junto a la A-2) 4.000 viviendas y la playa artificial más grande de Europa: una laguna de color turquesa y 25.000 metros cuadrados en unos terrenos semidesérticos de propiedad municipal.
El objetivo declarado de los promotores y del Ayuntamiento, que aprobó el proyecto a finales de octubre, es impulsar el turismo local, creando además 170 empleos directos y unos 200 empleos indirectos. Ningún político se ha atrevido a decir nada en contra. Pero pasados unos días, ecologistas, gestores medioambientales, agricultores y ciudadanos de a pie, repiten un ‘mantra’: ¿lo que necesita Guadalajara, una provincia asolada por la sequía y el trasvase Tajo-Segura, es una playa artificial en Alovera?
Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha señalan a EL ESPAÑOL que el proyecto se someterá “seguro” a una evaluación de impacto ambiental, “igual que cualquier modificación del proyecto”, y desde el anonimato afirman que “aquí en la oficina nos estamos llevando las manos a la cabeza todos. Se trata del típico macroproyecto que inspira la pregunta de si nos estamos volviendo locos… Guadalajara es uno de los lugares más afectados por la sequía. Y Alovera es el paradigma de secarral”.
El secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Guadalajara, Cipriano Ramiro, resume por su parte el sentimiento de los numerosos críticos y califica la idea directamente de “barbaridad y desacierto medioambiental”. Ramiro, apicultor de profesión, explica que “en el momento de sequía que vivimos, un proyecto de estas dimensiones es un mal ejemplo” de las autoridades que han decidido ponerlo en marcha. “Quien quiera darse un baño en la playa, que vaya a la costa. ¿Qué sentido tiene plantar una laguna en mitad de la meseta?”, reflexiona el representante de los trabajadores del campo alcarreño, que asegura compartir la misma opinión con su círculo de conocidos y familiares.
El proyecto, con una inversión inicial de 16 millones de euros, estaría teóricamente listo para abrir al público en 2020. Miguel Ángel Hernández, portavoz de Ecologistas en Acción en la región, señala su “estupefacción” y señala que “obviamente, desde el punto de vista conceptual, este proyecto no nos gusta nada: no es el modelo de desarrollo más lógico para un país con graves problemas de sequía”. “Sin embargo”, aclara, “estamos anestesiados ya con este tipo de lanzamientos. Se monta mucho revuelo, pero esto no ha hecho más que empezar. Faltan diversos trámites urbanísticos y medioambientales…”
Embalse al 19% de su capacidad
“Muchas veces los datos de estos promotores son poco fiables”, continúa Hernández. “Ellos han lanzado la idea de sacar un suelo ya calificado, que se quedó enganchado por la burbuja, y que quieren sacar adelante. Tienen su publicidad en toda la prensa. Pero más allá de lo publicitario, las 4.000 viviendas no van necesariamente aparejadas a la famosa playa artificial. Los proyectos han de seguir caminos diferentes: si los juntan, se van a hundir con los dos”.
La zona donde se emplazaría la ‘playa’ es actualmente semidesértica. Aunque el agua procederá de la Mancomunidad de Aguas del Sorbe, abastecida por la cuenca de dos ríos que no están en tan malas condiciones como el Tajo y sus afluentes, en la provincia hay serios problemas de sequía. Sin ir más lejos, el embalse de Beleña está ahora mismo al 19% de su capacidad.
La encargada de construir la laguna artificial será la empresa Crystal Lagoons (la misma que se iba a ocupar de la ‘megaplaya’ del frustrado proyecto de Cordish en Torres de la Alameda, Madrid). La compañía chilena tiene patentada la tecnología de este tipo de lagunas de agua turquesa y, tiene en marcha actualmente 600 proyectos en más de 60 países, algunos de ellos semidesérticos como Egipto o Emiratos Árabes. Según su responsable, Francisco Mate, “la sostenibilidad de nuestras lagunas hacen que sean todavía más atractivas”.
Las lagunas pueden instalarse en casi cualquier sitio (y puede utilizarse cualquier tipo de fuente de agua, ya sea de mar, subterránea, dulce o salobre). Funcionan con un circuito de agua cerrado, destaca la empresa, por lo que solo tienen que llenarse una vez: lo único que hay que hacer es compensar el agua que se pierde por evaporación.
Pérdidas por evaporación
El presidente del Grupo Rayet, Félix Abánades, ha explicado en distintas entrevistas en medios locales que “la parte más profunda de la laguna tiene dos metros” y que “consume 30 veces menos agua que un campo de golf”. Teniendo en cuenta que un campo de golf necesita una media de 1,5 millones de litros de agua diarios, la laguna artificial de Alovera necesitaría 50.000 litros de agua diarios.
“La piscina se abre para que la gente se bañe en agosto, no en diciembre, con 40 grados y humedades relativas que no pasan del 15%”, indican desde Medio Ambiente. “La comparación con un campo de golf es innecesaria. Si el proyecto es una barbaridad, es una barbaridad”.
“¿De dónde va a salir el agua?”, se pregunta a su vez Ecologistas en Acción. “Los niveles de evaporación son tremendos en verano. Hay dos posibilidades legales: tratar de obtener una concesión de la Confederación Hidrográfica del Tajo, cosa harto difícil (es un volumen importante de agua), o sacarlo de los sistemas de abastecimiento del propio pueblo. Pero en este caso sale muy cara el agua”.
Según diversos especialistas consultados por EL ESPAÑOL, se necesitarían al menos 50.000 metros cúbicos de agua (50 millones de litros) para llenar la piscina. “Muchas veces en este tipo de infraestructura se pide un nivel menor al real y después se utiliza más agua”, prosigue Hernández; “es difícil controlar cuánto gastan o dejan de gastar. Hasta que no vemos los documentos, nos creemos pocas cosas y es mejor ser prudentes”.
Los impulsores del proyecto quieren comenzar las obras de aquí a ocho o diez meses. La semana pasada se presentó la propuesta en el pleno municipal de Alovera (Guadalajara). Fue entonces cuando los representantes de los partidos presentes en el Ayuntamiento conocieron el proyecto, aunque sin entrar en detalles. Ahora Alovera votó en contra, el Partido Socialista se abstuvo a falta de tener más información sobre los terrenos donde se construirá la laguna artificial y el resto de partidos votaron a favor.
¿Terrenos adecuados?
Los alcaldes de la zona, coinciden todas las fuentes consultadas, se encuentran entre la espada y la pared. Por un lado están las promesas de la empresa (las construcciones de viviendas que darán trabajo a sus conciudadanos) y por otro el empeño en defender el medio ambiente. Según explica a EL ESPAÑOL Ángel Mora, el portavoz del PSOE en el citado municipio, “no es que no les guste el proyecto, que en principio ven como una oportunidad de creación de puestos de empleo y como dinamizador de la zona, sino que prefieren tener más información acerca de si los terrenos elegidos para construirla son los adecuados”.
Otras asociaciones de agricultores de la provincia, como ASAJA, tampoco han recibido información sobre el proyecto a estas alturas. Tan solo saben que la “lámina de agua de 25.000 metros cuadrados”, como define la empresa constructora a la laguna artificial, estará abastecida por la Mancomunidad de Aguas del Sorbe.
Esta mancomunidad, que da servicio a 400.000 personas de 45 municipios de las comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha, está presidida por Javier Rodríguez Palacios, a su vez alcalde de Alcalá de Henares, uno de los municipios que ha defendido a capa y espada el proyecto al encontrarse a escasos 20 kilómetros del recinto.
Los promotores dicen esperar entre 250.000 y 400.000 visitantes anuales, con un precio de 10 euros por persona. El plan incluye chiringuitos a pie de ‘playa’ y un restaurante con capacidad para 1.000 personas. La alcaldesa de Alovera, María Purificación Tortuero, ha calificado el proyecto de “sueño” y asegurado que “dotará al Corredor del Henares de unas instalaciones únicas a nivel europeo, convirtiendo el municipio en un polo de atracción por su oferta deportiva y de ocio”.
Aguas residuales
El Ayuntamiento alcarreño, donde Mahou tiene la fábrica de cerveza más grande de España, deberá ahora sacar a exposición pública el proyecto, planificado sobre una superficie municipal de 105.000 metros cuadrados que actualmente se encuentra muy degradada medioambientalmente (adecentada parcialmente como pista de motocross y utilizada también para una laguna de aguas residuales).
Si se llegasen a construir y llenar las 4.000 viviendas prometidas, Alovera pasaría de sus 12.000 habitantes actuales a unos 30.000: un aumento que llevaría aparejado un crecimiento similar (250%) de plazas educativas, maestros, instalaciones sanitarias, personal médico, seguridad, servicio de limpieza…
¿Vuelven los 'locos' años 90? “Parece que un efecto de la salida de la crisis es que estos macroproyectos están volviendo”, concluye el movimiento ecologista. “Pero tenemos la experiencia de que tardan mucho en resolverse y hay que valorarlas bien en su contexto [...] ¿Han dado los datos de agua de las zonas verdes, por ejemplo, o sólo la piscina? Yo le digo una cosa: sacar ahora mismo 4.000 viviendas de la nada en esta región es sencillamente complicadísimo. Y construir una playa en un secarral, francamente insólito”.