Pierre Danilo Larancuent se llevó tres vidas por delante: la del peluquero Alberto, al que descuartizó, la del policía Blas, al que mató en su portal, y la suya propia, en un enfrentamiento con los agentes. El ciudadano sueco grabó su nombre en la historia del barrio valenciano de Russafa con su historia escrita con sangre el pasado mes de septiembre. Su casa fue el escenario de ese horror. Y ahora, los propietarios del inmueble, no logran alquilarlo ni por la mitad de su precio. En el anuncio en un portal inmobiliario especifican: "En septiembre había un asesino en el piso. Por eso es barato".
Las primeras líneas de esta historia se dibujan en la madrugada del 11 al 12 de septiembre. Agentes de la Policía descubrieron en el cruce de la avenida de Peris y Valero con la calle Cabo Jubi, en el barrio valenciano de Russafa, una maleta que contenía el desenlace de un crimen: los restos de un cuerpo descuartizado, seguramente de un varón al que no pudieron identificar en un primer momento.
Los policías no lo sabían, pero el cuerpo era el de Alberto Ferrer, de 42 años. Nacido en el pueblo de Xeraco, trabajaba y residía en Valencia. El asesino, el hombre que le descuartizó, era Pierre Danilo Larancuent, de 36 años, un ciudadano sueco de ascendencia argentina.
La trayectoria de Pierre Danilo podría ser la de una novela negra, como las que él mismo escribía: a los 23 años fue condenado a 14 años de prisión por delitos relacionados con el tráfico de drogas. En el centro presidiario de Kumla, en el condado sueco de Örebro, conoció a Ricard A. R. Nilsson, que cumplía cadena perpetua por un asesinato.
Entre los dos volcaron su existencia en las novelas negras que escribían.
Un alquiler sin inquilinos
Pero volvamos a Russafa. Allí se instaló Pierre Danilo al salir de prisión. Pasaba las horas en los gimnasios próximos: con su gran envergadura se había convertido en un experto en artes marciales.
Pierre Danilo y Alberto se conocieron, según los primeros informes policiales, la misma noche en la que se desencadenó el crimen. El primero mató al segundo y lo descuartizó en la bañera de su piso, en el número 77 de la calle Sueca.
Los policías siguieron el rastro del crimen y, en la misma mañana del 12 de septiembre, se acercaron al portal en el que vivía el sospechoso, apenas a 300 metros de donde se encontró la maleta. Eran dos agentes; uno de ellos, Blas Gámez Ortiz, con mucha experiencia en el Grupo Especial de Operaciones (GEO).
Policías y asesino se encontraron en las escaleras y se desencadenó la tragedia. Pierre Danilo se abalanzó sobre Blas Gámez. En sus manos llevaba un cuchillo de grandes dimensiones y acuchilló al subinspector en repetidas ocasiones. Los agentes empujaron al agresor y abrieron fuego contra él con sus pistolas reglamentarias.
El ciudadano sueco cayó mortalmente herido. También el policía. En total, tres muertos en el número 77 de la calle Sueca.
Ahora, los propietarios del piso tratan de alquilarlo. Al parecer, sin mucho éxito.
"En pleno barrio Russafa de Valencia se anuncia una ganga en alquiler sin competencia: exterior, amueblado, cuatro habitaciones y 120 metros cuadrados por 580 euros al mes", detalla el portal inmobiliario idealista.com -donde se promociona el inmueble- en un artículo al respecto.
"En septiembre había un asesino en el piso. Por eso es barato", indican los propietarios. En las fotos se ve una imagen del baño en el que se supone que ocurrieron los hechos.