José Diego Yllanes Vizcay mató a Nagore Laffage en los Sanfermines de 2008. Fue condenado a doce años y medio de prisión por homicidio con agravante de abuso de superioridad. Pero, en julio de este año, tan sólo ocho años y once meses después, salió a la calle en régimen de semilibertad, según lo dictado por el Juzgado de vigilancia penitenciaria de Aragón. Hoy, trabaja como investigador psiquiátrico de día en la consulta del doctor Carlos Chiclana -con sede en Madrid y Sevilla- y pasa las noches en la cárcel de Zuera (Zaragoza).
Yllanes tenía 28 años cuando mató a Nagore, natural de Irún, País Vasco. Se conocieron en la Clínica Universidad de Navarra, donde él trabajaba como médico psiquiatra y ella realizaba las prácticas de enfermería. Aquella noche del 7 de julio de 2008 se fueron juntos a casa de él.
Investigador de día y preso de noche
Allí, el médico agredió a la joven y la estranguló hasta morir. Ella se había negado a mantener relaciones sexuales y él la mató. Durante el juicio, se presentaron varias pruebas documentales clave: la joven llamó en varias ocasiones al servicio de emergencias 112. En una de ellas incluso se escucha cómo Nagore pedía ayuda. "Me va a matar", lloraba la chica. Esta evidencia fue una de las pruebas aportadas por la acusación con gran relevancia.
Nueve años después de aquella noche, Diego Yllanes forma parte del equipo asistencial de la consulta del doctor Carlos Chiclana. Según ha podido confirmar este periódico, Yllanes pertenece al grupo de psicólogos y psiquiatras. Ocho años después de matar a Nagore Laffage, él disfruta de un tercer grado que le permite desarrollar su actividad laboral, con una única restricción: tiene que dormir cada noche en la prisión de Zuera.
Desde la propia consultora confirman a EL ESPAÑOL que el hombre que terminó con la vida de Nagore trabaja con ellos como investigador, aunque afirman que no se encarga de pasar consulta y que no tiene a ningún paciente a su cargo.
El régimen de semilibertad permite a los condenados trabajar durante el día y dormir en la cárcel que les corresponde. Desde el centro no han querido especificar si trabaja de forma presencial en la sede pero, tras la conversación con este diario, la consultora ha eliminado su imagen de la página web.
"Matar en este país es muy barato"
Asun Casasola, la madre de Nagore Laffage, ha recibido la noticia esta mañana. "Estoy sorprendidísima, me parece todo una tomadura de pelo", afirma a EL ESPAÑOL. Nueve años después del homicidio de su hija sigue pensado que no se ha hecho justicia y lamenta que Yllanes no haya cumplido su condena.
"La muerte de mi hija le ha salido gratis, asesinar a una chica le ha salido muy barato por ser quien es", expresa Casasola. Relata que era consciente de que algún día el asesino de su hija tendría que trabajar, pero mantenía la esperanza de que no lo hiciera en España y creía que no le sería tan fácil encontrar un trabajo.
En la consultora de Carlos Chiclana definen sus servicios como una "asistencia médica especializada, que cubre la demanda ambulatoria de pacientes, y sus familias, con patologías psiquiátricas y asistencia psicológica especializada que abarque la situación global de la persona, enferma o no, en las necesidades y demandas que presente".
"Matar en este país es muy barato", sentencia Casasola. Y recuerda a la víctima de la Manada: "Espero y deseo que esta niña tenga justicia, las cosas tienen que cambiar porque las verdaderas víctimas quedamos mal paradas. Es una mierda".
El gabinete de asistencia psicológica y psiquiátrica de Carlos Chiclana no ha querido dar información sobre qué tipo de investigaciones lleva a cabo Yllanes. Esta periodista ha tratado de ponerse en contacto directo con el doctor Chiclana, director médico del centro, y la negativa ha sido reiterada. De igual forma, tampoco ha accedido a comentar la situación laboral de su empleado la directora general del centro, Lucía Chiclana. Ni siquiera ha querido detallar qué tipo de trabajo ejerce el preso.