Antonio Acha Martín, dueño del balneario La Dama Verde (Zamora), se veía a sí mismo como un dueño impune en su cortijo, las termas en las que promovía terapias al margen de la ciencia. Las suyas quizás sean las aguas con más fama de toda la provincia. Con esa impunidad, hace dos años y medio y en una de sus cabinas, dijo a dos mujeres que se relajasen. Entretanto, él se quitó la ropa interior hasta quedarse desnudo. Sin previo aviso, Acha se acercó a la mujer en cuestión y comenzó a hacerle “tocamientos ligeros en la zona genital”. Más tarde la penetró sin su consentimiento.
Llegó a realizar esta atrocidad al menos en dos ocasiones. Aquellas dos mujeres del verano de 2015 le llevaron a juicio. Lo denunciaron después de contratar "el Masaje de la Diosa" y recibir a cambio una violación. Ahora, Antonio Acha ha sido condenado a ocho años de cárcel por abusos sexuales, 4 por cada mujer a la que agredió.
El empresario es conocido en Zamora y en la comarca en la que se asienta el balneario. La sentencia, a la que ha podido acceder este periódico, detalla cómo Antonio Acha, gerente también del establecimiento, no dio ninguna información a ambas mujeres sobre qué tipo de masaje era aquel. No solo eso: ni siquiera de la información del folleto se podía deducir que el citado masaje implicase actos de naturaleza puramente sexual. Ellas no consintieron. Acha acabó forzándolas.
Las mujeres no sabían que el masaje implicaba que aquel hombre pudiera realizarles tocamientos en los órganos genitales. Mucho menos que aquello conllevaba “la introducción de los dedos o del pene en la vagina de las clientas”. Ambas se opusieron con firmeza, aunque no lograron librarse de él. No tuvieron una sola fisura en su relato. Ahora, cada una de ellas deberá ser indemnizada por su agresor con 3.000 euros. En los próximos seis años tras la salida de la cárcel no podrá acercarse a ellas, ni tampoco ejercer la profesión de masajista.
Antonio llevaba años realizando el polémico "Masaje de La Diosa". Lo ofrecía en la página web de su balneario abiertamente. El hombre comenzaba leyendo a las mujeres su carta astral dentro de una sala pequeña. Las sentaba en un pequeño catre oriental llamado futón donde quedaban apartados y solos. Él mismo lo explicaba así: “Es un complejo ritual de sabiduría ancestral. Consiste en manipular el cuerpo del paciente empleando el del masajista. A veces utilizo aceite caliente. A veces, mi propio cuerpo".
El balneario de los abusos: así era el Masaje de la Diosa
“Me gustaría presentaros a La Dama Verde. La Dama Verde es un misterio. Es un valle que tiene forma humana y lo ha dibujado la tierra. No tiene autor. El balneario brota exactamente en el corazón de ese terreno”. En los últimos 15 años, Antonio Acha Martín no se ha caracterizado precisamente por tener abuela. Siempre ha vendido su excéntrico balneario a un precio prohibitivo. Se lo llevaba a ferias de turismo. Introducía en él toda clase de terapias alternativas hasta convertirlo en un carrusel en el que surgían palabras como “druida”, método wellness, sexo tántrico, tarot, psicomagia, baños termales, recorridos de agua, electromagnetoterapia... Una de esas ofertas era la del Masaje de la Diosa.
Hasta que saltó el caso a los medios, en su página web se podían leer las condiciones de este polémico masaje. Tiempo después, con el caso ya en marcha, decidió retirarlo de la entrada virtual. EL ESPAÑOL ha logrado recuperarlo. Decía así: "La técnica se aplica para resolver bloqueos psicocorporales manipulando el cuerpo del paciente y pudiendo emplear para ello el propio cuerpo del masajista, y útiles como cuchillo de hueso, aceite caliente con aromas, etc… El masaje se recomienda recibir sin ropa aunque quien lo recibe es libre de dejarse encima la prenda que desee. Además del beneficio, pueden darse reacciones de naturaleza emocional y fisiológicas, generalmente sin efectos secundarios”. Duraba 70 minutos. Costaba 71 euros.
Después de leer la carta astral a las mujeres agredidas, solos en una habitación, el masaje continuó con Antonio sacando un cuchillo de hueso y acercándolo al cuerpo de su víctima. Se lo pasó por las piernas, por los senos y a la altura del corazón. Luego lo cruzó de lado a lado por su cuello y se subió sobre ellas. La mujer se sintió intimidada y entró en shock. “Para que todo quede sellado y cerrado, para separar mente y cuerpo”, les dijo. Aseguró en el juicio que se trataba de algo simbólico, que lo hizo para “hacer el eje de simetría”. El juez no le creyó.
Antonio continuó con su sesión de abusos en el balneario introduciendo los dedos en la vagina y penetrándola. Ella intentó defenderse, pero no pudo. Mientras tanto, él gritó: “Bendita seas, eres una diosa. Eres la diosa, ¡viva tu linaje guanche!”. El masaje se vendía por internet como un supuesto “masaje de autor” que servía para “el empoderamiento de lo femenino”. Nada más lejos de la realidad.
Un cortijo de impunidad
Ahora la Justicia ha acabado tras los pasos de Antonio después de la denuncia de dos mujeres. Sin embargo, la sensación en torno a él es que llevaba muchos años sintiéndose el amo y señor de los bastos terrenos del balneario La Dama Verde. Lo cierto es que, como ya reveló EL ESPAÑOL, este hombre llevaba décadas infiltrado en el mundo de la fisioterapia, campando a su antojo, lucrándose sin licencia.
¿Tenía Antonio Acha, el hombre del Masaje de la Diosa, los permisos necesarios para hacer lo que allí hacía? En el momento de comenzar el reportaje, este periódico se puso en contacto con el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla y León. Comprobaron al momento sus datos. Antonio Acha no aparecía en el registro. Su licencia de fisioterapeuta en la Comunidad autónoma no existía.
La cosa no quedó ahí. Al seguir indagando este diario reveló, gracias a fuentes del sector, que ni el nombre de Acha ni tampoco su DNI aparecían en el registro del Consejo General de Fisioterapeutas de España. No tiene título para ejercer como tal. No es fisioterapeuta. Pero llevaba al menos 15 años yendo por libre, sin rendir cuentas a nadie. Tampoco el balneario, cuando se abrió, lo hizo con la licencia pertinente para ese tipo de actividades. El problema, una vez más, metido dentro del sistema y corrompiéndolo desde dentro.
Aquel día,cuando terminó el Masaje de la Diosa, ese que ahora le acaba de condenar por abusos sexuales, la mujer violada estaba en shock. Antonio salió de allí y tan solo le giró para decirle lo siguiente mientras la víctima seguía desnuda: "Ahora no lo entiendes, espero que me des las gracias más adelante, has liberado muchas emociones y no lo entiendes”.