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"Este es mi hermano, tiene parálisis cerebral y va en una silla de ruedas", escribía Javier Marí el sábado pasado en su perfil de Facebook. Al texto le acompañaba una foto de Enrique, su hermano, con la cabeza ensangrentada. "Ayer unos hijos de puta le pegaron una paliza", añadía.
Madrugada del sábado 20 al domingo 21 de enero. Enrique Marí, de 43 años, sale de la casa en la que vive junto a su padres, en Valencia. Ha quedado para tomar algo con varios amigos en un local de una plaza cercana.
Pero Quique, como le conocen sus allegados, no llega a la cita: al poco de emprender su camino, dos hombres jóvenes le abordan en la calle Santo Justo y Pastor, lo tiran de su silla de ruedas, le dan varios puñetazos, le abren la cabeza y le rompen las gafas.
Minutos después, una vecina que a esa hora pasea a su perro encuentra tirado en el suelo a Quique, al que le apasiona el deporte. Ha sido campeón de España de slalom en silla de ruedas y campeón de atletismo de la Comunitat Valenciana. Pese a que sufre parálisis cerebral de nacimiento y depende de su familia para asearse o vestirse, tiene cierta autonomía y es capaz de mantener una conversación a la perfección.
La Policía "no se personó"
Al instante, la mujer ayuda al agredido a montarse en su silla de ruedas y le acompaña hasta su casa, donde Quique le explica lo sucedido a sus padres. En ese momento, su madre entra en estado de ansiedad. Inmediatamente, sus progenitories llaman a la Policía Nacional, que, según explica Javier Marí, hermano de Enrique, "no se personó" en el domicilio de la víctima de la agresión.
Después, los padres de Enrique Marí trasladaron en ambulancia medicalizada a su hijo hasta el hospital más cercano, el Clínico de Valencia. Allí, los médicos le pusieron cuatro puntos de sutura encima de la ceja derecha y le curaron el resto de heridas superficiales que tenía en el rostro. Tras recibir el alta, el agredido presentó una denuncia en comisaría.
"Creemos que ha sido un rito de iniciación de una banda latina"
Javier, el hermano de Enrique Marí, atiende por teléfono este martes a EL ESPAÑOL. Explica que su familia estudia denunciar a la Policía Nacional por no personarse en el domicilio de sus padres cuando éstos llamaron para contar los hechos. "Han cometido omisión de socorro", asegura.
Enrique Martí tiene un grado de discapacidad de más del 80%. Esta circunstancia personal, cuenta su hermano, no le impide llevar “una vida muy activa”. De hecho, Quique trabaja de lunes de viernes vendiendo cupones de la Organización Impulsora de Discapacitados (OID).
Su hermano Javier cuenta que su familia desconoce el motivo del ataque ya que a Enrique no le robaron el dinero que llevaba encima ni tampoco su móvil, valorado en 300 euros.
Sin embargo, el hermano del agredido explica que en el barrio en el que viven sus padres y su hermano "últimamente hay mucha delincuencia relacionada con bandas latinas". "Pensamos que la paliza a mi hermano pudo ser un rito de iniciación de una de ellas porque Quique nos contó que sus agresores eran dos chavales de entre 17 y 20 años. Es muy raro que le pegasen porque sí y no se llevaran nada".