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1 de 16 Giulia Marsico, de 27 años, se gana la vida como relaciones públicas en Nueva York.
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2 de 16 “Mi obra es básicamente yo pasando mucho rato en Internet", afirma la joven.
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3 de 16 Giulia burla la censura de las redes sociales haciendo collages imposibles con el cuerpo humano y la arquitectura.
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4 de 16 Su obra desafía "normas y expectativas".
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5 de 16 La joven consigue imágenes hiperexplícitas aun sin mostrar el sexo real.
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6 de 16 Sus puntos de partida son: “el porno es una forma de expresión artística” y “las reglas de Instagram una mierda”.
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7 de 16 Gracias a sus fotomontajes se puede observar los puntos en común del sexo y la arquitectura.
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8 de 16 Estos paisajes corporales constituyen la forma de protestar de Giulia contra el puritanismo.
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9 de 16 Giulia censura a su modo las escenas de sexo.
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10 de 16 “Con estas imágenes no se está sexualizando a la mujer. Se sexualiza la arquitectura”, dice la artista.
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11 de 16 Giulia ha desarrollado un fino sentido para ver la sensualidad femenina en los rincones más insospechados.
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12 de 16 Su método de trabajo también pasa por la búsqueda de imágenes pornográficas, pero Giulia reconoce que en ocasiones ha recurrido a realizar fotos de cuerpos femeninos de amigas o el suyo propio.
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13 de 16 Hay en esta chica una historia pasada de complejos por no encajar en el 90-60-90 canónico de belleza en el mundo de la moda.
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14 de 16 “Toda mujer crece viendo a la sociedad determinando qué es o no bonito. Una crece con esa obligación de obedecer a los estándares de belleza de la sociedad”.
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15 de 16 “Es como si ahora mi trabajo se hubiera convertido en mi propio yo, pero es cierto que me llevó tiempo expresar mi sexualidad”.
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16 de 16 Las reacciones al trabajo de Giulia están siendo muy positivas.
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