Si te apetece comer langosta canadiense, recién cogida del mar y trasportada directamente a tu domicilio, no pienses que es un sueño. Ya es posible, gracias a Amazon. Eso sí: siempre y cuando vivas en el Reino Unido.
El crustáceo se vende a 46,49 libras la pieza, unos 47 euros al cambio. El precio incluye el reparto y la entrega se realiza sólo 12 días después de formalizar el pedido. La langosta llega viva al domicilio del cliente.
En pleno apogeo de las críticas a la industria alimentaria por el trato que profesan a los animales, Amazon Reino Unido ha sufrido un leve boicot y bastantes comentarios negativos por ofrecer este producto a través de su servicio Prime. Fue puesto a la venta por primera vez en 2015.
No sería posible en España
En España no sería posible este tipo de compra, según indican desde Amazon España a EL ESPAÑOL. El servicio de venta de alimentos, Market Place, no está abierto a la venta de producto fresco. Sólo es posible comprar fresco a través de Prime Now, que es exclusivo para clientes Prime en Madrid y Barcelona, e incluso ahí no se vende marisco vivo.
En Reino Unido el proveedor es Fine Food Specialist, una empresa con sede en New Covent Garden, una zona del sudoeste de Londres que fundó un exalumno del elitista y prestigioso internado Eton. Su nombre es Drogo Montagu.
Montagu, en declaraciones ofrecidas a The Times, afirma que él intenta ofrecer "productos de la más alta calidad". "En algunos casos la mayor calidad implica marisco fresco... Hay un pequeño mercado para este tipo de productos, pero normalmente es gente que ama la comida y que quiere lo mejor".
Confinamiento, mala calidad del agua y estrés térmico
El empresario indica que "no hay pruebas" que sugieran que las langostas puedan sufrir algún dolor. Sin embargo, la directora de Ciencia Bioveterinaria en la Universidad de Liverpool, cree que "el transporte de animales vivos es probable que cause una respuesta de estrés [del animal] debido al confinamiento, el deterioro de la calidad del agua y un posible estrés térmico".
Además, en el caso de animales acuáticos, se complica su situación en el caso de que el cliente no esté en su domicilio en el momento del reparto y tengan que pasar más tiempo confinados en un almacén.