“Eras un equipo de tercera y aquello era como si te viniese a jugar el puto Real Madrid. No era normal. Si lo miras para atrás, te preguntas cómo mantenía el nivel aquella gente. Y en un pueblo tan pequeño...”.
Hubo un tiempo en que lo controlaba todo. Por eso se creyó el hombre más poderoso de toda Galicia, la vía de entrada de la valiosa mercancía en forma de polvo blanco que llenaba su chequera. Como ya no sabía dónde meter tanto dinero, hasta se compró un equipo de fútbol. Cada mes, cuando Sito Miñanco tenía que pagar a los jugadores del Club Juventud de Cambados, se le veía llegar a los vestuarios del estadio cargado de bolsas de plástico. Iban llenas de fajos de billetes. Nada de ingresos por el banco. Nada de nónimas. Eso no iba con él. José Ramón Prado Bugallo pagaba en dinero negro.
Hubo un tiempo en que lo controlaba todo. Lo cuenta y todavía se ríe un experimentado agente de la Policía Nacional con muchos años a sus espaldas en la lucha contra el narcotráfico. De aquello han pasado ya tres décadas. Era el año 1989 y el traficante gallego se llevaba bolsas y bolsas de billetes al campo de fútbol como quien acarrea bolsas de pipas.
Su traje de seda, su corbata roja, su inconfundible y poblado bigote: llegaba preparado para distribuir el salario un o por uno a aquellos deportistas que logró atraer para sí. Años antes corrían la banda en el Pontevedra, el Ourense o incluso el Deportivo de La Coruña. La jugosa oferta del gran capo gallego desprendía un aroma irresistible.
La receta del éxito estaba clara. El dinero de Sito, presidente de aquel equipo entre 1986 y 1989, llevó a aquel pequeño club de pueblo a un ascenso meteórico. De jugar en campos de tierra a pisar el césped del Santiago Bernabéu.
Hubo un tiempo en que lo controlaba todo. Sin embargo, Sito Miñanco fue detenido esta semana junto a 43 personas en el marco de la Operación Mito. Los agentes requisaron 5.000 kilos de estupefacientes y bienes inmuebles por valor de 15 millones de euros tras una investigación de más de veinte meses. Durante los últimos años, el capo gallego por excelencia cumplía una condena de 16 años y 10 meses en el centro de Inserción social de Botafuegos (Algeciras).
Estaba en régimen de semilibertad, iba al centro solo para dormir y compaginaba labores sociales con su trabajo en un aparcamiento de la zona. Él decía que ya no estaba metido en nada. Que solo quería estar a su aire: “Dejadme vivir tranquilo. Sólo pido vivir en paz. Ya estoy pagando, y bien pagado, por lo que he hecho”. Ni siquiera parece que este vaya a ser su último partido: los más grandes, se dice en el fútbol, no tienen fecha caducidad.
Sito Miñanco ya no engaña a nadie, pero durante muchos años fue admirado como un pudiente benefactor local en la Ría de Arousa, kilómetro cero del narcotráfico. Primero furtivo y luego contrabandista, Prado Bugallo pasó a ser el mayor traficante de cocaína de Europa a finales de la década de los 80. Pese a esto, su carácter extrovertido le convirtió en un personaje muy popular en las Rías Baixas. “Se ganaba a los vecinos con el pago de operaciones y tratamientos médicos a sus familias. Les pagaba los estudios a sus hijos…”, relata a EL ESPAÑOL un agente destinado durante aquellos años en la zona. No había un detalle que se le escapara. Ni siquiera el fútbol.
El deporte rey, el circo futbolístico. Este fue uno de los motivos por los que se convirtió en una figura tan querida en la región: su época al frente del equipo de fútbol de la localidad, el Cambados. El hijo predilecto del pueblo se convirtió a finales de los ochenta en narcotraficante introduciendo cocaína en Galicia por toneladas. Pero le faltaba algo por hacer. Él mismo había jugado en las categorías inferiores del club de la pequeña localidad de apenas 13.000 habitantes situada en plena ría de Arousa. Pero a sus 34 años aún no había triunfado en aquella otra pasión que no había llegado a fructificar hasta aquel momento: el fútbol. Así que se convirtió en el presidente del conjunto de su pueblo. Y lo llevó a lo más alto.
Esa pasión le llevó a organizar el ascenso más meteórico de los que se recuerdan en las ligas gallegas. En unos pocos años, el Cambados pasó de ser un equipo cualquiera a hacer giras por Latinoamérica, a ganar las ligas una tras otra, a amenazar claramente con subir a Segunda División, a convertirse en el tercer equipo de Galicia en los albores de los 90, la década dorada del fútbol gallego, la del Súper Dépor y el Celta de Mostovoi. Todo gracias a la generosidad de Sito. Todo gracias a su dinero.
Tres millones de pesetas, masajistas y la edad dorada
Sanisidro, Charlín, García, Estévez, Cacharrón, Montoto, Collazo, Bericat, Covelo, Dibuja y Asensio. Todavía hoy, muchos en Cambados repiten aquella alineación como si de una letanía se tratase. Ese fue el equipo que logró culminar la mejor temporada de la historia del club, la del ascenso a Segunda División B en el año 1989, un año antes de la Operación Nécora. Era el tercero de Sito al frente de aquel combinado de ensueño.
Prado Bugallo tenía su casa muy cerca del antiguo campo de A Merced. Aunque habitualmente se movía a todas partes con su flamante Ferrari Testarossa, al campo le gustaba ir andando, mezclándose con sus paisanos. Se sentía seguro. Lo recuerda otro agente de la policía gallega destinado durante años en la zona. “Lo veías allí encima en la grada con su traje blanco, rodeado de gente que le quería. Luego le veías siempre bajar al vestuario a saludar a sus jugadores. No perdía detalle”.
Todo empezó en 1986. En ese momento, Sito Miñanco es un joven que apenas acaba de cumplir los treinta años y que se gana la vida como contrabandista de tabaco. Se trata de uno de los más importantes de toda Galicia. El Cambados milita en la división Regional Preferente. Una liga humilde, sin apenas pretensiones.
Sito decide coger las riendas del equipo y en apenas dos años le hace un auténtico lifting: ficha a Jesús González Sanisidro, portero del Dépor, en aquel momento en Segunda División. Del Ourense, que militaba en Segunda B, se trae a históricos del fútbol gallego como Carlos Fernández Bericat; del Pontevedra llegan otros como José Luis Hermida, alias "Dibuja". Del Avilés vino Asensio, a la postre máximo goleador del año 1989, el del ascenso a Segunda B. Un desembarco en toda regla para un equipo muy pequeño.
Fue una apuesta bestial por subir como fuera de categoría. “Tenía un presupuesto de Primera división. Monta un equipo que es una maravilla. Para mí, de todos los narcos a los que he tenido que enfrentarme, es el más peligroso y el más inteligente”. Quien habla es Carmen Avendaño, presidenta de la fundación Érguete y pionera del movimiento Madres contra la Droga que aquellos años se erigió como el pilar que luchó contra viento y marea por exponer y señalar a los capos gallegos del narcotráfico.
Con ella concuerda Benito Leiro, periodista experto en el narcotráfico en Galicia durante aquellos años. ”Tenía un respaldo social enorme y eran muy superiores. Cada partido era un paseo militar. Goleaban siempre, sobre todo en casa. No tenían rival”.
Había un incentivo, claro: los sueldos que Sito ofreció a los nuevos fichajes. “Debían de cobrar tres millones de pesetas cada uno, sin contar las primas por ganar los partidos. Eran como profesionales”, relata otro agente de la policía a EL ESPAÑOL. En una localidad humilde como era Cambados, aquello era una golosina para el aficionado. Sito les puso a los jugadores un equipo de masajistas, balones nuevos, de última generación, un autobús de línea de calidad que les llevaba a todas partes…
Para los jugadores que se enfrentaban a aquel conjunto, era una tortura jugar contra ellos. El toque y la calidad de todos los integrantes les hacía muy superiores a sus rivales. Los titulares de los medios de la época les alababan una y otra vez. Este es un fragmento de la crónica deportiva de un periódico local en aquellos años dorados del equipo que vestía de elástica amarilla, medias amarillas y pantalón corto azul. El Cambados ganó por dos a uno al Vista Alegre.
“El Cambados, sin esforzarse, rompió la imbatibilidad del Vista Alegre en casa"
Algo es algo y no se consuela el que no quiere, pues el pensar que se le podía ganar al Cambados, y máxime tal como lo hizo, era una clara falta de objetividad. Los pontevedreses imprimieron una gran velocidad a sus acciones ante el repliegue inicial local que lógicamente buscaba el contragolpe.
La cita que da inicio a este reportaje es de uno de los jugadores que disputaron aquel encuentro y que tuvieron en contra al equipo del narco arousano. “Es que era así, era como tener delante al Real Madrid. No había ningún equipo así en la categoría. Un equipazo, te digo. Me acuerdo de ir a jugar allí, a Cambados, cómo tenían todos las botas más nuevas, cómo habían fichado jugadores que estaban en Segunda División. Tocaban el balón que daba gusto. Nadie jugaba así. Lo que vimos en aquellos años era de decir: hostia, qué jugadorazos. Era otro nivel, otra liga”.
La receta de Sito surtió efecto. El dinero que había metido, producto de sus negocios, hizo que el Cambados ascendiese rápidamente a Tercera División, en la que pasó dos temporadas, la 87/88 y la 88/89. En la primera quedó segundo. En la segunda, completó la mejor temporada de la historia de este club. Batieron todos los registros. Se proclamaron campeones con 13 puntos de ventaja sobre el segundo clasificado. Fue el equipo más goleador de la categoría con 77 goles. También el que menos tantos encajó. En su campo sólo perdieron tres puntos a lo largo de toda la liga. Lograron el título con cinco jornadas de antelación. El asalto a la Segunda División B esperaba.
Los años posteriores fueron también muy fructíferos para el equipo. Ya en 2ª B, los viajes pasaron a ser a nivel nacional. En aquella liga se codeaban con equipos de primer nivel: Deportivo, Getafe, etc. Aquel equipo llegó, incluso, a jugar en el estadio Santiago Bernabéu. Fue en la temporada 90-91, en la que jugaron contra el Real Madrid Castilla. En aquel equipo estaban los entonces jóvenes y ya míticos Alfonso e Ismael Urzaiz, años después delanteros de la Selección Española. Cuando el equipo blanco tenía que viajar a Cambados.
Barcos y prostitutas en Panamá
Al final de la temporada, la mejor de la historia del Cambados, Sito decidió obsequiarles con una gira por Latinoamérica. Era junio de 1989 cuando los jugadores del equipo gallego se subían al avión y cruzaban el Atlántico en un viaje con toda clase de lujos. Fueron días de descanso para la exitosa plantilla. Eso sí, con gira futbolística incluida contra distintos equipos locales. En Cambados se hablaba con orgullo de aquel conjunto de época. Había que festejarlo por todo lo alto.
Miñanco conocía bien la zona. Cuenta un importante hombre de la Justicia a este periódico, que luchó durante décadas contra los capos gallegos de la droga (operación Nécora incluida), que el capo era tan conocido en Panamá que parecía que hubiera nacido allí. Que le conocían los dirigentes. Que le conocían los taxistas. “Me di cuenta en un congreso que fui, en el año 2006. Ya habían pasado muchos años desde las grandes operaciones y Sito estaba en la cárcel. Pero al subirme al taxi en el aeropuerto, y al ponerme a hablar con el conductor hubo algo que me sorprendió: el tipo le conocía. ¡Sabía quién era!”.
La relación del narcotraficante con Panamá llegó a través de Odalys Rivera. Tras separarse de su primera mujer, con la que tuvo dos hijos, Miñanco tuvo otro con la panameña, sobrina de un ex ministro del general Antonio Manuel Noriega. Ella se convirtió en su principal socia al frente del negocio en aquellos años.
A los mandos policiales que llevan décadas siguiendo los pasos de Prado Bugallo no se les escapa ni un detalle de este señor do fume. Tampoco lo que ocurrió en aquel viaje. Uno de ellos lo relata a EL ESPAÑOL. “Cuentan algunos de los jugadores de aquella época que no les faltaba de nada. Aquel fue un viaje a todo lujo: barcos de lujo, prostitutas…”. Los mejores mariscos, el mejor champán… Todos los agasajos eran pocos para Sito.
En Panamá se sentía cómodo, como si fuera su propia casa. Allí fueron organizados unos pocos encuentros amistosos entre su equipo y otras formaciones. Uno de los partidos que se disputaron en el país fue emitido en la televisión nacional. A él acudió el entonces embajador español, Tomás Lozano, que se fotografió junto a los integrantes del Cambados al finalizar el encuentro.
El 18 de junio de 1989, el equipo del narcotraficante aterriza en Venezuela. Allí, la Hermandad Gallega lleva promocionando desde hace semanas la llegada del equipo arousano. El Cambados va a disputar un partido contra el Galicia de Aragua, equipo conocido en aquellos tiempos como el Deportivo Galicia, una escuadra formada por inmigrantes gallegos llegados al país durante las décadas anteriores. Todo un hito de hermanamiento entre los dos lados del Atlántico promovido por el narcotraficante.
Nuevo campo inaugurado por el PP
No fue lo único que hizo José Ramón Prado Bugallo aquel verano por el equipo de su tierra natal. Durante la temporada anterior, había iniciado la construcción de un nuevo campo de fútbol que sustituyera al antiguo campo de tierra de A Merced. El Municipal de Burgáns se convirtió en el nuevo fortín de los cambadeses.
Fue su último servicio como presidente del equipo. Un campo de hierba de última generación que fue inaugurado por todo lo alto a comienzos de la temporada siguiente. En Octubre de 1989, el alcalde de Cambados, Antonio Pillado, pisó el nuevo césped por primera vez. Del terreno pedregoso y polvoriento del centro del pueblo pasaban a un escenario diferente, con una enorme grada, con césped de calidad y con esperanzas de seguir prosperando en su al asalto a la Segunda División.
Aquel día, el equipo local disputaba el encuentro contra el Racing de Ferrol, otro histórico del fútbol gallego. Nadie se lo quiso perder. Ni los políticos ni los religiosos. En la fotografía, el alcalde observa al párroco de la iglesia de Vilariño bendecir el terreno de juego por primera vez. Detrás, los jugadores del Cambados de Miñanco y del conjunto visitante. Al lado del regidor local, José Cuiña, en aquel entonces presidente de la Diputación de Pontevedra. Años después, mano derecha de Manuel Fraga en la Xunta de Galicia.
El nivel de aquel conjunto se mantuvo los primeros años de los 90. El Cambados amenazó seriamente con ascender a Segunda División hasta el año 1992. Después vino el eclipse de una época que muchos recuerdan allí como hegemónica. Ahora el Cambados juega en el grupo 11 de la Segunda División Autonómica. Muy lejos de aquellos años dorados. Los años en los que el equipo le robaba los jugadores al Deportivo. Los años de las giras mundiales. Los años de los barcos de lujo y los viajes al Bernabéu. Los años de Sito Miñanco.