A la entrada a la localidad de Alhama de Murcia, junto a la Autovía del Mediterráneo, las instalaciones de El Pozo Alimentación S.A. se presentan imponentes. Al conjunto de bloques uniforme y ordenado que preside el paisaje en las faldas de Sierra Espuña le da la bienvenida un gran cartel con el nombre de la empresa, como si por estos lares aún hubiese alguien que ignorase su presencia.
El Pozo es el buque insignia del Grupo Fuertes, un potente holding empresarial murciano centrado en la agroalimentación que nació como una pequeña charcutería durante la Guerra Civil, y que cerró el ejercicio 2016 con 1.041 millones de facturación. La fortaleza del negocio no ha impedido, no obstante, que sus prácticas sanitarias se vean puestas en entredicho tras la emisión en La Sexta del capítulo del programa Salvados dedicado a la industria cárnica.
La parte más cruda del reportaje de Jordi Évole mostraba una zona de la granja Hermanos Carrasco, proveedora de ganado de El Pozo, en la que aparecían cerdos con malformaciones, ejemplares muertos y escenas de canibalismo. Para la grabación de estas imágenes, Évole se coló en las instalaciones de la granja de noche, junto con miembros de la ONG Igualdad Animal.
Los dos hermanos, J. Martínez Carrasco y J.L. Martínez Carrasco son los continuadores de un negocio familiar de cría de ganado porcino que, antes que ellos, gestionaban sus padres. J.L., además, es veterinario de profesión y miembro del equipo candidato a la alcaldía de Alhama de Murcia de Ciudadanos.
“Una familia de aquí de toda la vida, muy buena gente. Se dedican a trabajar los cochinos y nada más”, nos dice una residente de La Costera. “Esto es una desgracia para ellos, me da mucha pena”. “Están muy afectados desde que esto pasó”, añade otra. Es lo poco que se comenta entre los vecinos, que ven el asunto como “un tema delicado”.
"Tres meses parados"
Según una fuente cercana a la familia –que prefiere mantenerse en el anonimato- con la que ha podido hablar EL ESPAÑOL, la granja interrumpió su actividad tras la incursión de Jordi Évole, que tuvo lugar en septiembre del año pasado, y lleva cerrada desde entonces. “Son más de tres meses parada, para una familia que se sustenta de esto”.
Un parón productivo –ahora definitivo, al menos en lo que a la relación con El Pozo se refiere- con la consiguiente merma en los ingresos de la familia, que vive prácticamente en su totalidad de la venta de ganado a Cefusa. "Tienen también unos cuantos limoneros, pero eso no da para nada", afirma nuestra fuente. Además, durante estos meses han recibido inspecciones sanitarias por parte tanto de El Pozo Alimentación, como del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA).
El asunto de las inspecciones sanitarias también ha despertado controversias tras el reportaje de Salvados, sobre todo después de que Francisco José González, director general de Ganadería de Murcia, asegurase a Évole tras ver las imágenes grabadas en la granja que desde el organismo público no tienen “responsabilidad ninguna. Hubiéramos tenido responsabilidad si hubiéramos conocido el caso y no hubiéramos actuado".
"Si acaso avisan el día anterior por la tarde, y te dicen que al día siguiente a las 8 de la mañana tengas toda la documentación preparada, pero eso de que avisan dos o tres días antes no es verdad”, comenta un ganadero porcino de la zona. “Yo de repente veo que hay unas personas entrando a la granja y ya sé que son ellos. Me lo revisan todo. Los barracones, la oficina, los tanques… hasta me preguntan si llevo el móvil encima, por si me pasa algo”.
"Évole se coló de manera ilegal"
"Lo que está probado”, continúa la fuente cercana a la familia Martínez Carrasco, “es que Évole se coló de manera ilegal en una propiedad privada, y además solo mostró una parte de lo que allí había”.
En efecto, tras la emisión del reportaje, los servicios de comunicación de El Pozo emitieron un comunicado en el que aseguraban que dichas imágenes “corresponden a un área de recuperación sanitaria, es decir, que son animales que tienen algún tipo de malformación o enfermedad de nacimiento, que deben vigilarse para controlar su evolución y mejora y, si no se produce, llevar a cabo su sacrificio sanitario.”
A este respecto, la Academia de Ciencias Veterinarias de la Región de Murcia afirmó también vía comunicado que “esa carne no se destina al consumo humano. Sólo van a matadero los cerdos sanos que puedan andar y entrar por su propio pie.” A esto añaden que los cerdos que aparecen con malformaciones en el reportaje son cerdos con hernias, “como las que puede tener cualquier ser humano”.
"A veces se hernian por sobrealimentación”, comenta el empleado de otro de los criaderos de la zona. “Cuando hay sol y calor no comen. Luego llega el fresco y la noche, están muertos de hambre y se hinchan a comer. Luego beben agua, y les explota el estómago, les sale un bulto en la barriga”.
Este mismo trabajador señala una pequeña caseta, separada de los barracones. “Ahí es donde metemos a los cerdos que están enfermos, que se han roto algo… para que no estén con los demás, porque si no les pegan y no se puede tenerlos juntos. En todas las granjas es así”.
LO QUE DICE LA LEGISLACIÓN...
Hace hincapié también en que la legislación correspondiente “no permite trasladar ni sacar de las granjas a animales que no se puedan valer por sí mismos, que estén enfermos, que tengan cualquier impedimento… por eso tenemos que esperar a que venga el veterinario y haga lo que tenga que hacer”.
Se refiere al Reglamento No 1/2005 del Consejo de la Unión Europea relativo a la protección de los animales durante el transporte. Dicho reglamento recoge que “los animales que presenten lesiones, problemas fisiológicos o un proceso patológico no se considerarán aptos para el transporte, en particular si son incapaces de moverse por sí solos sin dolor o de desplazarse sin ayuda o presentan una herida abierta grave o un prolapso”, entre otros casos.
Por su parte, el veterinario Alfonso Senovilla, que participó en el reportaje de Salvados, afirmó a través del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal que “esos animales tienen unas patologías en un estado tan avanzado que son incurables", y que "no tiene sentido realizar un tratamiento veterinario sobre ellos" y “solo interesa mantenerlos con vida para enviarlos a un matadero cuyo fin es el consumo humano”.
Además, Évole afirmó en el programa de La Sexta ‘Al rojo vivo’ que "No era una zona concreta, era toda una granja”.
YA NO SON PROVEEDORES DE EL POZO
Hermanos Carrasco no es la única granja de cerdos que opera en el campo de Alhama de Murcia, pero en los últimos días ha tenido que enfrentar las críticas a toda una industria que supone aproximadamente el 2% del PIB total español y ocupa a más del 20% de los empleados de la industria alimentaria española, según datos de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España.
Y no solo son las críticas a lo que se han enfrentado ya que, a raíz de la emisión del reportaje, El Pozo Alimentación ha comunicado este 13 de febrero que “se abrió un expediente de investigación a la granja proveedora cuyas imágenes aparecen en el vídeo, tras el cual se inició un proceso de desvinculación que ya es efectivo.” La granja Hermanos Carrasco, por tanto, deja de ser proveedora de la empresa cárnica.
“En estos temas hay que hilar muy fino, porque mucha gente depende de esta industria, tanto directa como indirectamente”, se comenta en un bar de La Costera, el paraje donde se ubican las instalaciones de la granja. “A ver qué decís, que yo trabajo en El Pozo”, añade un vecino de Alhama. “Si El Pozo se hunde, el pueblo y los alrededores se van a la ruina”, se lamenta un tercero.
La tensión se deja sentir en el hermetismo no solo de los vecinos, sino de la propia familia y los trabajadores del negocio, que no quieren hacer declaraciones y se remiten a los comunicados oficiales.
Desde fuera, la granja de los Hermanos Carrasco luce limpia y ordenada, aspecto que contrasta con lo que se vio en el programa de ‘Salvados’.
El día a día de los Martínez Carrasco, por contra, está del revés.