Tres heridos en una pelea en un piso de La Latina (Madrid). Dos varones y una mujer, treintañeros todos, que se habían herido ellos solitos, sin la mediación de nadie más. Lo más curioso es que presentaban heridas provocadas por bocados. Se habían mordido los unos a los otros. La policía informó de que los tres se habían montado una pequeña fiesta, consumieron una droga y acabaron golpeándose y emprendiéndola a dentelladas entre ellos, como si fuesen depredadores. La misma policía afirmó en la nota de prensa que se trataba de la mítica “droga caníbal”.
Días después, el diario ABC hablaba con los jóvenes y los bautizaba como "trío caníbal". Ellos explicaban que habían consumido una sustancia denominada “Nexus”. Una sustancia que, por definición, no tiene efectos que puedan relacionarse con este tipo de comportamientos. Pero entre la información oficial de la policía y las declaraciones de los propios afectados, la noticia ha corrido como la pólvora: la droga caníbal, la que provoca que la gente acabe devorándose entre sí, ha vuelto a España. Pero… ¿qué hay de cierto en todo esto? ¿Estamos ante un peligro inminente o ante un falso mito que hay que desmontar?
Hay varias incongruencias en este asunto. Para empezar, los especialistas consideran que no existe una “droga caníbal”. No hay una sustancia que provoque que quien la consume necesite morder a las personas. “Decir que una sustancia te puede volver caníbal es tan verídico como decir que te puede hacer hablar latín. Las drogas no pueden instigar comportamientos tan específicos con tanta regularidad”, cuenta un experto consultado por EL ESPAÑOL.
El zombi de Miami: contigo empezó todo
Entonces… ¿de dónde viene lo de “droga canibal” que cada año deja un buen reguero de titulares? La primera referencia que se tiene sobre una persona que empezó a morder tras consumir una droga tiene lugar en 2012, en Florida. Un chico de 31 años llamado Rudy Eugene fue abatido por la policía en una calle de Miami después de haberse comido el 75% de la cara de Ronald Poppo, un mendigo de 62 años. Además de la salvajada, la policía tuvo que dispararle hasta seis veces, sin que las balas pareciesen afectarle. Finalmente murió por los disparos, pero su resistencia a los tiros le valió al protagonista el sobrenombre póstumo de “Zombie”. Y el haber mordido la cara del mendigo le confirió a la droga el sobrenombre de “caníbal”. Porque, supuestamente, el chico iba drogado. Supuestamente.
Alguien publicó que el agresor había consumido una droga de nueva síntesis, cuyo nombre comercial era “Ivory wave” (Ola de marfil). Se vendía bajo la apariencia de sales de baño para poder burlar su prohibición y venderla de forma legal. Pero en realidad era MDPV (metilendioxipirovalerona). Un estimulante de efectos remotamente parecidos a la cocaína, pero bastante más potente y y duradero. Además, el MDPV tiene efectos alucinógenos. Este tipo de estimulantes pueden provocar, en altas dosis, ataques de pánico y psicosis, según la página Energy Control. Curiosamente, el MDPV es uno de esos intentos de las farmacéuticas de conseguir sintetizar medicamentos para prescribir, pero que finalmente, por sus efectos, no pudieron ser usados para ser prescritos y que ahora se venden en la deep web como drogas de nueva síntesis. El MDPV en concreto salió de los laboratorios de Boehringer Ingelheim. Es la misma empresa que comercializa el Bisolgrip o el Pharmaton Complex.
Además de MDPV, el Ivory Wave lleva lidocaína, que es lo que nos ponen los dentistas en la boca para anestesiarla. El objetivo de incorporar esa sustancia es conseguir que se duerma la boca, como produce la cocaína de forma natural.
Una mentira repetida mil veces
Lo más interesante de todo este caso es que, después de que los medios de comunicación hubiesen vinculado el nombre de una sustancia (MDPV) con un comportamiento caníbal, la autopsia de Rudy Eugene reveló que no había rastro de esa sustancia en su cuerpo. Lo de quién creó y propagó ese bulo se pierde en la noche de los tiempos. Sea como sea, el MDPV ya estaba estigmatizado para siempre por ese episodio. Lo de la mentira repetida mil veces...
Las primeras referencias de “droga caníbal” (directamente, sin pasar por la denominación de MDPV) en España tienen lugar en Ibiza en 2014, por unos decomisos policiales de la sustancia. Sin llegar a producirse ningún caso, se vendió públicamente como droga caníbal a causa del episodio de Miami. Las incautaciones policiales por un lado, algún comportamiento violento y extravagante de consumidores de drogas por otro, y algunos vídeos virales de Youtube como guinda, hicieron el resto.
Problemas de salud mental, la causa principal
En España no se han registrado casos de comportamientos caníbales a causa de consumos de drogas. Ni aquí ni en ninguna parte. “No existe un solo caso de ataques caníbales documentado en toda la literatura científica mundial que se atribuya al MDPV”, aseguran en Energy Control, que sí destaca que “el 46% de los usuarios tenían antecedentes de problemas de salud mental”.
En España no se han registrado… hasta la semana pasada, cuando tuvo lugar el famoso episodio del “Trío caníbal de La Latina” como ya lo ha calificado el ABC. Esto nos lleva a la segunda parte: los protagonistas del suceso aseguran que tomaron “nexus”. Una sustancia que no tiene nada que ver con el MDPV. ¿Qué hay de cierto en eso?
¿Nexus? ¿Qué es el nexus?
“Las probabilidades de que esa sustancia fuese nexus son remotas”, cuenta un dealer a EL ESPAÑOL. Porque... ¿qué es exactamente el nexus? Es una sustancia cuyo nombre real es 2CB. Se trata de una especie de droga mítica que gozó de gran popularidad durante la primera década de nuestro siglo, pero que ya es casi imposible encontrar. Es una droga a medio camino entre el MDMA y el LSD. Estimulante por un lado, alucinógeno por el otro. “Pastillas triposas”, las llaman. Apodo fruto de la mezcla entre las pastillas de éxtasis y los tripis.
Pero el nexus es suave. Nadie ha muerto de una sobredosis de nexus. Podría haberlo hecho su creador, el químico Alexander Shulgin, un tipo que probaba sus propias invenciones. Cuando le tocó catar el nexus, se equivocó de balanza y tomó una dosis diez veces más alta de la recomendada. No sólo no se murió, sino que el pepinazo fue antológico y él lo celebró. En resumen: no es una droga de alta toxicidad, como sí que parece haber sido la del episodio de los caníbales de La Latina.
Pero es que además, los efectos del nexus no conducen en ningún caso a episodios de violencia. Se caracteriza por ser una droga que provoca “buen humor” en dosis bajas y algún proceso alucinatorio en dosis más altas, pero sin llegar al extremo de que tres consumidores de nexus acaben mordiendose la cara entre ellos.
Gato por liebre, oso por nexus
Sí que sucede que es una sustancia ya casi imposible encontrar. Ni siquiera en círculos reducidos. Su último Heisenberg fue un noruego que las sintetizaba al 98% de pureza y las vendía en la deep web, pero que un buen día desapareció y nunca más se supo. Pero como el nexus gozó de muy buena prensa entre los consumidores, muy a menudo se venden otras sustancias y las hacen pasar por nexus.
El caso más paradigmático lo explicamos aquí en EL ESPAÑOL. Durante unos meses, en Barcelona se consumía una sustancia impregnada en ositos de caramelo. Los suministradores la ofrecían como nexus, porque el efecto es muy similar, pero el análisis de la sustancia que llevó a cabo Energy Control determinó que aquella droga era 25N-NBOMe. Una droga conocida en Sudamérica como “La Bomba” y mucho más tóxica que el nexus. De hecho, en Estados Unidos y Australia ha causado varias muertes. Lo más probable es que a los tres de La Latina también les tomasen el pelo y les diesen gato por liebre, como a los de Barcelona les daban oso por nexus.
Entonces, si la relación del MDPV con el canibalismo fue un invento de la prensa, si el nexus no provoca este tipo de efecto ni de lejos, si no hay una droga que provoque por definición estos efectos… ¿Qué pasó en La Latina? Porque lo que está claro es que esas tres personas acabaron a mordiscos entre ellos y eso nadie se lo puede quitar.
Y la droga más asociada a la violencia es...
Explican desde Energy Control que “todas las drogas estimulantes pueden inducir en sobredosis o en personas predispuestas, episodios de agresividad o violencia”. Un especialista cuenta que “en el caso de esta noticia parece ser una de estas cosas estrambóticas que pasan, en parte por mala suerte y en parte porque a las personas a veces se les manifiestan tendencias violentas. Tal vez la confusión de un alucinógeno mezclada con lo que empezó como una pelea desembocó en mordiscos. Igual que a Mike Tyson a veces le da por morder orejas, igual que hay gente que muerde antes de pegar puñetazos”.
No obstante, sí que es cierto que existe una sustancia en concreto que es la que más episodios de violencia lleva implícitos, y que en nuestro país es relativamente fácil de conseguir. Y hay que ponerse en alerta. Lo explican muy bien en Energy Control cuando subrayan lo siguiente: “Conviene destacar que, en nuestro medio, la droga más asociada a este tipo de problemas es (redoble de tambores)...
... el alcohol”.