Tic, tac. Cristina Cifuentes resiste, pero cada minuto es una agonía para la líder popular. Información a información, rueda de prensa a rueda de prensa, la presidenta madrileña está siendo asediada. Su propio partido comienza a aislarla, a desmarcarse de la baronesa. Aunque el declive no es nada nuevo.
En la merma en la imagen de Cifuentes no sólo ha influido el caso máster. Fuentes del círculo más próximo a la presidenta del PP de Madrid confirman a EL ESPAÑOL que se encuentra pasando por un estado anímico que la ha llevado a perder cerca de diez kilos, disgusto a disgusto. La estocada que le ha dado la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas -quedándose de lado y abocando a Cifuentes a la dimisión- ha sido la última, aunque no la mortal. El encargado de mostrarle la puerta será, si procede, Rajoy. Sólo entonces, ella acatará. Así de convencidas se muestran fuentes populares muy cercanas al presidente y a la líder madrileña consultadas por este periódico. Pero la caída comienza mucho antes.
Granados y su relación con Ignacio González
12 de febrero. Sede de la Audiencia Nacional. Madrid. Francisco Granados declara ante el juez por su implicación en el caso Púnica. En su relato hay dos grandes protagonistas, además de sí mismo: el expresidente madrileño Ignacio González y Cristina Cifuentes. Granados afirma que ambos líderes controlaron dos campañas en 'b' de “refuerzo” para Esperanza Aguirre en 2007 y 2011. Y que la líder popular dejó de controlar esa campaña paralela al terminar su "relación sentimental" con González.
Unos días después, la baronesa madrileña consideró que las reivindicaciones feministas que llamaban a hacer huelga el 8 de marzo eran una “chorrada”. Que consideraba que no había razones “fundadas” para acudir más allá “del puro desgaste político”. Que, para ella, la reivindicación era un “arma arrojadiza”. Así que, si bien defendía su creencia en el derecho constitucional a la huelga, ella se decantaría por hacerlo “a la japonesa”. Esto es: trabajar más horas aún en un intento de colapsar el sistema así.
Pero el presidente del Gobierno decidió desvincularse de lo dicho por Cifuentes. Dejarla sola, en público, al pie de los caballos. En la sesión de control del Senado del día 6 de marzo, Mariano Rajoy aseguró que no se reconocía “en este tipo de la huelga a la japonesa que ha dicho o no algún miembro de mi partido".
Un nuevo varapalo, el judicial
El terreno político no ha sido el único campo de batalla de la presidenta madrileña en el que se ha visto vencida -de momento-. También presentó una querella criminal que anunció contra el exconsejero madrileño Francisco Granados por delitos de injurias, calumnias y contra la integridad moral. Sin embargo, se llevó otro varapalo judicial. El juez tumbó la declaración de Granados al aceptar el incidente de nulidad presentado por los letrados de Granados contra esa misma querella. El exconsejero de la Comunidad de Madrid no tuvo que declarar y puede que nunca lo haga.
Veinticuatro horas más tarde de que el juez admitiera ese recurso, Cristina Cifuentes tuvo que personarse en el Congreso de los Diputados en la comisión de investigación de la supuesta financiación ilegal del PP. La baronesa llegó arropada por todos los grandes pesos pesados populares. Ella era el primer cargo en activo del partido en comparecer.
El caso máster
Y, al día siguiente, saltó la polémica de su máster en Derecho Autonómico y Local de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Era el 21 de marzo. Eldiario.es publica la primera exclusiva sobre el caso, firmada por la periodista Raquel Ejerique: Cristina Cifuentes obtuvo su título de máster en una universidad pública con notas falsificadas. La presidenta trata de defenderse como puede, con alevosía y nocturnidad, en un vídeo en la red social Twitter. En su despacho de la Puerta del Sol, vestida de azul cielo y en un plano picado, la líder esgrime que la verdad está de su lado. Y que quienes intentaban dañarla "con falsedades, mentiras o medias verdades" que "no van a conseguir que dé un paso atrás, están equivocados". "A quienes queréis que me vaya: no me voy, me quedo, voy a seguir siendo vuestra presidenta".
Mientras tanto, en mitad de la polémica, la Asamblea de Madrid aprobó que la presidenta explicara en el Pleno las presuntas irregularidades de su máster, con los votos en contral del PP.
Era el 22 de marzo. Todas estas informaciones cayeron con cierto regocijo en Génova. "Aquí no hay unos más limpios que otros", afeó en privado un compañero de partido de la presidenta del PP madrileño, que le recriminaba también que "presuma tanto" de "haber puesto el listón tan alto en su federación. ¿No quieres caldo? Pues toma dos tazas". La presidenta de la Comunidad de Madrid anunció, mientras tanto, una querella "contra quienes han hecho acusaciones basadas en falsedades", en referencia a dos periodistas de eldiario.es: el director, Ignacio Escolar, y a la jefa de Política Social y autora de la información, Raquel Ejerique, como objeto de la acción judicial.
13 días escondida hasta comparecer en el Pleno
Tuvieron que pasar 13 días para volver a escuchar a la presidenta. El 4 de abril, a primera hora, El Confidencial publica que al menos dos de las tres firmas del acta de la defensa del TFM son falsas.
En la rueda de prensa posterior a la comparecencia de la presidenta de Madrid en la Asamblea, Cifuentes reconoció que no acudió a clase durante los meses en los que cursó el polémico pero "perfectamente real y legal" máster en derecho autonómico en la Universidad Rey Juan Carlos porque existía esa opción. Declaró que "jamás" se había planteado abandonar su cargo -"¿Por qué voy a dimitir si lo he hecho todo de manera correcta?"- y que ella, "como alumna", no podía "aclarar" la información sobre las firmas. "Es algo que tiene que explicar la universidad".
Pero la Universidad, a través de su rector, Javier Ramos, admitió que no existían pruebas. “Durante la investigación se constata que no consta el acta en el servicio de postgrado pese a que su archivo en el mismo sea obligatorio. Tampoco ha sido remitida la memoria del trabajo fin de máster ni se puede confirmar que la defensa de dicho trabajo haya tenido lugar". Por si fuera poco, ese mismo día, el 4 de abril, el PSOE anuncia una moción de censura contra Cifuentes por su máster.
La URJC remite la investigación a la Fiscalía
Cuarenta y ocho horas después, el caso máster sobrepasó otra frontera: la judicial. Los responsables de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), que dijeron en un primer momento que no había irregularidad alguna, al día siguiente abrieron una investigación interna y finalmente anunciaron que “ante la aparición de informaciones que pudieran ser constitutivas de delito” remitían a la Fiscalía el resultado de la investigación
Y Cifuentes se monta en el tren. Destino: Sevilla, a la convención del PP. Allí, se enrocó. Muy poca gente en el Partido Popular creía a Cifuentes, aunque la versión oficial la brindó la secretaria general del partido nada más inaugurar el congreso: "Hay que defender a los nuestros". La líder madrileña, por su parte, lo dejó claro desde antes de que comenzara el evento: "No voy a dimitir. Cursé y terminé el máster". Ese mismo día, el sábado 7 de abril, es recibida con una larga ovación por parte de los asistentes a la convención nacional popular. Ella afirma que todo el escándalo le está "sirviendo y dando mucha fuerza": "Tengo mucha más fuerza de la que muchos creen". Incluso el propio Mariano Rajoy intentó detener la sangría brindándole su apoyo en público, al menos hasta que la justicia ofrezca más luz sobre el caso
La estrategia seguida por la presidenta era tratar de desviar el foco. Dirigirlo al origen de la filtración, al profesor de la URJC. En definitiva, abonar la tesis de la conspiración y buscar pistas que ayuden a esclarecer el presunto "montaje".
Los estudiantes de la URJC, en la calle
Mientras, en la URJC, los alumnos se echan a las calles del campus de Vicálvaro (donde se imparte Derecho) para reclamar la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y el rector de la institución, Javier Ramos, por la polémica del máster.
Los manifestantes han coreado diversas consignas como 'Cifuentes dimisión', '¿Dónde está el Trabajo Fin de Máster', 'Fuera la mafia de la universidad', 'Es el rectorado el que lo ha tapado', 'Cifuentes miente, Ciudadanos consiente', 'No presentado no es un aprobado' y 'Ramos dimisión'.
En la calle Génova se espera movimiento en las próximas horas. Al principio vincularon el futuro de Cifuentes a la investigación de los rectores españoles. Ahora, a que Mariano Rajoy vuelva de su viaje oficial en Argentina para ponerle encima de la mesa todos los escenarios que hay y que tome la decisión de si la madrileña debe abandonar o, por el contrario, resistir.