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Juanín, Josechu y Jandri son los tres mosqueteros del llamado tricornio verde. Los tres son hermanos. Los tres son mandos importantes y relevantes de la Guardia Civil. Los tres son hijos de otro miembro de la Benémerita. Los tres tienen más estrellas y puntas que los actores en el paseo de la fama de Hollywood. Los tres forman parte de una familia unida, los Hernández Mosquera. Un ente familiar con larga tradición dentro del Cuerpo. Juan, José y Alejandro Hernández Mosquera. El primero, coronel de la Guardia Civil; los otros dos, teniente coronel. Los dos primeros mellizos y el tercero, poco más de un año menor que sus hermanos.
Hoy, los tres, son protagonistas de la actualidad en sus distintos puestos de mando. Así, Juan, un especialista nato en inteligencia terrorista, es ahora el director del Gabinete de coordinación de la Secretaría de Estado del Ministerio del Interior. Más resonancia adquiere cuando decimos que es el máximo responsable de los Mossos de Esquadra hasta que esté vigente el artículo 155 en Cataluña. Su predecesor, Diego Pérez de los Cobos, se dio a conocer durante los sucesos del referéndum ilegal en Cataluña el 1-O del pasado año. Su mellizo, José, es el jefe accidental de la Comandancia de la Benemérita en Almería, quien ha saltado a la fama por ser la cara más visible de la investigación bautizada como Operación Nemo, que esclareció el asesinato del pequeño Gabriel Ruiz por la dominicana Ana Julia Quezada; y, por último, Alejandro, otro experto en inteligencia, es el máximo responsable de toda la seguridad en La Moncloa, donde vela por la integridad personal del presidente del Gobierno Mariano Rajoy.
Los tres conforman caracteres y preferencias con distintos matices. Pero los tres tienen carreras exitosas dentro de la organización militar. Y los tres están, por sus cargos, de máxima actualidad. En total, siete estrellas que suman 56 puntas.
JUAN HERNÁNDEZ MOSQUERA: CON LA MIRADA EN LOS MOSSOS
De los hermanos gemelos (Juan y José), Juanín era hasta hace unos días el más anónimo de todos, algo lógico si tenemos en cuenta que su destino ha sido durante los últimos años ser uno de los máximos responsables del Grupo de Apoyo Operativo (GAO) de la Benemérita. Una unidad que materializa los apoyos que precisan en cada momento las distintas Unidades de la Guardia Civil, fundamentalmente en acciones operativas, seguimientos, vigilancias...
Por eso el anonimato de sus miembros es vital. De hecho, el resultado de sus misiones siempre se otorga a la unidad con la que colabora y nunca a ellos. Un destino ideal para Juan, como cariñosamente se le llama en el cuerpo, uno de los mayores especialistas en inteligencia, fogueado en los escenarios más sangrientos del País Vasco, donde se formó. Hoy es coronel de la Guardia Civil con tres estrellas de ocho puntas.
Tanto él como su hermano José entraron en la promoción de la Academia de Zaragoza al inicio de los años ochenta. Como buena parte de los guardias civiles de esos duros años de plomo y bunker, desarrolló su carrera en el País Vasco y Navarra. Allí, en el cuartel de la Guardia Civil de la localidad de Lecumberri, sufrió un atentado el 7 abril de 1990. Resultó herido por un comando de ETA.
Aproximadamente sobre las tres horas de aquella madrugada, varios encapuchados de la organización terrorista comenzaron un ataque con granadas del tipo Jotake, impactando cuatro de ellas en el techo del edificio del destacamento, en el tejado de la oficina al lado del edificio principal, en la puerta de la fachada principal y en un alero situado encima de ella, provocando heridas a tres guardias civiles.
Otra cayó en el patio del acuartelamiento, cuando precisamente estaba descendiendo de un vehículo oficial PGC-5030 el entonces joven teniente jefe Juan Hernández Mosquera acompañado de un guardia. Ambos resultaron heridos. Uno de los terroristas presuntamente implicados fue Lázaro Galarza Larrayoz, detenido en México en el año 2000, y al que las autoridades aztecas denegaron su extradición a España.
Con el tiempo, Juan Hernández Mosquera dejó este trabajo de campo en el País Vasco, aunque nunca abandonó su labor en el servicio de información de la Guardia Civil (SIGC), en el que progresó hasta convertirse en una de las cabezas más visibles.
Desde la distancia continuó su vínculo con la seguridad en el País Vasco. De hecho el propio Juanín fue quien firmó en el año 2016 el artículo que en la revista Cuadernos de la Guardia Civil narraba los 75 años de existencia del Servicio de Información de la Benemérita.
El gran valedor del coronel Juán Hernández Mosquera fue su jefe máximo, el ya retirado teniente general Cándido Cardiel Ojer, que fuera Director Adjunto Operativo (DAO) de la Guardia Civil hasta el año 2016 y a quién destituyó el hoy ministro del Interior Juan Ignacio Zoido. Nombrado por el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba el 7 de enero de 2010, y al que mantuvo en el puesto Jorge Fernández Díaz, fue durante casi siete años el número dos de la Guardia Civil y a su lado se formó por completo Juan.
Pero el coronel Hernández Mosquera también ha trabajado desde hace ya muchos años junto a otros reconocidos oficiales de la Benemérita, entre ellos el que fue coordinador policial del dispositivo del referéndum del 1 de octubre en Cataluña, el coronel Diego Pérez de los Cobos.
Juan y Pérez de los Cobos ya habían trabajado conjuntamente en la preparación de una respuesta operativa al llamado Plan Ibarretxe, un operativo que no se llegó a utilizar en el País Vasco tras la marcha atrás del entonces Lehendakari. Un plan que sí se puso en marcha con el primer referéndum de Cataluña el 9 de noviembre de 2014. Y que era una copia en parte del que se iba a emplear con Ibarretxe.
Ahora, desde hace un mes escaso, Juanín es el nuevo jefe del Gabinete de Coordinación de la Secretaría de Estado de Seguridad, donde ha sustituido a su amigo el coronel Diego Pérez de los Cobos en el puesto de responsable de los Mossos d’Esquadra, mientras esté en vigor el artículo 155 en Cataluña. Según fuentes consultadas, “como agente del SIGC se mueve siempre dentro de una gran discreción y reserva. Muy poco se puede contar de él, ya que cuida al máximo su privacidad”.
Sus compañeros destacan su profesionalidad, su capacidad de análisis y de mando. Aseguran que es un amante del golf y del pádel, deportes en los que lo “táctico” se combina con lo físico, y en los que participa en campeonatos amateur.
“Es un militar prudente y sensato, características que lo hacen adecuado para el difícil momento por el que atraviesa Cataluña y, en concreto, los Mossos, cuya labor en los últimos meses ha quedado en entredicho gracias a las investigaciones judiciales y a la propia Guardia Civil. Por eso es un especialista en Información que puede responder a estas anómalas circunstancias”, afirman sus conocidos.
Su amigo, el coronel Diego Pérez de los Cobos, ha sido destinado como nuevo jefe de la Comandancia de Madrid, en el acuartelamiento de Tres Cantos, donde él también ha estado. En poco tiempo será ascendido a general.
Pero en la carrera militar de Juan Hernández Mosquera no todo han sido éxitos en lo profesional. Así, estuvo relacionado en la operación fracasada en Francia de intento de captura en el año 2007 del considerado jefe militar de ETA, Garikoitz Azpiazu Txeroki. Una operación de inteligencia que acabó con la muerte de dos agentes de la Guardia Civil, Fernando Trapero (24 años) y Raúl Centeno (23), miembros del Grupo de Apoyo Operativo (GAO) que se dedicaban a labores tecnológicas. En concreto, a la instalación de aparatos de rastreo, escuchas telefónicas y cámaras de vigilancia. Fueron detectados en el restaurante Les Ecumilles, en un centro comercial de la localidad gala de Capbreton. Fueron asesinados a tiros a su salida. Una terrible circunstancia que nunca ha olvidado el ahora coronel.
JOSÉ HERNÁNDEZ MOSQUERA: LA INVESTIGACIÓN DEL CASO GABRIEL
Distinto ocurre con su hermano gemelo José Hernández Mosquera, conocido por Josechu. La mayoría de los españoles lo han visto por televisión el pasado mes de marzo cuando saltó a la palestra informativa por su papel determinante en la Operación Nemo, que acabó con la detención de Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del pequeño Gabriel Cruz en la finca almeriense de Las Hortichuelas.
Hoy, el teniente coronel Mosquera, jefe accidental de la Comandancia de la Guardia Civil en Almería, es un personaje conocido, querido y apreciado en toda esta provincia andaluza de la costa del sureste mediterráneo.
Sin ser el jefe titular de la Comandancia de la Benemérita en Almería, es un personaje singular. Ha sido en al menos tres ocasiones su máximo responsable: en el año 2009, a principios de 2017 y ahora en el 2018, ya que su titular actual, el coronel Arturo Prieto Bozec, que tomó posesión del cargo en mayo de 2017, se encuentra en Madrid temporalmente.
En ese acto, el recién llegado coronel dedicó un guiño a Josechu: “Un mando que se precie de serlo debe rodearse de buenos colaboradores y es lo que yo me he encontrado, muy buenos colaboradores".
La conexión de José Hernández Mosquera con Almería es total. Dos de los grandes periodos de su carrera dentro de la Benemérita los ha pasado aquí. Desde 1997 a 2000 ejerció como capitán de la Unidad de Policía Judicial y puso en marcha la actual Oficina Periférica de Comunicación, en un intento más que loable de que la Guardia Civil se acercase a los medios informativos y llegase a toda la población en una provincia, Almería, donde durante tanto tiempo ha existido una mala imagen de la Benemérita.
Todavía está muy presente en el recuerdo de la ciudadanía lo que aconteció el 10 de mayo de 1981, cuando aparecieron tres cuerpos abrasados y calcinados dentro de un Ford Fiesta, en un barranco de la localidad de Gérgal. El informe de la Guardia Civil señaló en primer lugar que eran tres miembros de banda terrorista ETA que habían intentado huir y que eran los responsables del atentado contra el general Valenzuela, al que habían herido grave, y que habían matado a tres de sus acompañantes.
Pero, en realidad, se trataban del salmantino Luis Montero García, el santanderino Luis Cobo Mier y almeriense Juan Mañas Morales, que se habían trasladado a Almería a la comunión de un familiar de este último.
Identificados incorrectamente, fueron torturados, asesinados y quemados después para borrar huellas por fuerzas de la Guardia Civil, al mando del entonces teniente coronel Carlos Castillo Quero.
Hoy, gracias a la labor de Josechu, casi 37 años después, este suceso que inquietó a Almería está prácticamente olvidado y la imagen de la Benemérita ha mejorado considerablemente, más aún tras el rápido esclarecimiento del crimen del niño Gabriel.
Cuando Hernández Mosquera regresó de nuevo a Almería en el año 2004, con el grado de comandante, se convirtió en responsable Jefe de Operaciones de la Guardia Civil, donde permaneció en el cargo a pesar de ser ascendido a Teniente Coronel en febrero de 2011. Un hecho no muy común, ya que lo que suele ser normal tras un ascenso es un cambio de destino. Sin embargo, Josechu se quedó. Algo que fue muy valorado y celebrado por los medios informativos, al conocerse este dato en junio de 2011 por medio del Boletín Oficial de la Guardia Civil. De hecho son muchos los que creen que podría ser ya coronel como su hermano mellizo y dejar la “mantecada”, dos estrellas de ocho puntas que llevan los teniente coronel, y ser titular de alguna comandancia en cualquier punto de la geografía española con más estrellas.
Dicen quienes lo conocen que “si no lo ha hecho, es por ser fiel a su destino en Almería, donde no suele faltar como participante activo en la media maratón de la ciudad”.
“Meticuloso, atento a los detalles, humilde, es un tipo de comandancia de patear calle y de conocer a la gente en persona”, afirman sus amigos.
Por ejemplo, el 4 de agosto del 2016 no tuvo reparos en mandar un escrito al alcalde de la localidad de Roquetas de Mar en agradecimiento a la ayuda que habían prestado cuatro policías locales a sus hombres en la detención de una banda armada de ladrones. Josechu destacaba en su escrito “el buen hacer profesional de los agentes citados, un ejemplo de colaboración entre ambos cuerpos policiales”.
Se le considera una persona nada elitista. Que no falta a ningún tipo de actos y galas, a veces acompañado por su esposa Ana Isabel Martínez. Así, se le puede ver desde en la entrega de trofeos del tradicional torneo de Golf del Hospital Virgen del Mar, hasta en una gala del Colegio de Árbitros de Almería, pasando por la Federación de Columbicultura y, por supuesto, en uno de los actos más importantes de Almería como son los Premios del Mármol en Macael, donde en noviembre de 2015 llegó a coincidir y fotografiarse con Mariano Rajoy, que ya por entonces era jefe directo de su hermano pequeño, Alejandro.
ALEJANDRO HERNÁNDEZ MOSQUERA: EL GUARDIÁN DE RAJOY
Jandri es el pequeño de los tres. Es teniente coronel de la Guardia Civil y hoy es el más burocrático de los tres hermanos. En noviembre de 2012 fue nombrado director del Departamento de Seguridad de la Presidencia del Gobierno para velar por la integridad de Mariano Rajoy.
Nacido en Zaragoza en noviembre de 1965, un año y medio después que sus hermanos José y Juan, Jandri tiene el curriculum más completo de los tres. “Siempre ha sido muy reservado, un celoso de su intimidad y muy estudioso”, afirman sus conocidos.
Ingresó en 1984 en la Academia General Militar de Zaragoza dentro de la 44 promoción, en la que en 1985 coincidió con el ahora rey Felipe VI.
De Zaragoza pasó a la Academia de Oficiales de la Guardia Civil de Aranjuez. Su primer destino fue de julio de 1989 a abril de 1990 como jefe de la demarcación territorial de la Guardia Civil en Vilanova y La Geltrú (Barcelona) con competencia en seguridad ciudadana también en Sitges (Barcelona) y en San Pedro de Ribas (Barcelona).
Como miembro de los servicios de inteligencia de la Benemérita vivió muy de cerca el terrorismo de ETA. Tanto que, incluso, cuando estuvo destinado en la Unidad de Servicios Especiales del Servicio de Información de la Guardia Civil en el cuartel de Intxaurrondo, entre 1990 y 1993, fue acusado y exculpado por torturar al etarra Kepa Urra.
El terrorista etarra fue detenido en la madrugada del 29 de enero de 1992 y trasladado al hospital de Basurto con un cuadro similar a una arritmia cardíaca. Según la instrucción de entonces, “supuestamente hasta allí acudió Alejandro Hernández a presionar al etarra para sacarle una confesión".
Fue absuelto en 1997 junto a otros dos conocidos miembros de la Guardia Civil y muy amigos de su familia: Arturo Prieto Bozec, el actual titular de la Comandancia de Almería que lleva de forma “accidental” su hermano José Hernández Mosquera; y Diego Pérez de los Cobos, al que ha sustituido su otro hermano Juan en el control de los Mosos de Esquadra. Tras este episodio fue desplazado fuera de nuestras fronteras y tuvo su primer destino internacional como Coordinador de Seguridad en la Embajada de España en Bogotá (Colombia).
A su vuelta, Alejandro volvió a centrarse en la lucha antiterrorista, donde sigue siendo un experto. Se le nombró responsable en varias operaciones contra etarras, cuyos comandos estaban ya preparados para atentar.
Estos años atrás, hasta su llegada en febrero de 2012 a La Moncloa, ha estado destinado en unidades del Servicio de Información de la Guardia Civil, donde coincidió con su hermano mayor Juan.
Desde diciembre de 1999 hasta mayo de 2008 fue oficial de enlace del Servicio de Información de la Guardia Civil en Francia ante la Unité de Coordination de la Lutte Antiterroriste (UCLAT). Y tras la caída de ETA volvió a desarrollar su carrera en el extranjero. Así, en el año 2008 ocupó el puesto de agregado del Ministerio del Interior en la Embajada de España en Dakar (Senegal), último cargo hasta su desembarco en Moncloa.
Aquí se encarga de la protección del personal, edificios e instalaciones del complejo presidencial, así como las funciones y actuaciones necesarias para la seguridad del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pero también trabaja a su vez para la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaria, así como ex presidentes y otras personas e instalaciones que determine el director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, José Luis Ayllón, como antes de su antecesor, Jorge Moragas.
Como se observa, una larga carrera profesional engendrada por los tres hermanos mosqueteros del llamado tricornio verde, cuyas estrellas superan a los actores de Hollywood. La vida misma hecha película.