En cuanto escuchó el relato de la víctima, el juez Ricardo Javier González González lo supo: su opinión en el caso de 'La Manada' iba ser muy clara. Había que absolver a Prenda y compañía. Ello lo advirtió durante el juicio, cuando se produjeron los interrogatorios. Pero ha sido en la última semana cuando se ha desatado toda la polémica debido a su voto particular, el único de los tres jueces que conforman el estrado de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra en decidir que había que soltar a los cinco sevillanos, absueltos en primera instancia del delito de violación. Una semana después, el magistrado aparece por primera vez ante los medios de comunicación en una Pamplona teñida de gris por la lluvia.
Traje gris, corbata azul y gafas. Una imagen similar a la que ya se conoció de él hace meses, cuando EL ESPAÑOL desveló que sería el único de los tres jueces en votar en contra de condenar a La Manada. Pero una imagen también diferente. Con el pelo largo y revuelto, el rostro rodeado de una larga y poblada barba, Ricardo González accedió a aparecer en una concentración de jueces y fiscales convocada frente al Palacio de Justicia de Pamplona, un acto simbólico que lleva semanas celebrándose en las puertas de los juzgados.
El juez González es consciente de la polémica que ha suscitado su veredicto. Desde los días del juicio, cuando se corría la voz por los pasillos de los juzgados de Pamplona y se vaticinaba que uno de los tres jueces absolvería a los sevillanos, los periodistas comenzaron a preguntarse quién de los tres miembros del tribunal sería, y los motivos a los que acudiría para emitir ese voto discrepante.
"Solo hablo en autos y sentencias"
Ha pasado una semana y González se muestra tranquilo después de la polvareda que levantaron sus más de doscientas páginas de detallado voto particular, de discrepancia, de tratar de esbozar su versión propia de los hechos. Al finalizar la concentración a las puertas de los juzgados. los medios han acudido a escuchar sus primeras reacciones después de todo lo ocurrido esta semana. La controversia en torno a las descripciones sobre los 96 segundos de los siete vídeos. El relato que hace de las contradicciones de la víctima. La bomba en forma de mensaje que le lanzó el pasado lunes el ministro de Justicia Rafael Catalá, sin llegar a aclarar del todo a qué se estaba refiriendo.
Una semana intensa, sin duda, a la que el juez que ha participado en uno de los veredictos más importantes de los últimos años no ha querido responder. González dice a los micrófonos de los medios que él no habla en los medios. "Yo solo hablo en autos y sentencias. En ningún otro sitio. No entro para nada en comentarios que se hagan sobre mi persona. Esto [la concentración] es por las reivindicaciones muy anteriores a lo que ha sucedido con el caso de La Manada".
Abrazos al juez González a su llegada por parte de sus compañeros. En parte, para mostrarle apoyo ante las declaraciones de Catalá, ante las cuales respondió de lleno toda la plana mayor de la judicatura. " Todos saben que este juez tiene algún problema singular", dijo. Catalá recordó que González tiene "algunos expedientes ya abiertos" y consideró que el voto de González contiene "expresiones y consideraciones impropias de un voto particular".
El juez González está bien considerado en la plana mayor de los juzgados de Navarra, aunque su nombre no deja de generar discrepancias. En conversaciones de este periódico con numerosos e importantes juristas de la ciudad, varios de ellos coinciden en que se trata de una persona "inteligente", "meticulosa", que se sacó la oposición a la judicatura con una brillante nota. Pero sin duda lo más comentado es el asunto de los retrasos en cuanto a la emisión de las sentencias. Ya ha tenido distintos avisos y expedientes abiertos al respecto debido a retrasos injustificados.
Sin embargo, pese a la polémica del voto particular y las apreciaciones que en él se vierten, todas las asociaciones de jueces y fiscales han pedido la dimisión del ministro al mostrar una actitud "especialmente escandalosa". Consideran que las declaraciones de Catalá “no tienen cabida en el desempeño responsable de su función como ministro de Justicia” y “deberían provocar su inmediata dimisión”.
La familia del juez es bien conocida en Pamplona. Su padre ejerció la misma profesión que él. Dos de sus hermanos son abogados y ejercen en la ciudad.