La menor de 17 años fallecida el pasado domingo en Bilbao tras precipitarse al vacío intentaba acceder a su domicilio por la ventana para estudiar. La mujer había olvidado las llaves en el interior del inmueble, según ha informado el Departamento vasco de Seguridad.
El suceso se produjo sobre las 22.10 horas de este domingo un bloque de viviendas situado en la calle Olite de Bilbao, en el barrio de La Casilla. La joven accedió al portal y desde el descansillo de la escalera, ya dentro del edificio, intentó acceder al interior del piso, en la planta 15 de un bloque de 19 alturas, desde una ventana. Fue entonces cuando un paso en falso hizo que cayese hacia abajo. El resultado fue fatídico.
Hasta el lugar se desplazaron agentes de la Ertzaintza y efectivos sanitarios que únicamente pudieron certificar su fallecimiento. La Policía vasca ha abierto una investigación para esclarecer los hechos.
Traumatismo craneal
Fue un impulso lo que le costó la vida en cuestión de segundos. Estos días se le ha realizado la autopsia al cadáver. La causa de la muerte se ha determinado que es un traumatismo craneal y múltiples contusiones. Esa es la conclusión a la que ha llegado el Instituto Vasco de Medicina Legal, según El Correo.
Según fuentes cercanas a la familia, la chica, de 17 años y origen chino, estaba de exámenes. Quería entrar en casa para estudiar. Llamó a sus padres, que regentan una tienda de ultramarinos y chucherías en el Casco Viejo bilbaíno. Le respondieron que tardarían aproximadamente un cuarto de hora en llegar. La adolescente estuvo esperando en el descansillo entre los pisos 15 y 16.
En esas escaleras aparecieron su chaqueta y su riñonera horas después de la tragedia. Como antes de salir de casa esa tarde había dejado la ventana de la cocina abierta, pensó que podría pasar desde el ventanal de la escalera descolgándose por una de las tuberías, pero falló.
Una vecina de la planta número 11 que en ese momento se encontraba recogiendo la ropa colgada del tendedero, sintió cómo le caían encima una lluvia de cristales al tiempo que escuchaba un "gran estruendo". Toda la comunidad amaneció conmocionada por la noticia. Otra residente estaba cenando con su hijo cuando oyó "un ruido que no se me va a olvidar en la vida. Me asomé y vi el cadáver". "Somos muchos vecinos y les conocía de vista, de hola y adiós", reconocía la mujer. El bloque tiene 19 alturas y en los bajos acoge numerosos establecimientos comerciales y lonjas.