“Como estamos de acuerdo en no convertir esto [el Parlament catalán] en un patio de escuela (…) nosotros lo vamos a sacar”.
Dicho esto, Carlos Carrizosa, diputado de Cs en el Parlament, cogió el lazo amarillo que los independentistas habían puesto en el asiento de delante de su partido y lo retiró. El presidente de la cámara, Roger Torrent, rozó el esperpento exigiéndole que volviese a poner el lazo amarillo. Un presidente de un parlamento exigiendo a un político que, para que el hemiciclo no pareciese un patio de colegio, tenía que poner un lazo amarillo. El mundo al revés. Carrizosa, en cambio, no cedió y no lo volvió a poner. Entonces Roger Torrent, en vistas de que Carrizosa no cedía a esta especie de chantaje, optó por suspender el pleno.
Así están las cosas en Cataluña: los independentistas llenan las calles con plásticos. Llenan las playas de cruces amarillas. Llenan los asientos del parlamento de lazos amarillos. Y no hay opción para los demás: o todo el mundo traga con esta propaganda que vulnera la neutralidad de los espacios comunes... o se monta conflicto. Hasta ahora sólo había sucedido en las calles, pero ya ha trascendido al ámbito político. La batalla de los símbolos, de los lazos y las cruces en Cataluña, ha provocado un incidente en el hemiciclo catalán. Un pleno suspendido por culpa un lazo amarillo.
Y para los constitucionalistas catalanes hay un nuevo héroe: Carlos Carrizosa, que desafió las imposiciones y retiró el lazo, en pos de la neutralidad de un espacio como el Parlament; un lugar que se tendría que utilizar para hacer política y no para que parezca un estadio de fútbol con pancartas y proclamas.
“Imagina un Parlamento lleno de símbolos”
EL ESPAÑOL ha hablado con el diputado catalán. Para entender su malestar, Carlos Carrizosa plantea ese escenario ficticio: “Imagínate un parlamento en el que todo el mundo pusiera símbolos y pancartas. Cada cual que se traiga el suyo. Unos un lazo amarillo, otros una bandera de España, otros una estelada, otros el logo de un partido, otros un corazón tribandera… ¿Para eso está el Parlament?” se pregunta todavía sorprendido, pidiendo que “se respete la neutralidad de los espacios, cosa que no se está haciendo”.
Carrizosa denuncia que “todo aquello fue una provocación. Es lo que están buscando. La chispa y el conflicto. Ya no es que pusieran lazos amarillos en la bancada de su partido. Porque, oye… si Quim Torra decide aferrarse en su asiento a un lazo amarillo como si fuese un osito, nosotros no vamos a ir a quitarlo. Pero es que el lazo que yo quité no estaba en la bancada de ningún partido. Estaba en la del gobierno, que estaba ausente. Y, sobre todo, estaba delante de la presidenta del partido de la oposición, del partido más votado. Es una provocación. Con prepotencia. Es la forma que tienen de decirnos que nos vamos a comer sus lazos queramos o no. Y eso no lo vamos a consentir”, se explica.
“O lo quitan ustedes, o lo quitamos nosotros”
La secuencia fue así: “Cuando nos dimos cuenta de que nos habían puesto un lazo delante, ya estaba hablando el Síndic de Comptes, por eso no lo arranqué en ese momento. Lo desenganché del velcro y lo dejé allí. Pero luego pasó Elsa Artadi y lo volvió a poner”. Carrizosa pidió entonces la palabra para pedirle a Roger Torrent que quitase el lazo, advirtiéndole con serenidad de que “o lo quitan ustedes, o lo quitamos nosotros”.
Por si alguien pensaba que Torrent iba a ejercer de presidente del Parlamento de todos los catalanes, se equivocaba. En una muestra de absoluta fata de neutralidad, Torrent, con chulería, amenazó a Carrizosa: “Usted no van a quitar nada”, le espetó desde su privilegiada posición, y buscó el aplauso fácil diciéndole que “usted no va a convertir esto en una olla de grillos o un patio de escuela. Les pido esto. No se lo pido. Se lo exijo”, dijo, cosechando la ovación de los indepes al creer a Carrizosa derrotado.
¿Cuántas veces han visto ustedes al presidente de un parlamento pidiendo a los políticos que pongan lazos de colores por el hemiciclo para que aquello no parezca el patio de un colegio? Pues aunque parezca un contrasentido, Torrent insistió en esa idea. Por eso, Carrizosa, se hartó y respondió: “como estamos de acuerdo en no convertir esto en un patio de colegio, lo quitamos”. Y lo quitó.
“¿Te imaginas a un diputado de C's poniendo lazos?”
Carrizosa aún se sorprende cuando recuerda el episodio y las exigencias de Torrent. Ahora lo rememora y se pregunta a sí mismo: “No sé quién se ha creído que soy. ¿Te imaginas de verdad a un diputado de C's poniendo un lazo amarillo? ¿Te imaginas de verdad a un diputado de C's obedeciendo una orden que no respeta las leyes? Porque no sé si será ilegal, pero alegal, por lo menos es. Además, una orden que procede de un presidente deslegitimado, que ha tomado decisiones ilegales, como la delegación del voto de Toni Comín. Si estuviésemos hablando de un presidente que es escrupuloso en el cumplimiento de la legalidad, pues todavía te lo piensas… Pero es que estamos hablando de alguien dado a escorar premeditadamente sus acciones hacia una banda. Es que es de chiste”, piensa Carrizosa.
¿Qué sucedió después? Que Torrent suspendió el pleno y que Quim Torra se dio la vuelta para exigirles que le dieran el lazo: “No se lo deís”, le dijo Carrizosa a sus compañeros, para dirigirse luego al presidente de la Generlitat y decirle que “tú no tienes autoridad para pedirme el lazo”. Ahí se le sumó Albert Batet como el séptimo de caballería, a ayudar a Torra: “También se puso a exigirnos el lazo. Entonces llegó Inés Arrimadas y los dos le estuvimos explicando que no se lo dábamos. Y no se lo dimos”.
Roger Torrent y Carles Riera, agresivos, exaltados y fuera de sí
El pleno se suspendió y Torrent convocó a los representantes de los partidos a su despacho: “Estaba fuera de sí. Torrent y el de las CUP (Carles Riera) eran con diferencia los más exaltados. Los más radicales. El de las CUP era el más agresivo; nos acusaba de que nosotros promovemos que en las playas haya encapuchados fascistas que agreden a la gente. Yo le corregí y le dije que lo que pasó en la playa de Canet fue que un concejal de su partido agredió a personas que no estaban de acuerdo con que se pusiesen cruces amarillas en un espacio común, una cosa parecida a la que acababa de pasar en el Parlament”.
Para Carrizosa, esa agresividad extrema de Roger Torrent y del representante de las CUP, así como lamentables declaraciones de personajes como Pilar Rahola que define como “escoria fascista” a todo el que no trague con la imposición de símbolos indepes, no es más que “la incomodidad que tienen cuando explicitamos su comportamiento. Cuando demostramos que están manipulando y pervirtiendo el lenguaje se ponen nerviosos, porque les estamos rompiendo el relato. Insisten en llamar demócrata al que impone símbolos en espacios comunes, y en llamar fascista al que no está de acuerdo y busca mantener la neutralidad. Cuando demuestras que están manipulando, se ponen nerviosos e insultan”.
Ataque posterior a la sede de Ciudadanos
Insultan, amenazan y atacan: “Después del plano tuve que aguantar multitud de insultos en redes. Incluso una amenaza muy graves, como una que me decía que lo que yo acababa de hacer era mi sentencia de muerte. Ya está debidamente denunciado en la comisaría”; advierte Carrizosa. Pero no ha sido todo: al día siguiente, la sede de Ciudadanos ha amanecido pintada de amarillo. Azuzan la división y la violencia. Nos amenazan, nos imponen, nos señalan… pero siguen manipulando, presentándose como los demócratas, y llamando facha al que no piense como ellos”:
Cree Carrizosa que, ante esa tesitura, hay dos opciones: “O adoptas un discurso de pedir permiso y pedir perdón por todo lo que hagas y por pensar diferente, o bien explicas que esta es la intolerancia en Cataluña, que estamos en manos de intolerantes, racistas e integristas, que amenazan e imponen”. Por eso, Crrizosa cree que su acción “ha sido beneficiosa. Que los políticos se suban a la parra así es el reflejo de lo que está pasando en las caller. Con cosas así les estamos demostrando que su impunidad ha sido públicamente desautorizada”.
El ídolo de los independentistas es un terrorista
Carrizosa ya advirtió una vez en el Parlament, que si la cosa sigue así, los catalanes iban a acabar a garrotazos. “Espero que no lleguemos eso, pero tampoco podemos pensar bien cuando han nombrado como presidente de la Generalitat a Torra, que admira a lo hermanos Badia: dos partidarios de la violencia para llegar a sus fines. Tampoco podemos pensar bien cuando vemos que el ídolo de los independentista sea un exterrorista condenado como Otegi. No podemos pensar bien que los que van a ver a Puigdemont en el extranjero son los partidarios de la extrema derecha europea. Yo espero que seamos los demócratas los que consigamos oponer siempre la ley y las actitudes pacíficas a personas que creen que pueden dominar el espacio público y son fanáticos de gente que en algún momento han optado por la violencia”. Y es que ese es el gran temor de Carrizosa: la violencia que están mostrando desde el bando independentista: “las amenazas de muerte, insultos, acosos y escraches tampoco parecen demostrar una vocación pacífica en el independentismo”.
Por este motivo, Carrizosa manda un mensaje a la gente que limpias lazos en las calles. “Mandarles todo nuestro calor y nuestros ánimos por ser valientes. Por pedir que respeten lo suyo. Mandarles ánimo porque nosotros, desde nuestra posición, no estamos dispuestos a transigir. No vamos a tolerar que nos sigan avasallando ni acosando por defender de forma pacífica la neutralidad de los espacios”.