Artur Segarra Príncep secuestró a su amigo David Bernat en Bangkok. Lo torturó durante seis días, le robó varios millones de euros, lo mató y lo descuartizó. Luego guardó los restos en un congelador y finalmente los tiró por partes a un río. Ahora, el gobierno español acaba de pagarle más de 6.000 euros al asesino.
Artur Segarra, que este mes ha cumplido 39 años, es uno de los tres españoles en el mundo que están condenados a la pena capital. Este joven de Terrassa (Barcelona) está encerrado en un penal tailandés esperando que se cumpla la sentencia de muerte. Pero su cautiverio no ha resultado obstáculo para conseguir una subvención del gobierno español que asciende a más de un millón de las antiguas pesetas.
El Ministerio de Asuntos Exteriores tiene una partida anual de 30.000 euros a la que pueden optar todos los ciudadanos de nacionalidad española que estén condenados a muerte. Este dinero se entrega en concepto asistencia jurídica. Esta subvención era recibida casi cada año de forma íntegra por Pablo Ibar, el súbdito español que se encuentra preso en un penal de Estados Unidos como presunto autor de un triple homicidio. Sin embargo, este año le ha salido a repartir.
Ha montado una ONG con su nombre
Artur Segarra Príncep ha montado una ONG, requisito indispensable para optar a este dinero. Lo ha hecho mediante su padre, que también se llama Artur Segarra y sigue residiendo en España. La ONG lleva por nombre Associació Pro Drets Humans i contra la pena de mort ASP (Artur Segarra Príncep). Gracias a esta maniobra, el asesino condenado de David Bernat ha recibido la cantidad de 6.106 euros del Ministerio de Asuntos Exteriores de España.
Artur Segarra Príncep fue condenado a muerte el 21 de abril de 2017. Un tribunal tailandés le encontró culpable del secuestro, robo, extorsión y asesinato premeditado de su amigo, el ilerdense David Bernat. Ambos se conocieron en Bangkok en 2015. Artur Segarra, el asesino, residía allí porque se fue de España huyendo de la policía. David Bernat, la víctima, vivía en Irán, pero visitaba a menudo Tailandia por cuestiones laborales. Catalanes ambos, enseguida intimaron. David Bernat era un ingeniero en telecomunicaciones muy reconocido en su sector. Cobraba cerca de 1.500 euros al día y le había confesado a Artur Segarra que su intención era retirarse pronto gracias al elevado salario que percibía.
No se imaginaba Bernat a quién le estaba confiando ese secreto. Puso al zorro a cuidar gallinas. Artur Segarra es una persona que ha vivido siempre del robo, la estafa y la extorsión. De hecho, acabó en Tailandia porque salió de España huyendo, ya que estaba imputado como presunto autor de varios delitos de estafa continuada a ancianos en la denominada Operación Cocoon.
Guardó el cadáver troceado en un congelador
En cuanto olió dinero, Segarra le tendió una trampa. Se hicieron amigos íntimos. Y cuando el ilerdense menos se lo esperaba, el terrasense lo secuestró, lo retuvo en un piso durante seis días, le obligó a darle el número secreto de sus cuentas mediante torturas y se las vació. Luego lo mató, lo descuartizó y guardó sus restos en un congelador industrial que tenía en su piso. Finalmente tiró el cuerpo despedazado al río Chao Praya de la capital siamesa.
La clave para condenar a Segarra estuvo en el tiempo que el cadáver troceado de Bernat estuvo en el congelador. La novia de Segarra lo abrió un día por error y se encontró a Bernat descuartizado. Fue ella la que colaboró con la policía tailandesa y le tendió una trampa a su novio para que fuese capturado. Segarra, escurridizo y acostumbrado a huir, se fugó a Camboya a bordo de un ciclomotor. En ese país fue detenido, en la ciudad costera de Sinahoukville.
El crimen conmocionó a la sociedad tailandesa. Aunque la pena capital sigue estando vigente, hace 9 años que no se ejecuta a nadie. Se trata de una cuestión simbólica: el reo es condenado a muerte, pero después obtiene el indulto del rey y la condena es conmutada por la cadena perpetua. Sin embargo, el asesinato de Bernat se tornó tan mediático que existían dudas acerca de si Segarra iba a ser ejecutado como medida ejemplarizante. De hecho, hasta su abogado dejó el caso.
A todo esto, Segarra sigue diciendo que es inocente. A pesar de que la policía tailandesa asegura de que hay tantas pruebas en su contra que no existe ninguna duda, a pesar de que numerosas cámaras de seguridad le filmaron sacando dinero con la tarjeta de David Bernat mientras la víctima estaba secuestrada, a pesar de que el tribunal le ha encontrado culpable, Artur Segarra sigue culpabilizando su condena a un complot contra él.
Preso en el Bangkok Hilton
El terrasense se halla preso en el penal Bang Kwang. Es una de las cárceles con las condiciones de vida más duras del país, motivo por el que es conocida de forma irónica como ‘Hilton Bangkok’. Es un presidio en el que hay 7.000 reclusos, aunque en realidad sólo tiene capacidad para algo más de 3.000. emás, los presos aún son obligados a portar cadenas y grilletes. Allí dentro, Segarra ha sido diagnosticado de trastorno bipolar, por lo que toma varias medicinas. Sin embargo, este presunto trastorno no ha sido óbice para montar una ONG y obtener más de 6.000 euros del gobierno español.
Es la primera vez en los últimos años que Pablo Ibar no percibe esta subvención de forma íntegra; un Pablo Ibar que, curiosamente, ya no está condenado a muerte. Sus abogados consiguieron que se revocase la pena y se encuentra a la espera d ela repetición del juicio. Pero aunque a efectos prácticos no está condenado a la pena capital, sigue optando a esta subvención, porque sigue teniendo gastos de asistencia jurídica. El tercer español condenado a muerte es Ahmed el Saadany Ghaly, egipcio con la doble nacionalidad Se encuentra preso en su país natal acusado de haber matado a su cuñado en 2016. Su juicio también está plagado de irregularidades. Sin embargo, Saadany Ghaly no tiene a nadie que haya montado una ONG para optar a este dinero.