El madrileño barrio de Vallecas despierta silencioso. Las calles están inundadas por una calma rota por las voces de los habitantes más madrugadores que desayunan en el bar de Tino. Los clientes remueven sus cafés ajenos al debate del día: la votación sobre la moción de censura a Mariano Rajoy, de fondo en la televisión del local. Sólo uno de los vecinos ilustres de este distrito, aunque ahora lejos de él, le dedica toda su atención: Pablo Iglesias, líder de Podemos.
El político, orgulloso vallecano de toda la vida, ha cambiado el café de Tino por el del bar del Congreso de los Diputados. Pero esto no ha conseguido ser tan polémico como cuando el líder de Podemos adquirió junto a Irene Montero un chalet de lujo en Galapagar, abandonando aquel piso de barrio en el que se sentía “tan a gustito”, a pesar de que uno de cada tres inscritos en Podemos no apoyaba la decisión. Volvemos a Vallecas para descubrir qué ha sido de su antigua casa.
Frente al madrileño Parque del Tío Pío, que presume de tener las vistas más privilegiadas de la capital, se alza un conglomerado de viviendas de protección oficial. Es la Colonia Fontarrón. El último hogar de Pablo Iglesias en Vallecas.
"Los Turrión siguen pagando la vivienda"
El edificio es una construcción modesta: cuatro plantas de ladrillo visto, un ascensor antiguo y ropa tendida en los balcones. En el buzón aparecen todavía los nombres del líder de Podemos y de su madre, María Luisa Turrión. El piso, de unos 60 metros cuadrados y valorado en 83.000 euros, forma parte de la herencia que dejó la tía abuela del político, Rosalía Santa María Torremocha a su sobrina, según ha podido saber EL ESPAÑOL.
Torremocha se hizo con el inmueble en 1979, al ser derruida su anterior residencia frente al estadio del Rayo Vallecano. Pablo se lo enseñaba a Ana Rosa Quintana durante un reportaje en el que presumía de mantener los muebles de la primera propietaria de la vivienda. En él, el secretario general de Podemos mostraba varios pósters de cine colgados en las paredes, junto con un cartel reivindicativo con el lema No somos ilegales.
Esto sucedía en el año 2015, cuando Iglesias alertaba en declaraciones a la periodista acerca del “peligro de los políticos que viven en chalés”, alejados de la gente. El político se erigía como una figura opuesta a esta “casta política”, llegando a enseñar el interior de su frigorífico a cámara.
Ahora, el portero automático del mismo piso suena sin respuesta. Sus vecinos tratan de ser discretos y aseguran a EL ESPAÑOL que “como nosotros, los Turrión aún siguen pagando la vivienda”.
Pablo Iglesias, "un chaval muy normal"
El líder de Podemos ha abandonado este inmueble para vivir con su pareja, la número dos del partido, Irene Montero en el distrito de Rivas, a la espera de que concluya la reforma de su chalet de la Sierra, una vivienda de 260 metros cuadrados, cuatro veces su residencia anterior, en una parcela de 2.300 metros cuadrados con piscina, jardín y una casa de invitados sólo 10 metros cuadrados más pequeña que el piso de Vallecas. El chalé habría costado 660.000 euros a la pareja, que ha solicitado una hipoteca de 540.000 euros que pagará en 30 años, con una letra de 1.600 euros mensuales.
Mientras los residentes del edificio le recuerdan como “un chaval normal que venía aquí a estudiar”, el político tumba la legislatura de Mariano Rajoy apoyando la moción de censura de Pedro Sánchez. Tino, propietario del Mesón Tino, uno de los establecimientos más emblemáticos del barrio, reconoce que Pablo Iglesias le gustaba “antes más que ahora”.
La presencia de Iglesias en el que llamaba “su barrio” parece ser más un mito que una realidad. Todos hablan de él, pero pocos se lo han cruzado por la calle. Rosario Delgado, que se enorgullece de ser residente en Fontarrón desde el principio, cuenta camino de la farmacia que no le ha visto “nunca”, pero el hecho de que se haya mudado le parece “una decepción más por parte de los políticos”. Esta opinión es común entre los habitantes del distrito.
"Se ha alejado cuando ha empezado a ganar dinero"
Su Pablo, el mileurista que se movía en transporte público y vivía en un piso humilde de Vallecas, “se ha alejado de nosotros en cuanto ha empezado a ganar dinero” se queja Delgado.
Sin embargo, también muchos de sus antiguos vecinos defienden al político. Un trabajador de Alcampo que dice haberle visto comprando en varias ocasiones, alega que “hay muchos obreros que viven en chalés”. Tino comenta, tras la barra de su bar, que la polémica del chalé le parece “una tontería” y que “si tiene dinero es normal que se lo gaste”.
Y así ha sido. Pablo Iglesias, que empezó en la política desde su pequeño apartamento de Vallecas, cambió el sentirse “a gustito” por vivir en uno de aquellos “chalés aislados” contra los que arremetía en sus primeros discursos.