Tres empresarios de la provincia de Huelva con fincas en las que se cultivan fresas y otro tipo de frutas accedieron este miércoles a hablar con EL ESPAÑOL a cambio de mantener la confidencialidad. Dicen que lo hacen porque se sienten “señalados y salpicados injustamente por las salvajadas, que son reales y se conocen” en el sector, “cometidas por otros” sobre algunas de las miles de jornaleras marroquíes que este año han vuelto a llegar a sus fincas para trabajar en la campaña de recolección.
Uno de estos tres empresarios tiene su finca en Lepe. Otro, en Moguer. El tercero, en Cartaya. Este periódico se puso en contacto con ellos ayer, después de que el lunes de esta semana el copropietario de una compañía de fresas, delante de este reportero y del fotógrafo que firma las imágenes que acompañan a esta información, dijera: “Esto es sencillo. Este año nos han traído las putas de Agadir y de Tánger. Vienen sabiendo lo que quieren, sacar algún beneficio. Por eso denuncian”.
El empresario pidió que no se citasen sus palabras por el revuelo que podían levantar, algo que este medio ha respetado hasta hoy. Pero tras ponernos en contacto con estos otros tres propietarios de explotaciones agrícolas en distintos puntos de la provincia de Huelva y trasladarles las palabras de ese otro miembro del sector fresero onubense, hemos decidido darlas a conocer.
“Es la sensación que algunos tienen, pero en el fondo es una forma de mirar hacia otro lado”, explica por teléfono el empresario de Lepe. “Si no aceptan tus condiciones de trabajo, que suelen ser cercanas a la explotación, y alguna no accede a tus peticiones sexuales o a las de tus encargados, las llamas putas”, añade. “Es injusto. Yo trato a las mujeres y al resto de mis empleados como debo. Nunca he tenido un problema. Este año parece haberse acabado con la impunidad que existía con respecto a lo que ha sucedido aquí durante muchos años”.
“Se les ha acabado el chollo de años atrás”
EL ESPAÑOL publicó el pasado 19 de mayo un reportaje con el testimonio de seis mujeres de origen marroquí. Eran jornaleras en distintas plantaciones freseras. No se conocían entre sí. Todas explicaron que en las fincas en las que vivían sufrieron abusos sexuales y explotación laboral. Varias de ellas aseguraron que algunas compañeras habían sido víctimas de violaciones por parte de encargados y manijeros, pero que no habían denunciado por temor a quedarse sin empleo.
“Desde que se originó todo este revuelo, muchos (empresarios) se han asustado. Se les ha acabado el chollo de años atrás”. Ahora habla el dueño de un compañía de fresas en Moguer. “No sabemos el porqué, pero las mujeres han dado un paso adelante y han comenzado a denunciar. El machismo que algunos llevan dentro les hace llamarlas putas por no ceder a sus chantajes”.
Este empresario, de 45 años, narra la conversación que hace unos días mantuvo con el dueño de otra explotación agrícola en un pueblo de Huelva. Habían quedado por la mañana para tomar café y ver de qué forma el sector podía “mitigar el daño” a su imagen que estaba sufriendo.
“Este hombre, que ya podría estar jubilado y al que conozco desde hace 25 años, cuando mi padre llevaba mi empresa, me dijo: ‘Este año nos han metido a las putas de Marruecos. Vienen resabiás. Las tocas y te denuncian para conseguir algo, quedarse en España o yo qué sé’. Yo no le respondí. Pero por estas cosas el sector está sufriendo una crisis de imagen brutal”.
“Fiestas con mujeres”
El tercer empresario con el que contacta este periódico asegura que la frase “nos han traído las putas de Agadir” la ha escuchado en las últimas dos o tres semanas “como 40 veces”. El hombre asegura que el sector fresero de Huelva debería tratar de “no echar balones fuera y atajar el problema de los abusos sexuales que algunos cometen en sus fincas”.
“Mira, aquí se sabe que alguna gente, que son los menos, organizan fiestas con mujeres que las tienen trabajando y viviendo en sus fincas. A algunas se les paga, pero otras ceden por el mero hecho de que no quieren perder su trabajo y así poder volver al año siguiente. Se aprovechan de que la mayoría tienen hijos y son divorciadas o viudas”.
Hasta el momento, tras una serie de denuncias, sólo se ha producido una detención. Fue hace algo más de dos semanas, pocos días de la publicación en EL ESPAÑOL del reportaje De jornaleras a esclavas sexuales en los campos de fresas de Huelva: la verdad oculta. La Policía Nacional detuvo a un encargado de una finca con 47 años al que habían señalado de forma conjunta cuatro temporeras. De origen marroquí, tiene nacionalidad española. A las pocas horas, se le puso en libertad con cargos. Se le investiga por coacción y abuso sexual.
Mientras, fuentes oficiales de la Guardia Civil aseguran que tienen constancia de cinco denuncias interpuestas por jornaleras marroquíes y también de otra presentada por el Sindicato Andaluz de los Trabajadores (SAT). Según el SAT, se trata de una denuncia colectiva que representa a un centenar de mujeres. El sindicato asegura que muchas de esas mujeres están siendo expulsadas de las explotaciones y devueltas a su país para evitar nuevas denuncias.
El domingo pasado, cuatro temporeras marroquínas denunciaron al copropietario de una empresa en Almonte. Tres de ellas contaron que habían recibido “insinuaciones” por parte del empresario, mientras que la cuarta relató haber sufrido abusos sexuales. La Benemérita confirmó ayer a este periódico que el hombre, septuagenario, se encuentra en calidad de “investigado” (imputado) pero en libertad.
El abogado de las cuatro mujeres, Jesús Díaz Formoso, explica que el juzgado de guardia "se negó" a recibir la denuncia y que, finalmente, la tuvieron que presentar ante la Guardia Civil en el cuartel de El Rocío.
El SAT convoca una marcha
El colectivo de mujeres del SAT ha convocado una protesta que esperan “masiva” por las calles de Huelva para el 17 de junio. Lo hacen, según una nota remitida a los medios de comunicación, “en apoyo a las trabajadoras de la fresa que llevan viviendo una situación de acoso e injusticia laboral desde hace años”.
El ministro de Empleo marroquí, Mohamed Yatim, pidió recientemente a las temporeras de su país que trabajan en la campaña de la fresa en Huelva que “no se callen” ante “los abusos que puedan sufrir”.
Yatim dijo que su país sigue la investigación judicial abierta por parte de la Fiscalía y de varios juzgados de localidades onubenses sobre presuntos casos de abusos sexuales y laborales cometidos sobre algunas de las alrededor de 19.000 mujeres de Marruecos contratadas en origen.