Son las seis menos cuarto de la tarde. Acaban de empezar los encierros de Paiporta, un pequeño pueblo a 5 kilómetros de Valencia. En la calle Juan XXIII sueltan un toro de nombre Botijero. Hay más de dos mil personas en la fiesta. Uno de los corredores tropieza cuando el animal está a punto de cornearle.
Entonces aparece un héroe. Rubén Quintanar, un experto recortador, sale al quite. Va a meterse en medio para apartar al compañero accidentado. No es la primera vez que lo hace; es uno de los mejores esquivando al toro. Rubén no duda en salir a ayudar. Pero lo hace con tan mala suerte que él también tropieza justo delante del toro…
Rubén Quintanar tenía sólo 27 años, pero ya era uno de los recortadores más célebres de España. Le salvó la vida a un corredor, pero él corrió peor suerte. Falleció ayer en el Hospital La Fe de Valencia a causa de las cornadas provocadas por un astado, justo cuando empezaban los encierros (que aquí se llaman ‘bous al carrer’). Todos los actos han sido suspendidos por el suceso luctuoso.
Una cornada del tamaño de un brazo
El animal corneó dos veces a Rubén. Le embistió en la axila, lo que le provocó una perforación en el pulmón “del tamaño de un brazo” y en el corazón. Aunque el joven fue trasladado de inmediato al hospital, poco pudieron hacer los médicos por él. Falleció poco después de su ingreso.
Rubén era uno de los grandes. A pesar de su juventud, este vecino de Torrent llevaba muchos años recortando toros. También era un tipo solidario que no dudaba en salir a auxiliar a los compañeros caídos. Ese es el código en este tipo de encierros en la zona de Levante: cuando un compañero cae, otro sale en su auxilio, citando al toro para atraer su atención y que la persona caída pueda recuperar el equilibrio.
Exactamente eso fue a hacer Rubén Quintanar con un toro negro burraco (que significa negro con manchas blancas) de la ganadería Domingo López Chaves Ledesma, de Salamanca. Botijero era el primer toro de la tarde en una de las calles céntricas del pueblo de Paiporta. Cuentan fuentes presenciales que durante los minutos previos al incidente, el toro estaba entreteniendo bien a la concurrencia. Tenía porte y los recortadores estaban disfrutando del encierro. Pero llegó la inoportuna caída de uno de ellos. Rubén no se lo pensó. Se dirigió a Botijero para atraer su atención. Y cuando la tuvo, él también se resbaló. Estaba demasiado cerca del toro, que le pegó dos cornadas mortales de necesidad.
Dos ambulancias
Mientras varios corredores distrajeron al toro, las asistencias actuaron con celeridad. En el festejo había dos ambulancias, aunque sólo existe la obligación de que haya una. Eso se debe a que los organizadores de esta fiesta tienen un acuerdo con el Hospital General de Valencia, que doblaron el número de vehículos medicalizados para garantizar la seguridad. De hecho, es el General de Valencia es el centro hospitalario al que tendrían que haberse dirigido, pero las heridas de Rubén eran tan graves que las ambulancias decidieron ir al Hospital de La Fe por estar más cerca. Ni diez minutos tardó la ambulancia en llegar. Pero las heridas eran demasiado graves, y Rubén falleció a los pocos minutos.
Los festejos se han suspendido. Al menos los de este año. Las peñas taurinas han adelantado que no tienen por qué dejar de hacerse los bous al carrer. Que son riesgos que se corren en estos casos y que no suelen acontecer sucesos como este. No obstante, desde el Ayuntamiento de Paiporta no tienen tan claro que el próximo año se vuelvan a llevar a cabo. De momento, son fiestas que ya ni cuentan con subvenciones, por lo que se celebran mediante acuerdos privados con empresas e instituciones, además de las aportaciones de los aficionados. Sin embargo, la muerte de Rubén abre muchos interrogantes acerca de la continuidad de este tipo de actos tan populares en Valencia.