El último hombre que cumplió su condena en la cárcel de Brieva (Ávila) fue Luis Roldán, ex director de la Guardia Civil. El próximo en ocupar una de esas celdas, aisladas del módulo femenino, es ya Iñaki Urdangarin, el yerno del Rey, el marido de la infanta Cristina. Allí cumplirá los cinco años y 10 meses de pena que le corresponden tras la condena por el Caso Nóos. En medio del frío y yermo páramo abulense, Urdangarin estará completamente solo. Lo más cerca es Ávila, a diez kilómetros de distancia. Madrid se queda ya a una hora y media. Y Palma todavía más lejos.
El suyo será un retiro casi monástico, aislado de todo y de todos. El único contacto con el exterior lo tendrá a través del funcionario que le lleve las comidas a lo largo del día. Su sombra será su única compañía el resto del tiempo.
La basta extensión de 40.000 metros cuadrados del centro penitenciario lo sitúa como el castillo de un reino en medio de la nada. Brieva, una cárcel de mujeres, fue edificada en 1989 y cuenta con 162 celdas, más 18 complementarias. Eso en su pabellón principal. Pero el que será refugio y prisión monacal del exduque de Palma es tan solo un pabellón especial con cinco celdas, un patio, un comedor y varias salas de vis a vis. Y todo eso es ya para él. Ahí fue recluido Roldán en 1995 después de su detención en Laos, vigilado por miembros de la Policía Nacional.
En principio, Urdangarin estará recluido, sumido en sus propios pensamientos. "Ha elegido a conciencia y ha elegido bien. No va a haber problemas con él y y no va a tener problemas con otros reclusos", explican a EL ESPAÑOL fuentes penitenciarias. Ese será su nuevo ducado.
Cocina propia, televisión y libros
El marido de la infanta recoge el testigo de Luis Roldán, el último hombre que pisó una cárcel en la que han cumplido condena Isabel García Marcos, teniente alcalde de Marbella en la época de Julián Muñoz, o la terrorista Idoia López Riaño, alias 'La Tigresa, autora de 23 asesinatos cometidos por ETA. El célebre director de la Benemérita, se quejó en sus días allí del frío casi siberiano que hacía en la prisión en aquel entonces. Pero eso es algo por lo que ya no tendrá que pasar Urdangarin. Interior invirtió en los últimos dos años 1,5 millones en instalar un nuevo sistema de calefacción.
Hace años, también se invirtió en renovar otros aspectos de la prisión, como por ejemplo los aseos, la red de agua corriente o el techo del pabellón polideportivo. Siendo una de las cárceles más pequeñas de España, ahora ya lo tiene todo.
Una vez a la semana, el exduque podrá recibir la visita de su mujer y de sus hijos. Tiene derecho a un vis a vis al mes, y a recibir a sus familiares una vez a la semana. Entre tanto, mientras pasan las horas, Urdangarin se dedicará a los paseos por el patio y también a la lectura.
Allí tendrá todas las facilidades: cocina propia, salón comedor, aseos, ducha, y estancias reservadas para los vigilantes. Podrá, si quiere, disponer de un televisor propio, en caso de que lo compre.
Polémica con los Teletubbies
Aunque permanecerá prácticamente aislado del mundo, el yerno de Felipe VI tendrá como nueva residencia un lugar rodeado constantemente de la polémica. En enero de 2015, uno de los funcionarios de la prisión fue suspendido por Instituciones Penitenciarias. Varias internas denunciaron haber sufrido abusos sexuales. Según la denuncia, detallada por El Mundo, las internas fueron forzadas a mantener relaciones sexuales a cambio de comida, alcohol o drogas.
El lugar tiene también otro elemento oscuro en su pasado. La polémica de un taller ilegal de fabricación de muñecos Teletubbies. Ocurrió hace casi 20 años. En 1999, la policía abrió una investigación en cuatro cárceles españolas en las que detectó que las presas estaban fabricando en serie estos muñecos de forma ilegal. Una de esas cárceles era Brieva. Se intervino una partida de 100.000 copias ilegales de los personajes de televisión, cuya venta se realizaba en tómbolas y mercadillos.
El encargo lo hacía un industrial desde Madrid. No era la primera vez que realizaba un encargo a las internas del centro penitenciario. En el interior de los talleres de esta cárcel aislada del mundo, en medio de la nada, las mujeres teníann que ponerse a fabricar, por encargo réplicas de camisetas de la selección Española, de equipos como el Real Madrid, el Barcelona o el Atlético de Madrid.
La Dirección General de Instituciones Penitenciarias (dependiente del Ministerio del Interior) ordenó días después que se dejasen de aceptar estos encargos de fabricaciones ilegales.
Urdangarin llega ahora a este centro para cumplir su condena. Cuando el ex duque de Palma cumpla una cuarta parte, o sea, 17 meses, podrá empezar a disfrutar de algún permiso penitenciario. Todo dependerá de cómo se comporte este ilustre en su nuevo hogar, aislado de todo y de todos. Un hogar muy distinto a aquél en el que más disfrutó, aquella mansión tan suya, tan epicentro del caso Nóos. Una casa que era emblema de los años en los que hacía y deshacía a su antojo: el famoso palacete de Pedralbes.