Adiós a las estatuas humanas en la Puerta del Sol de Madrid. El hasta ahora panorama circense que acompañaba cada fotografía de los turistas en la capital cambiará debido a la iniciativa del gobierno municipal de Manuela Carmena. La portavoz municipal, Rita Maestre, confirmó en rueda de prensa que la intención del Ayuntamiento es "conjugar la protección de los espacios emblemáticos de la ciudad" con el "derecho" de estas personas de "desarrollar su actividad laboral". De tal forma que la Policía impedirá a estos artistas callejeros desarrollar su labor en la céntrica plaza.
Jorge es uno de los afectados. Cubano llegado hace ocho años a España, ejerce de artista callejero desde hace cinco. “Creo que han sido bastante duros con nosotros”, lamenta. “No hay ninguna solución con un fin, dicen que quieren legalizarnos”, continúa. “Con otros compañeros hemos acudido al Ayuntamiento a solicitar un permiso pero nos dicen que no existe”.
Este joven se transforma en un ajedrecista durante más de 8 horas al día. “Montar esto me llevó tres meses, con mis manos, y me costó 3.000 euros”, asegura. Y las ganancias, dice, se han visto reducidas por el cambio de calle. Y va más allá: “Si ellos me dan un permiso y yo le tengo que abonar algo mensual yo se lo abono”.
El gobierno madrileño tuvo que dar explicaciones tras la información publicada por el diario ABC, que informa de que el Ayuntamiento ha exigido poner fin a la instalación de estatuas humanas y obliga a identificarse a las personas disfrazadas, una acción que se enmarca en el plan de protección antiterrorista, según este periódico.
Por ello, el Ayuntamiento quiere impulsar una normativa que ordene la instalación de los mimos y las estatuas humanas en el espacio público, del mismo modo que se han restringido y delimitado las calles y los horarios donde pueden actuar los músicos callejeros que tienen además que solicitar un permiso municipal para ello, informa EFE.
Rafaela también cree que es necesaria la expedición de un permiso para poder trabajar en la Puerta del Sol. Esta venezolana lleva a cuestas desde hace cuatro años su patinete, junto a su marido y su hijo. “No me parece bien lo que han hecho. Nadie nos ha informado”. También pide que haya una solución rápida porque “necesitamos el trabajo ya que este es nuestro único sustento”. Asegura que llevan dos semanas fuera de Sol y que entre ellos hay cierto miedo a perder su trabajo. Para poder hacerlo han tenido que irse hasta la Plaza de Oriente donde, asegura, ganan menos dinero.
Un lamento que se repite en todas las conversaciones con las distintas personas que se transforman en estatuas humanas para ganarse la vida. “Nos afecta a nuestro trabajo pero de alguna manera hay que buscarse la vida”, dice Lucas, uno de los motoristas voladores, quien confirma que les han echado de Sol porque la Policía cree que las estructuras que utilizan pueden convertirse en camuflaje para explosivos.