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Para entender la solidez de la amistad que une a Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno, con Francisco Riquelme hay que remontarse a 1978. Por ese año, ambos estudian para presentarse a las oposiciones al cuerpo de registradores de la propiedad del Estado. Los dos jóvenes, procedentes de estrictas familias cristianas, se conocen en uno de sus viajes a Madrid. Uno viaja desde Pontevedra. El otro, desde Murcia.
Mariano tiene 23 años, ha nacido en Santiago de Compostela y es hijo de la enfermera Olga Brey y del jurista Mariano Rajoy, presidente de la Audiencia Provincial de Pontevedra. Mariano hijo, que todavía está en el último curso de la carrera de Derecho, conoce en Madrid a un chaval poco mayor que él que se presenta como Paco. Pronto, Mariano y Paco se sienten identificados el uno con el otro, aunque Riquelme procede de un mundo alejado de lo que hasta el momento ha conocido su amigo, un chico de ciudad.
Paco Riquelme nace en Abanilla, un pequeño pueblo del interior de la provincia de Murcia que a mediados de siglo pasado tiene 8.500 habitantes. A su familia se le conoce como la de Los majos. Su padre, Antonio, es agricultor. Su madre, Maruja, ama de casa. Aunque no sufren estrecheces económicas, tampoco tienen la misma holgura de bolsillo que los Rajoy Brey.
El mote de majo procede del abuelo paterno de Francisco, que se llamaba como él. En el pueblo, hasta donde viaja EL ESPAÑOL esta semana, cuentan que el hombre, cada vez que tenía una bestia buena, decía: “Mira qué burra tan maja”. Y de tanto repetir el adjetivo, el pueblo comenzó a llamarle por él.
Primer destino, casi juntos
Al año siguiente, en 1979, Mariano Rajoy se convierte en el registrador más joven del país en conseguir una plaza. En sus primeros años de trabajo fue destinado a Padrón (La Coruña), muy cerca de casa. En cambio, a su amigo Paco el majo, que también consigue plaza pero con peor nota, lo destinan a un pueblo lejos de Abanilla. En concreto, a la otra punta de España, Lalín (Pontevedra), situado a 960 kilómetros de su hogar. Pero el cambio tiene algo bueno: se podrá ver a menudo con su amigo Mariano.
En esos primeros años de profesión se fragua la amistad entre ambos. Los dos, ya como registradores, quedan a comer y salen juntos con bastante frecuencia. Luego vienen otros destinos para los dos, pero el lazo sentimental que les une ya nunca -al menos hasta la fecha- se iba a quebrar.
El martes le devolvió el puesto
Por esa inquebrantable amistad, este pasado martes, el día que Rajoy retornó a su plaza como registrador en Santa Pola (Alicante) y dejó de lado definitivamente la política tras dar el salto a ella en los 80, él y su amigo Paco almorzaron juntos, a solas, en el Restaurante Batiste, quizás el mejor de toda la localidad alicantina. Comida valenciana: estupendos arroces y excelentes mariscos y pescados. Habían pasado cuatro décadas desde que se conocieron. Sin embargo, seguían mirándose a los ojos con el mismo cariño que antaño.
Los dos amigos llegaron a Batiste sobre las 14.30 horas. La tertulia entre ambos después de la comida se alargó hasta casi las cinco de la tarde. 15 minutos después, Mariano Rajoy llegaba en coche oficial a la puerta del registro de la propiedad de Santa Pola. Lo hacía solo, salvo por la compañía de su séquito de seguridad.
Dentro ya le esperaba su amigo Paco Riquelme, que se había adelantado unos minutos. Allí, le mostró al expresidente su nuevo despacho y le presentó a los que ya son sus compañeros. Riquelme los conocía bien porque es el hombre que ha sustituido a Rajoy de “forma accidental” en la plaza del registrador de Santa Pola durante los últimos 28 años. Pero, ¿cómo ha sido posible? Todo empezó con una moción de censura.
La primera moción de censura
De nuevo, volvamos al pasado. A 1987. Mariano Rajoy es vicepresidente de la Xunta de Galicia. Seis años antes ha aterrizado en el Parlamento regional de la mano de Alianza Popular para solucionar los problemas de la gente corriente, como llevar la luz a las aldeas de su tierra natal. En las elecciones autonómicas de noviembre de 1985 se ha convertido en diputado autonómico por segunda vez. La primera fue en el 81.
Pero como hizo hace unas semanas Pedro Sánchez, en 1987 los socialistas gallegos presentan una moción de censura al gobierno encabezado por Gerardo Fernández Albor, mentor de Rajoy. El PSdeG logra sacarla adelante con sus 22 diputados y el apoyo de los 10 de Coalición Galega, los 5 del PNG y los 3 del PSG de Camilo Nogueira.
Rajoy, por ese tiempo, ya había cambiado de plaza como registrador. Antes de ser vicepresidente gallego se había instalado en el registro de Santa Pola. Su amigo Paco el majo, que estaba trabajando en el de Elche, se lo aconsejó. Ambos trabajarían a sólo 16 kilómetros de distancia. Paco le dijo a Mariano que era un lugar idóneo en el que vivir: buena comida, sol casi todo el año y la playa a un salto.
Sin embargo, en Elche y Santa Pola se cuenta que, en realidad, Rajoy ya sabía que quería dedicarse de lleno a la política durante más años y que su distanciamiento de ella era algo circunstancial. Varias fuentes del mundo judicial e inmobiario de la zona explican que Riquelme le habría propuesto a su amigo Mariano instalarse en tierras alicantinas con el fin de él poder acceder a su destino y guardárselo durante el tiempo que necesitara puesto que Riquelme tenía su vida hecha en esa zona geográfica y no pretendía cambiarse de residencia.
El relevo
Tras prosperar aquella moción de censura, Mariano Rajoy retomó en 1987 su trabajo como registrador en Santa Pola. Estuvo dos años, hasta que en 1989 se convocaron elecciones nacionales. Dichos comicios fueron impugnados en Murcia, Melilla y Pontevedra, lo que retrasó la toma de posesión de los diputados durante unos meses.
Finalmente, el 1 de abril de 1990 Mariano Rajoy se convierte en diputado del Congreso. ¿Qué pasaba entonces con su plaza de registrador en Santa Pola, si él ya no iba a abandonar la Cámara Baja hasta el pasado 15 de junio? Durante todo ese tiempo, 28 años, desde su escaño ha sido parlamentario raso, ministro y presidente del Gobierno.
En 1990, se dio la circunstancia de que Paco el majo era registrador en Elche. Riquelme explicaba este martes al reportero que, según la Ley Hipotecaria y en base a un cuadro de sustituciones, él era la persona a la que le tocó ser el sustituto de Rajoy, quien solicitó que se le declarase en “servicios especiales”. A Mariano se le reservaría la plaza y el destino, mientras que los ingresos del registro de Santa Pola se repartirían al 50% entre el registrador sustituto y el colegio de registradores.
La empresa de Riquelme, un día antes de que Rajoy lo propusiera
El íntimo amigo del expresidente del Gobierno constituyó una empresa de inversiones inmobiliarias, Inlimur, un día antes de que Rajoy le recomendase formalmente como interino para la cobertura de su plaza. Aportó un capital de 90.000 euros. Hoy oscila en torno a los dos millones. La propuesta escrita de Rajoy entró en el Ministerio de Justicia el 21 de febrero de 1990. El arranque de operaciones de Inlimur se produjo la víspera. En abril de ese año, Rajoy tomó cargo como diputado nacional.
Hoy, esa empresa, Inlimur, en la que está al frente la mujer de Riquelme, es propietaria de una inmensa finca en Abanilla de 50 hectáreas dedicadas a la explotación agrícola. Dentro, Paco Riquelme tiene un caserón. Mariano Rajoy ha visitado en varias ocasiones la finca. En el pueblo piensan que nunca lo ha hecho como presidente y sí en sus distintas etapas como ministro. Los vecinos dicen que la presencia policial les delataba.
“Siempre que llegaban, aunque no los veíamos, sabíamos que venían Paquito el majo y Rajoy porque había mucha policía por el pueblo dando vueltas. Eso sí, no salían de la finca”, explican varios ancianos reunidos en una esquina de Abanilla. Aunque el todavía presidente del PP no consta como dueño de los terrenos, en el pueblo se dice que “es la finca de Rajoy”.
Denuncia a un abogado: las ganancias, a la Iglesia
El abogado José Luis Mazón, con quien ha hablado EL ESPAÑOL, pidió hace unos años que se investigara si hubo un “apaño” entre Rajoy y Riquelme para repartirse las ganancias millonarias del registro de la propiedad de Santa Pola mientras el primero seguía en política. Aunque no existe un registro de los ingresos, en los años del boom inmobiliario el registrador pudo embolsarse sobre el millón de euros.
Durante 28 años… ¿imaginan cuánto pudo ganar el amigo de Rajoy? Varios millones, aunque se desconoce la cifra exacta. Hoy, ese volumen de negocio ha descendido considerablemente por el retroceso de la actividad del sector inmibiliario, principalmente.
Según fuentes del cuerpo de registradores, Rajoy podría ganar ahora entre 10.000 y 20.000 euros mensuales netos. Sin embargo, otras fuentes duplican dichas cantidades. Es decir, su sueldo anual como registrador oscilará entre los 120.000 euros (mínimo) y el casi medio millón de euros (máximo).
El abogado Mazón sostenía que Rajoy habría cobrado a través de Inlimur parte de los ingresos del registro de Santa Pola mientras el expresidente seguía en política. En 2016, la empresa tenía un patrimonio y activos por valor de 2,5 millones de euros y ningún empleado.
Paco Riquelme, que ha dejado el registro de Elche para ocupar el del número 2 de Orihuela, denunció al letrado y los jueces acabaron condenando a Mazón a abonarle 18.000 euros. Paco el majo dijo que, de ganar, donaría la mitad a Cáritas y el 50% restante a la Iglesia de San José de Abanilla.
“No me ha traído la foto de la boda con mi sobrino”
Esta semana, en Abanilla muchas personas hablaban del que en la actualidad es su vecino más ilustre. “Cojon… Hemos visto a Paquito 'el majo’ hasta en la sopa”, decía un vecino el mismo día que Francisco Riquelme salía en todos los informativos del país diciendo que Rajoy ha vuelto a su puesto en Santa Pola “con la normalidad entre las personas normales”.
Aunque en Abanilla todo el mundo le conoce, pocos quieren hablar abiertamente de Francisco Riquelme. Los que lo hacen, lo dibujan como un hombre muy creyente al que se le suele ver en misa cuando pasa por el pueblo con uno de sus varios todoterrenos de alta gama. Uno de ellos, un Porsche Cayenne.
Riquelme es patrono de la fundación del Real Madrid, equipo al que sigue. En la campaña de las elecciones nacionales del 2000 movió hilos para que José María Aznar visitase el pueblo.
Riquelme tiene dos hermanos. Francisco, el mayor, vive en Elche como él. La otra, Teresa, es quien este martes atiende al reportero a través de una ventana del caserón de dos plantas que la familia de Los majos tienen en mitad de Abanilla.
Teresa es chaparra, de pelo moreno y tímida. Hoy, ya sexagenaria y soltera, cuida de su madre, Maruja, de 90 años. Su padre ya murió. “Paco viene poco. Y cuando viene, le da un beso a su madre, habla algo con ella y se va. Él lleva otra vida distinta a la nuestra”, dice la hermana.
Teresa Riquelme cuenta que, desde muy pequeño, su hermano Paco era “listísimo”. “Sí, es verdad”, dice su madre, en una de las pocas palabras que se lanza a pronunciar. La mujer sufrió un ictus hace cuatro años y su salud está delicada. Además, le disgusta la presencia del periodista.
Entre madre e hija cuentan que Paco, a principios de los años 90, fue 'capitán' de la Santa Cruz durante la romería del pueblo. Se trata de unas fiestas que rememoran tiempos de la Reconquista.
- ¿Ha venido Rajoy alguna vez a visitarlas?- pregunta el reportero.
- Qué va, uy, Rajoy, qué va.
El actual registrador de la propiedad de Santa Pola fue uno de los cientos de invitados que en febrero pasado acudieron a la boda de un hijo de Paco El majo. Ese día, el todavía presidente del Gobierno se lanzó a bailar la canción Mi gran noche, de Raphael. Esa fecha, el registrador sustituto salió a recibir a las puertas de la iglesia al registrador titular. Los dos amigos volvían a estar unidos y próximos. Como ahora.
“Mi hermano -dice Teresa- me presentó a Mariano ese día. Eso está muy bien, pero todavía no me ha traído la foto con mi sobrino que me prometió”. Cosas de familia.